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E. Tironi: Jara debe ir por el voto de Parisi y el «populismo regionalista»

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El sociólogo y ensayista Eugenio Tironi, reconocido diseñador de la Franja del No en 1988, sostiene que los resultados de la primera vuelta presidencial obligarán a la candidata oficialista, Jeannette Jara, a realizar un ajuste estratégico en su campaña hacia la segunda vuelta. Tironi afirma que, en lugar de intentar capturar el voto de la centro-derecha de Evelyn Matthei, como era la estrategia inicial, Jara ahora deberá enfocarse en conquistar el voto de Franco Parisi, al que describe como un «voto de opción populista de regiones» y la gran sorpresa de la elección.

Tironi subraya que la votación de Parisi y el desplome de Matthei cambiaron el mapa político, revelando un resurgimiento del «viejo populismo regionalista» en lugar del supuesto «renacimiento del autoritarismo pinochetista» que se especulaba desde Santiago con la figura de Johannes Kaiser. Aunque el 26,8% obtenido por Jara fue inferior a lo esperado por su comando y vuelve «cuesta arriba» la competencia, Tironi no lo considera un resultado tan negativo, especialmente al quedar Parisi en tercer lugar, lo que le da a Jara una mejor capacidad competitiva que si Kaiser hubiese ocupado esa posición.

El sociólogo descarta que la votación de Jara pueda interpretarse directamente como un «voto de castigo» contra la administración de Gabriel Boric, argumentando que una adhesión del 26-27% no es tan mala para un gobierno calificado como el «peor de la historia». No obstante, la cercanía con Kast hace que un triunfo de Jara sea «casi milagroso», aunque sí «puede competir» gracias a que Parisi quedó como tercera fuerza.

La nueva estrategia que Tironi sugiere a la candidata comunista debe ser la de evitar el «recentramiento clásico» (dar confianza al establishment conservador), para en su lugar, presentarse como la figura que interpreta las demandas de la «clase media emergente». Esto implica enfocarse en bienes materiales, la movilidad social y el apoyo estatal, dirigiendo su mensaje a las regiones a través de sus parlamentarios más exitosos.

Tironi destaca que un atributo clave de la candidata es su capacidad para reconectar a la izquierda con los sectores populares, que se identifican con ella. Describe a Jara como una líder «improbable»: una figura comunista sin retórica maximalista, ex ministra del Trabajo y ajena a la élite política tradicional. Su irrupción «incomodó» al Partido Comunista (PC) y sorprendió al Frente Amplio, obligando a todos a reconocerla como el liderazgo más competitivo del oficialismo.

El sociólogo ve en Jara una figura diferente a la del Presidente Boric, a quien compara con el «niño rebelde», mientras que ella es la «niña matea» o la «inspectora», que trae de vuelta el «sentido del orden y la autoridad», reflejando el sello meritocrático de su familia y la disciplina comunista. De cara al balotaje, Jara ha mostrado «sin complejos» un distanciamiento del PC, ha anunciado un posible congelamiento de su militancia y ha marcado diferencias con el estilo del actual gobierno, siendo esto un «quiebre sustancial» con la dirigencia de su partido.

Respecto al legado del Presidente Boric, Tironi estima que no fue el que él esperaba (sepultar el neoliberalismo y lograr una nueva Constitución refundacional), sino que su rol histórico fue el de «pilotear un aterrizaje suave de Chile hacia una nueva normalidad». Su gran logro, comparable a la pacificación de Aylwin, es «haber pacificado al país» de la violencia callejera, el desborde institucional y la inmigración incontrolable, permitiendo un nivel de civilidad electoral «extraordinario».

Además, Tironi enfatiza que el gobierno de Boric tiene el mérito de que la izquierda hiciera suya «sin complejos» la causa de la seguridad ciudadana y el combate a la criminalidad, superando la visión anterior de que era solo una consecuencia de desigualdades. Aunque reconoce que casos como el de Monsalve y los Convenios «nublan muchísimo la visión», no «empañan por completo» el legado, siendo la coalición que deja Boric un activo que la derecha envidiaría.

Finalmente, Tironi sostiene que Jara es «hija del gobierno», ya que su ascenso se debe a su nombramiento como ministra del Trabajo. Aunque la candidata insista en que no es la continuidad y se aleje del gobierno (lo cual es natural), su atractivo para el mundo popular podría generar rechazo en la clase media de Santiago, llevando a sectores como Ñuñoa a votar por ella «agarrándose el estómago». (NP-Gemini-La Tercera)