Desde la huida en 1997 del líder y fundador de Colonia Dignidad y su muerte en prisión en 2010, esta comunidad alemana en el sur de Chile ha vivido un proceso de apertura y cambios, bajo el nombre de Villa Baviera. Sin embargo, un grupo de excolonos denuncia que se mantiene la estructura económica que creó Paul Schäfer, en beneficio de una cúpula.
A su llegada en 1961, siguiendo al predicador, los alemanes pusieron sus ahorros y su trabajo. Compraron terrenos, levantaron casas, un hospital y negocios agrícolas. Llegaron a tener 17 mil hectáreas de terreno. Trabajaron como esclavos por más de cuatro décadas, sin recibir sueldo ni pago de imposiciones para la jubilación.
En la década de 1990, Schäfer organizó un intrincado sistema de sociedades anónimas cerradas y repartió acciones. Sin embargo, excolonos reclaman que la gran mayoría no percibe dividendos ni participación en las ganancias del hotel, restaurantes y otras empresas. Solo en una oportunidad les llegó un pago, equivalente a menos de un euro.
«El sistema es injusto. Se rige por estatutos que no favorecen a todos los accionistas, colonos y ex colonos, sino que solo a las empresas», dice a DW Jürgen Bohnau, quien nació en Colonia Dignidad en 1978. Bohnau apunta a la administración, a cargo de los hijos de los colaboradores cercanos al antiguo líder: «Un grupo de cuatro familias está gobernando este sistema y no se toman las decisiones en forma democrática. Vemos que el patrimonio se va achicando, venden terrenos, bosques y maquinarias y no recibimos ni un solo peso».
Harald Lindemann, excolono que llegó al asentamiento a los 3 años, coincide. «Como de todas esas decisiones no nos informaron, podría ser que un día hayan vendido todo. Por eso queremos actuar antes de que sea demasiado tarde», señala a DW.
«El patrimonio pertenece a todos, pero la estructura empresarial no permite que cada uno tenga su parte. Por muchos años hemos pedido cambios, a través de cartas y reuniones, pero no hay respuesta. Por esta razón hacemos este acto de protesta», agrega Bohnau.
COLONOS EXIGEN PAGO DE DEUDA
Es la primera vez que se movilizan para exigir sus derechos como propietarios. El pasado 17 de marzo, un grupo de 20 personas, en representación de actuales y antiguos habitantes del enclave, incluidos algunos que viven en Alemania, protestaron con carteles y banderas y bloquearon el ingreso de visitantes y turistas.
El abogado Winfried Hempel, excolono y representante de víctimas de la secta, indica que en una encuesta entre 221 colonos y excolonos, en Chile y en Alemania, se impuso una clara mayoría.
«Solamente 51 personas quieren mantener el sistema, y todos los demás están por disolver el holding o reformarlo tan profundamente que cada uno tenga la opción de llevarse su parte», dice a DW.
Según explica Hempel, aspiran al reconocimiento formal de la deuda y acordar una solución, que «puede ser la transferencia de parcelas de terreno, o que algunos rubros, como el turismo o agrícola, se entreguen a varias familias».
«No hemos encontrado un acuerdo común sobre cómo manejar nuestro patrimonio, sino que cayó automáticamente en las manos de las firmas que fundó Schäfer. Por más de 20 años los colonos han querido tener la propiedad de las tierras para que ellos mismos las puedan trabajar», añade Lindemann. «Hay una gran deuda de parte del sistema de empresas. Hay que modificarlo a favor de todos», concuerda Bohnau.
COLONIA LEVANTADA CON TRABAJO ESCLAVO
La historia de Bohnau es similar a la de otros excolonos. Sus padres y abuelos llegaron desde Alemania en 1961: «Trajeron su capital que invirtieron acá y ayudaron a levantar Colonia Dignidad con su trabajo de manera esclavizada».
Sus acciones de las empresas de Villa Baviera lo convierten en propietario, pero también exige sus derechos como víctima. «Este patrimonio pertenece a todos, también por la vida de esclavitud y la cruel historia que tuvimos. Aquí hubo delitos muy graves», afirma.
«Ellos se niegan al diálogo. Por eso hemos tomado estas medidas», afirma Lindemann. Junto a Astrid, su mujer, probó suerte fuera de la colonia, pero regresó a trabajar allí. Aunque aún vive en Villa Baviera, se independizó en lo laboral y puso un carro de comida y especialidades alemanas en un bosque cercano.
«La vida bajo Schäfer fue tan dura que no queremos volver nunca a ese régimen», asegura. En su infancia fue separado de su familia, golpeado y torturado junto a un grupo de niños. Creció junto a los que hoy administran las empresas y esperaba que intentaran compensar lo que hicieron sus padres.
«Todos fuimos víctimas, pero un grupo ha tomado el poder. No tenemos otra herramienta que protestar abiertamente frente a la sociedad», explica Bohnau. «Ellos tienen buenos ingresos y manejan todo, es difícil que quieran cambiar algo. La única posibilidad de lograr algo es con presión».
Si no atienden nuestras demandas vamos a volver a protestar en forma masiva. No vamos a retroceder, esto va a seguir», subraya Lindemann.
La Asociación de Ex-Colonos Víctimas de Colonia Dignidad (ADEC) ha intentado dialogar a través de una mesa de trabajo con la administración, pero Hempel señala que en los últimos tres años solo han tenido tres reuniones y no hay avances. Ahora los manifestantes esperan respuestas. Solicitaron una asamblea extraordinaria de accionistas, que debería llevarse a cabo en las próximas semanas.
Ante la consulta de DW, la administración de Villa Baviera respondió mediante un comunicado. Si bien reconoce el derecho a manifestarse en forma pacífica y sin infringir la ley, dice que «el bloqueo del ingreso fue sorpresivo y sin oportunidad de diálogo alguno». Señala que esta acción generó un perjuicio, por lo que no descarta acciones legales en contra de los responsables.
No obstante, la administración reconoce estar hoy «en un proceso de análisis y evaluando la situación para tomar futuras buenas decisiones por el bien mayor de todos». (DW)