Devuelvan la marca “Chile”-Isabel Plá

Devuelvan la marca “Chile”-Isabel Plá

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Una semana para llorar a gritos, si la marca “Chile” tiene alguna importancia para el presente y el futuro del país.

Partimos con la exclusión de la FIFA de la candidatura conjunta con Argentina, Uruguay y Paraguay, para ser sede en el Mundial del 2030.

Seguimos con un video que recorría redes sociales, mostrando la omisión institucional de Chile en una de las más prestigiosas ferias de turismo de Europa, mientras en el mismo lugar se disputaban sendos espacios Argentina, Perú, Colombia, Guatemala, ¡hasta Nicaragua!

Antes padecimos el desprecio que decidió el Ministerio de las Culturas (“declinamos”, para ser fiel al comunicado oficial), para que Chile concurriera como el Invitado de Honor, ni más ni menos, que en la Feria del Libro de Frankfurt del 2025. Ninguna declaración posterior alcanza para explicarnos por qué se desaprovechó la oportunidad de protagonismo en el encuentro literario y editorial más importante del mundo.

Visto con buena voluntad, a cualquier gobierno pueden pasarle ocasionalmente bochornos como esos. Una autoridad que no tiene la visión para entender la importancia de que Chile esté acá o allá; errores en eventos internacionales. O diplomáticos haciendo estupideces, avergonzándonos frente a lentes indiscretos o a filtraciones inesperadas.

El problema es que no son casos aislados. Admitamos que la degradación del nombre de Chile va camino a ser una tendencia.

Son demasiadas las decisiones que nos van arrinconando, las declaraciones que nos alejan de oportunidades (la repasada presidencial a las multinacionales en la última Asamblea de la ONU, sin ir más lejos), demasiada la seguidilla de caídas en rankings internacionales.

Los nombramientos que hizo el Gobierno en varias embajadas son una expresión de aquello, que no sabemos si es descuido, inexperiencia o tiene una intención determinada. Mantener un año vacía la Embajada en Brasil; nombrar en España a un representante que promueve el nombre de Chile avergonzado de las “políticas que profundizaron la desigualdad”. O en Reino Unido, a una embajadora con cero experiencia pública, que deja el cargo en medio de un escándalo e involucra el nombre del rey Carlos III.

El economista José Luis Daza reclamaba esta semana en Twitter (ahora X), con toda razón, que “políticos, intelectuales, periodistas construyeron una falsa realidad sobre Chile, el país más exitoso en el continente en indicadores sociales y económicos”. Lo hacía a propósito de un estudio que mostraba al país como el único de la región con agua potable aceptable.

Posestallido, una procesión de dirigentes de la izquierda celebraba en medios y foros internacionales la barbarie, el “despertar” ante la desigualdad. Fue la oportunidad perfecta para sacar a la luz la incomodidad escondida por años con ese Chile potente, que generaba orgullo colectivo y se aproximaba a ser sede de APEC y la COP.

Un país que durante décadas había abrazado el capitalismo y forjado una clase media con aspiraciones irrenunciables, concesionarias que mejoraban carreteras y servicios básicos, etc., merecía el desate de la violencia para reorganizarlo todo y volver a empezar.

Hay todo un mundo político, que coincidentemente es parte del actual oficialismo, al que le avergonzaba que nos distinguiéramos del resto de América Latina. Ufanarse del reconocimiento internacional por la libertad económica, el ingreso per cápita y la transición ordenada, era una señal de arribismo, de desanclarnos de la impronta de un continente cruzado por la violencia, la inestabilidad y la consecuente miseria.

Nos enteramos ayer de que la Fundación Imagen País celebró su primera reunión del año recién pasaditas las Fiestas Patrias. Huelgan más comentarios.

Tenemos por delante los Juegos Panamericanos, una oportunidad de reconstruir algo de lo que estamos perdiendo. Veamos cómo resultan. (El Mercurio)

Isabel Plá