Detrás de la ventana -Iris Boeninger

Detrás de la ventana -Iris Boeninger

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Sumergidos en un torrente de serios problemas, el capitán no cuenta con un plan de navegación. La brújula oscilante de un barco sin rumbo marea a los pasajeros.

Tenemos una economía relativamente sana pero estancada hace 10 años. La inflación está en el orden del 3,5 % anual. El desempleo aumentó al 8,5 % (alto para nuestros estándares). Chile sigue estando en el círculo vicioso de la economía. Se debe pasar al virtuoso. ¿Cómo?

Primero, para crecer debe existir ahorro e inversión. Ambas variables tienen una correlación positiva con el PIB del país. Para que Chile pueda crecer, el Estado debe asignar de manera eficiente los recursos tal que haya inversiones. De esta forma, tanto a nivel público como privado las inversiones generan empleo y un nivel de productividad por trabajador adecuado y sostenible. Si los niveles de ahorro de un país son insuficientes, este tendrá que atraer inversión extranjera para poder crecer.

Segundo, la estabilidad política junto a un marco legislativo apropiado y el derecho a la propiedad, tanto física como intelectual, son fundamentales para fomentar y atraer la confianza de los inversores tanto públicos como privados.

La incertidumbre económica causada por la inestabilidad política frena la inversión.

Chile lleva cuatro años y medio de inestabilidad. El estallido de violencia de octubre de 2019 dejó secuelas complejas, ya que la violencia no sólo fue validada sino premiada, invitando a la primera línea al Parlamento. Luego se otorgaron indultos y pensiones de gracia. En la memoria colectiva nacional e internacional ha quedado grabada esta severa crisis, preguntándose muchos: ¿Qué pasó con Chile? Sumamos a ello que el actual gobierno, siendo oposición en ese momento, validó la violencia como medio de expresión denostando además los 30 mejores años de desarrollo de Chile.

Aumentó aún más la inestabilidad fruto de dos fallidos procesos constituyentes. El primero, apoyado por el actual gobierno, pretendía dividir a Chile en once naciones cada una con su sistema de justicia y un Parlamento disminuido. Esto hubiera dejado una débil institucionalidad y falta absoluta de gobernabilidad. El contundente rechazo del 4 de septiembre de 2022 no frenó a personeros del Partido Comunista a continuar con la esperanza de volver a insistir en una Asamblea Constituyente. En el segundo proceso, personeros del actual gobierno, la ex Presidenta Bachelet y otros políticos apoyaron la opción del En Contra, eligiendo quedarse con la actual Constitución, la que habían denostado en el proceso anterior.

La imagen hacia los inversionistas es entonces confusa.

¿Hacia dónde va el barco? ¿Seguirá navegando entre experimentos constitucionales?

Como si fuera poco lo antedicho, un tercer elemento que se agrega a la película de Chile son los casos de corrupción de Fundaciones cuyos fondos fueron asignados por el gobierno. Sumamos además una enorme cantidad de corrupción en municipios, otras instituciones y personajes que están siendo investigados por la justicia. Esto aumenta el panorama de incertidumbre que rompe con la confianza de los inversores tanto nacionales como extranjeros, lo que supone una clara reducción del potencial de crecimiento económico.

Para cerrar este poco atractivo entorno que atraiga inversiones, el avance del narcotráfico, la inseguridad y violencia, secuestros, homicidios junto a sospechas de venezolanos del gobierno de Maduro actuando en Chile, oscurecen aún más el panorama.

Este análisis no considera la difícil situación internacional que nada bueno puede agregar.

Claramente Chile no cumple en este momento con las premisas básicas que permitan un desarrollo que le dé mejor calidad de vida a los habitantes tal que recuperen libertades básicas perdidas.

El gobierno y toda la clase política son responsables de esta situación y por ende deben actuar en consecuencia en forma urgente.

El círculo virtuoso en economía implica una interacción positiva entre diferentes factores económicos y sociales que se retroalimentan positivamente lo que genera un crecimiento sostenido. A medida que el crecimiento económico y el empleo aumentan, también lo hace el ingreso disponible de las personas, mejorando su calidad de vida. Con un mayor nivel de ingreso disponible, las personas pueden acceder a una mejor educación, atención médica y vivienda, lo que a su vez mejora su bienestar y su potencial de desarrollo.

Si Chile pudo, Chile puede.

El genial Dostoyevski define la libertad como una cualidad inherentemente humana. Nos enfrenta a esa tarea tan personal de asumir los riesgos de la propia existencia y las responsabilidades derivadas de elecciones libres y vitales.

La libertad nace de las opciones: comprarse una vivienda, salir sin miedo, acceder a mejores empleos, acceder a una buena educación, contar con una salud digna. En síntesis, elegir cómo vivir nuestras vidas.

El gobierno tiene la obligación de gobernar bien, de hacer crecer la economía, de atraer inversiones y generar crecimiento.

Debe tomar las decisiones correctas ya que las consecuencias afectan directamente a los ciudadanos. Los hechos nos demuestran que no se están contemplando las necesidades de la gente. En consecuencia, se restringen las libertades de la gente.

Si la política pone sus intereses personales y partidarios por sobre los intereses colectivos de los ciudadanos no se resolverán los puntos enunciados precedentemente. Los ciudadanos seguirán mirando detrás de la ventana mientras esa libertad esencial de elegir cómo quiere vivir queda cercenada.

Mussolini decía: «El pensamiento sin acción es una utopía. La acción sin pensamiento es una locura».

A pensar y actuar en consecuencia por el bien de Chile y los chilenos. (El Líbero)

Iris Boeninger