Descontrol en quién entra y sale de Chile

Descontrol en quién entra y sale de Chile

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El presunto secuestro del asilado político venezolano Ronald Ojeda Moreno ha llevado al gobierno a anunciar una serie de medidas para evitar que el exmilitar sea llevado fuera del país. Pero dado que Chile ha demostrado, en los últimos años, ser incapaz de controlar el ingreso de inmigrantes indocumentados, resulta hasta pintoresco que el gobierno anuncie que reforzará los controles fronterizos para evitar la salida forzada de este asilado político. Cualquier secuestrador que haya puesto un mínimo de atención a lo que viene ocurriendo en Chile sabe que no se necesita pasar por controles oficiales para entrar o salir del país.

El asilado político Ojeda Moreno, que recibió esa condición por parte del gobierno del Presidente Gabriel Boric a fines de 2023, está desaparecido desde que fue sacado de su casa por supuestos agentes del Estado de Chile. Pero no sabemos quiénes están detrás del presunto secuestro ni cuáles son los motivos. Hay buenas razones para sospechar del régimen en el poder en Venezuela, pero ningún país serio y responsable puede acusar sin tener evidencia concluyente y definitiva. El gobierno ha hecho lo correcto al pedir calma para aclarar lo ocurrido.

La oposición, en cambio, ha pecado una vez más de oportunismo y cortoplacismo. Mientras algunos se apuran en pedir que el Presidente suspenda sus vacaciones y/o convoque nuevamente al Cosena, otros han intentado asociar este caso a la creciente ola de delincuencia que afecta al país. Pero las naciones con instituciones sólidas no alteran el funcionamiento de sus instituciones cuando ocurren situaciones irregulares —y potencialmente criminales— como la presunta desaparición de Ojeda Moreno. Solo en países con instituciones débiles y líderes personalistas fuertes todos los problemas recaen en el presidente.

Es cierto que, de comprobarse que Ojeda Moreno fue secuestrado por agentes de un país extranjero, habrá un importante conflicto bilateral. Pero mientras no haya evidencia concluyente de eso, los líderes de la derecha deberían dejar de pedir, con cierta histeria e irresponsabilidad, una convocatoria del Cosena. La estructura regular de mando que existe en Chile permite que las autoridades a cargo reciban cualquier información que pudieran tener los aparatos de inteligencia y la utilicen para poder cumplir debidamente sus tareas. Además, después de que la derecha ha sostenido que el Presidente Boric no tiene dedos para el piano, resulta incomprensible que algunos líderes de ese sector ahora pidan que Boric regrese a La Moneda para hacerse cargo de esta potencial crisis. Primero, hay que saber bien lo que ha pasado. Después hay que tomar medidas con la cabeza fría.

Lamentablemente, hay buenas razones para dudar de la capacidad de las instituciones para dilucidar lo que realmente ocurrió. Durante el estallido social, hubo destrucción de decenas de estaciones del metro, quema de iglesias y lugares de culto y destrucción de propiedad pública y privada. Cuatro años después, todavía no se sabe quién estuvo detrás de esos atentados y del vandalismo. Bien pudiera ser el caso que este presunto secuestro se sume a la lista de los miles de delitos y crímenes que se cometen en el país y quedan impunes.

La Fiscalía y el Poder Judicial no han hecho bien su trabajo en los últimos años. Desafortunadamente, y esperando que este no sea el caso, muchos asesinatos y otros crímenes que ocurren en el país nunca son aclarados y muchos asesinos y criminales transitan libre e impunemente por las calles.

El gobierno, intentando demostrar que está en control de la situación, hizo declaraciones que solo alimentan el temor de que nadie tiene el control. Al anunciar que se pondrá especial cuidado en evitar la salida forzada de Chile de Ojeda Moreno, el gobierno solo subraya la incapacidad del Estado para controlar la frontera. Es sabido que, por pasos ilegales, cualquiera puede entrar o salir de Chile.

La desaparición de Ojeda Moreno es muy preocupante por varias razones. Primero, se suma a la evidencia de un creciente número de secuestros y presuntos secuestros. Segundo, Ojeda Moreno era un asilado político al que nuestro país ofreció protección. El gobierno de Boric parece no entender que otorgar asilo político no es solo entregar un permiso de residencia. Tercero, cuando la principal preocupación de la ciudadanía es precisamente la delincuencia y la violencia, este caso viene a alterar todavía más a una población atemorizada y preocupada.

En los próximos días es de esperar que se aclare dónde está Ojeda Moreno. Por lo pronto, sabemos que ni el gobierno ni la oposición de derecha han demostrado estar a la altura de las circunstancias. Lo que es peor, queda meridianamente claro que el país no es capaz de controlar ni la entrada ni la salida de personas del territorio nacional. (El Líbero)

Patricio Navia