Chile está cambiando. La criminalidad ha dejado de ser una expresión aislada o espontánea y se ha transformado en una amenaza estructural. Lo que antes eran delitos de oportunidad, hoy operan bajo la lógica del crimen organizado. El reciente reportaje de T13, publicado el pasado 18 de junio —donde se denuncia una serie de intentos de secuestro a escolares en comunas como Quilpué, Las Condes, La Florida y Renca— no es una anécdota ni un caso aislado: es una advertencia.
Y la advertencia es clara: nuestros niños y niñas ya no están seguros ni siquiera en los trayectos escolares. Ante esta realidad, surge una pregunta incómoda: ¿Estamos esperando una respuesta institucional? ¿O vamos a tomar el control desde nuestras comunidades, barrios y familias?
En lo que va del año, se han registrado 19 secuestros en la Región Metropolitana, según datos del Ministerio del Interior citados por El Mostrador (abril de 2025). De ellos, al menos el 63% se trata de secuestros extorsivos con exigencias de rescate, muchos de los cuales se vinculan con bandas extranjeras como el Tren de Aragua.
Por otra parte, y de acuerdo al reportaje publicado por T13, las denuncias por intentos de rapto han aumentado 18% respecto a 2024, en su mayoría concentradas en sectores escolares. En algunos casos, los sujetos intentaron subir por la fuerza a menores a vehículos con vidrios polarizados. En otros, merodearon colegios a distintas horas, marcando horarios y patrones.
Lo alarmante no es sólo la cifra, sino el silencio institucional ante el patrón evidente.
Hoy los colegios cuentan con planes para incendios y terremotos. Pero muy pocos tienen protocolos claros ante amenazas externas como intentos de secuestro o acoso criminal organizado. La mayoría de los establecimientos han optado por comunicados internos, cadenas de WhatsApp o suspensiones momentáneas. Pero no hay, al menos a nivel nacional, una estrategia real de Seguridad preventiva en entornos escolares.
Y aquí es donde debemos comprender una idea incómoda, pero urgente: la Seguridad no se delega completamente al Estado. Se gestiona. Y se gestiona desde el territorio, desde la comunidad y desde la familia.
En el ámbito corporativo, la metodología Executive Security de Insight Security, ha sido diseñada para que ejecutivos y sus familias aprendan a gestionar su Seguridad y puedan lidiar, evadir y enfrentar amenazas complejas. Lo interesante es que muchos de sus principios son perfectamente replicables en el contexto escolar y familiar. Es un servicio, que gracias a la experiencia de quienes lo diseñaron, es perfectamente adaptable para familias y escolares porque la Seguridad efectiva no se improvisa. Se entrena, se comunica y se ensaya.
Chile debe aprender que el crimen organizado opera con lógica empresarial: evalúa riesgos, repite patrones, busca debilidades. Si ven que los trayectos escolares son espacios desprotegidos, seguirán actuando allí. Pero si ven reacción, comunidad organizada, rutas vigiladas, niños capacitados y familias informadas, buscarán otro blanco. Así de frío. Así de real.
La Seguridad no es un lujo. Tampoco es sólo responsabilidad del Gobierno. La Seguridad es una tarea compartida, una política diaria… una red que se teje entre desconocidos que deciden no ser indiferentes.
Cuando protegemos a nuestros niños, no sólo cuidamos el presente: protegemos la idea misma de país. (Red NP)
Gonzalo Cornejo
CEO de Insight Security



