Cultivar el sentido social-José Francisco Yuraszeck

Cultivar el sentido social-José Francisco Yuraszeck

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Cada año, desde 1993, en agosto, celebramos el Mes de la Solidaridad, en memoria del padre Hurtado, cuya muerte conmemoraremos hoy martes 18. Ocurre con algunos conceptos, como el de la solidaridad, que -de tanto usarlos- pueden perder su contenido: ¿de qué se trata la solidaridad? La definición en la enseñanza social de la Iglesia se encuentra en la Encíclica Sollicitudo Rei Socialis, escrita por Juan Pablo II en diciembre de 1987: “La determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”. Si vamos a los escritos del padre Hurtado, no es esta una palabra que él haya utilizado, aunque conceptualmente algunas se le aproximan. Particularmente, es significativa la comprensión que él le da al sentido social.

Uso el cultivar al encabezar estas letras a propósito. ¡Cultivemos el sentido social! Es un verbo relacionado con la agricultura. Supone un tiempo de preparación, otro de siembra, otro de espera, otro de cosecha y, así, al ritmo de los ciclos de la tierra y el sol, el frio, el calor. El padre Hurtado menciona el sentido social como un elemento central de la formación de la juventud. En su libro “Humanismo Social” propone que a los niños, desde pequeños, se les transmita que son con otros, que forman parte de una comunidad y que las alegrías y dolores de los demás, han de ser también las propias. Funda en el sentido Social el llamamiento a la sindicalización, a la organización de los trabajadores para contrarrestar el poder casi total del capital. También en este sentido social funda la crítica al desenfreno y a la vida despilfarradora de los más ricos, particularmente de los jóvenes. En el capítulo X de “Humanismo Social”, habla de hacer un gran trato de amistad: la gran escuela del sentido social, de la justicia, de la caridad, es la práctica y ninguna práctica es más provechosa que el trato social de cada día. ¿Qué hay que estimular? Ante todo, el interés por los demás. Ponerse en el punto de vista ajeno. Estimar a los demás. Las pequeñas atenciones. Aprender a conversar. ¡Callar! No dogmatizar.

En las actuales circunstancias, la pandemia y sus efectos nos han ayudado a evidenciar que nadie se salva solo. Basta que algunas personas no cumplan las instrucciones de la autoridad en lo que se refiere a las medidas preventivas, para que se afecte la salud de toda la población. ¡Lo mismo ocurre en todas las esferas de la vida en tiempos normales! Lo que hacemos o dejamos de hacer, para bien o para mal, afecta a los demás. Requerimos de instituciones sólidas y ágiles, que puedan responder a las cambiantes circunstancias, sirvan al bien común y particularmente a quienes entre nosotros van quedando al margen del progreso.

Ad portas de un plebiscito que dirimirá si emprendemos el camino de redacción de una nueva constitución, retomar las enseñanzas del padre Hurtado, padre de la Patria a decir del Presidente Lagos con ocasión de su canonización, puede ser asunto de vida o muerte. Nunca Chile había sido tan rico, considerando ciertos parámetros macroeconómicos, como en octubre de 2018. ¿Qué explica el estallido social? Me atrevo a afirmar que la falta de sentido social con que hemos vivido estas últimas décadas. Un primer paso, para poder cambiar el mundo, es ponerse en el lugar, en el mundo del otro. A eso les invito en este Mes de la Solidaridad. (La Tercera)

José Francisco Yuraszeck

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