Cuatro claves en la elección de gobernadores-Isabel Plá

Cuatro claves en la elección de gobernadores-Isabel Plá

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Se van instalando cuatro conclusiones de amplio consenso, tras la elección de segunda vuelta de gobernadores regionales.

La primera y más preocupante es la debilidad electoral que mostró Chile Vamos. El oficialismo pierde en todas las regiones, con excepción de La Araucanía, en donde un joven Luciano Rivas derrota a Eugenio Tuma, un veterano de la izquierda de la zona, capitalizando la demanda de estado de derecho y seguridad.

La derecha tiene hoy solo dos caminos. Rendirse al desánimo y conformarse con salvar los muebles en las elecciones parlamentarias. O evaluar con la mayor agudeza las razones de esos resultados, reconectar su proyecto político con la ciudadanía y sus dolores; y hacer la pega desplegándose territorialmente en todo el país. En un mes habrá primarias para elegir al candidato presidencial, y tanto en la histórica abstención del domingo como en los votantes que respaldaron a candidatos de la centroizquierda para impedir triunfos del Partido Comunista hay una oportunidad de recuperar respaldo. La primaria tiene que plantearse como la oportunidad de elegir, con amplia participación, al candidato con mayores probabilidades de pasar a segunda vuelta (a mi juicio, Joaquín Lavín) y de ganarle a la carta de la izquierda (que probablemente será Daniel Jadue)

En segundo lugar, la elección deja en buen pie a Unidad Constituyente (ex Concertación). Elige a 11 de 17 gobernadores regionales, lo que le permitirá con toda seguridad recuperar en una próxima elección parlamentaria un electorado que no la acompañó en la elección de constituyentes. Ese resultado sin duda era el que esperaba la DC para instalar a la senadora Yasna Provoste como la candidata presidencial más competitiva de la centroizquierda.

La tercera conclusión es el surgimiento de una disputa muy fuerte entre dos izquierdas. Una con débiles credenciales democráticas, que entiende la política solo desde la confrontación permanente y la exclusión de quienes no compartimos su visión ideológica. Y otra, que está advirtiendo el error de haberle cedido la interpretación histórica de lo ocurrido en Chile en los últimos 30 años a quienes son sus evidentes adversarios, y que debe ahora proponer un proyecto político que lo diferencie y valorar con mayor claridad la democracia y sus reglas.

La elección del gobernador regional en Región Metropolitana representa con claridad esa disputa. Claudio Orrego entendió bien los efectos de la narrativa agresiva y excluyente de Karina Oliva, la enfrentó en innumerables foros y en los medios. Orrego gana, además, por el temor de muchos electores que nunca antes votaron por la DC, la misma semana en que 34 constituyentes de la Lista del Pueblo e independientes llamaron al “desborde” del proceso constitucional, a liberar a imputados por graves delitos y a incumplir las reglas del Acuerdo de Noviembre de 2019.

La cuarta y tal vez la más importante conclusión es que no es posible proyectar la elección presidencial a partir de los resultados del domingo, con una participación de menos del 20 por ciento del padrón electoral. Creo en la virtuosa relación de derechos y deberes, por eso no veo con malos ojos volver al voto obligatorio, aun cuando creo que no era ahora el momento de impulsarlo, en pleno espiral de elecciones. Y, con todo, no es la obligatoriedad del voto lo que probablemente impulsa la participación, sino el respeto por la política como una actividad para servir a la ciudadanía y no como se percibe hoy, distanciada y como centro de disputas estériles por el poder. (El Líbero)

Isabel Plá

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