La arista del Caso Fundaciones que más revuelo reciente ha causado afecta directamente al Presidente de la República. Aunque el Frente Amplio se ha apurado en salir a polemizar para presentar esta crisis en un ataque contra el partido, la identidad de los involucrados en esta arista y la sospecha de que se trata de dineros públicos desviados para financiar campañas electorales y actividad política constituyen una amenaza política evidente para el Presidente Gabriel Boric. A menos que Boric aclare pronto qué sabía, qué intentó averiguar, y de qué forma se involucró en la respuesta que presentaron las personas investigadas en esta arista ante la Fiscalía, aumentará la sospecha de que el Presidente está ocultando información y que estaba al tanto de las irregularidades y posibles delitos que se cometieron con recursos públicos que fueron asignados a la Fundación ProCultura.
A diferencia de lo que ha ocurrido con otras aristas de este escándalo, incluida la de Democracia Viva, que han afectado a otros líderes del Frente Amplio, la arista de ProCultura afecta directamente al Presidente Boric. La cercanía innegable de Alberto Larraín con Boric y las múltiples conexiones que había entre Larraín, su exesposa, su pareja actual y el círculo íntimo del Presidente son motivo suficiente para sospechar que Boric pudo haber estado al tanto del vertiginoso crecimiento de recursos públicos que fueron asignados a ProCultura a partir de marzo de 2022. El hecho de que Boric haya sido identificado en las escuchas telefónicas autorizadas por la justicia a los teléfonos de propiedad de Alberto Larraín evidencian que el Presidente estaba preocupado del avance de la investigación de una forma que no resulta razonable para la principal autoridad política del gobierno. El interés que demostró Boric en sus conversaciones telefónicas en la investigación es difícil de explicar.
Aunque ahora el gobierno busca alejarse de Larraín y de ProCultura, es innegable que Boric tenía una cercanía con esa Fundación. Su pareja de entonces trabajó para la Fundación y varios otros que trabajaban y participaban activamente en ProCultura también son cercanos a Boric.
El rápido aumento de recursos públicos que fluían a ProCultura es difícil también de explicar. Pero resulta todavía más difícil de explicar que haya desaparecido dinero asignado a proyectos específicos que nunca fueron realizados o que, habiendo sido realizados, no fueron pagados por ProCultura. La justicia deberá dirimir si hay delitos y quiénes son responsables de esos delitos, pero los datos que públicamente se conocen constituyen razón suficiente para sospechar que estamos ante mecanismos de financiamiento ilegal de campañas electorales. Como en 2022 se realizó el plebiscito constitucional de la primera propuesta, hay buenas razones para sospechar que parte de los recursos potencialmente desviados fueron a financiar parte de la campaña del Apruebo.
No sería la primera vez que en Chile tenemos un escándalo asociado al financiamiento irregular -y potencialmente ilegal- de campañas. Pero el hecho que este escándalo esté golpeando a gente que circulaba tan cerca del Presidente Boric convierte al caso ProCultura es una amenaza potencial para la estabilidad del propio gobierno.
En 2003, el caso MOP-Gate tuvo al gobierno de Ricardo Lagos contra las cuerdas. Aunque finalmente Lagos nunca fue involucrado directamente en las irregularidades y sobresueldos, el gobierno estuvo literalmente paralizado por varios meses mientras avanzaba la investigación. Lagos fue capaz de navegar la crisis y lograr negociar una reforma que transparentó los aportes a las campañas electorales y estableció mejores mecanismos de transparencia y control en el sector público. Pero durante varios meses, no faltaron aquellos que advirtieron que estaba en riesgo la permanencia de Lagos en el poder.
En esta ocasión, Boric se beneficia del hecho que la próxima elección presidencial ocurrirá en solo seis meses. Pronto, el país ya estará más preocupado de quién será el próximo presidente que de las tribulaciones del gobierno saliente. Pero el inevitable síndrome del pato cojo hará más fácil que la fiscalía avance en su investigación al círculo cercano del presidente. Aunque el Frente Amplio ahora jure lealtad a Boric, la necesidad de los diputados de ese partido de mantener sus escaños hará que varios de ellos se comiencen a distanciar de La Moneda. Lo mismo ocurrirá con los aspirantes presidenciales de la izquierda. Aquellos que aspiren a tener apoyo mayoritario, más allá de la minoría que aprueba al Presidente, deberán marcar distancia de este escándalo y del propio Boric.
Aunque ahora el Frente Amplio este queriendo convertir este escándalo en una presunta persecución al partido, el calendario electoral y el síndrome del pato cojo inevitablemente harán que este escándalo se centre cada vez más en el círculo íntimo del Presidente. Mientras antes reaccione el gobierno y mientras más decididamente aclare Boric todo lo que sabía sobre las actividades de la Fundación y qué tanto se involucró en la estrategia de respuesta de Alberto Larraín y otras personas asociadas con ProCultura frente a la investigación de la Fiscalía. Después de todo, como ha demostrado la historia política tantas veces, el mayor problema nunca es el crimen, es el encubrimiento. (El Lìbero)
Patricio Navia