Las amenazas a una candidata a gobernadora y a su familia por parte del crimen organizado dan cuenta del peligroso avance de este maldito flagelo. Lo sucedido a esta candidata nos indica inequívocamente que se ha cruzado todo límite, que si bien veíamos venir, no lo imaginábamos hecho una realidad patética. Esto marca un antes y un después.
Se ha subido un peldaño más en este ascenso al descenso de nuestro país en esta materia.
¿Qué sigue ahora?
Que los gobernantes, ministros, parlamentarios, políticos, magistrados, fiscales y tribunos no esperen más. Estamos en un grave riesgo como país.
Que actúen con toda la fuerza del Estado. Es imperativo. Es su deber.
No más excusas ni más discursos repetidos, tampoco más garantismo de sobrepasada academia.
Los gravosos costos de haber debilitado nuestra institucionalidad en el pasado reciente los ha capitalizado el narcotráfico. Pruebas de aquello sobran.
Que actúen con coraje antes de que sea demasiado tarde, porque me temo que estamos cada día más cerca del camino sin retorno. (El Mercurio Cartas)
Carlos Bombal Otaegui



