Congreso del PC: “La democracia es un instrumento formal y burocrático”

Congreso del PC: “La democracia es un instrumento formal y burocrático”

Compartir

Cuando a las 18:37 horas del pasado domingo el Servel dio a conocer su primer cómputo de las elecciones primarias del oficialismo, de inmediato se supo que la ganadora sería Jeannette Jara. Las encuestas reservadas que daban vuelta en los días previos ya adelantaban ese escenario, pero ninguna fue capaz de vaticinar la gran diferencia de votos que tendría con el resto de los candidatos.

Horas antes, mientras se preparaba el escenario en calle Cumming donde Jara celebraría su triunfo y daría su primer discurso como candidata única de la izquierda, la orden fue montar una cuidada puesta en escena. En la pantalla de fondo había una imagen de la bandera chilena flameando y el podio también estaba forrado en el pabellón nacional. No había cabida para banderas del Partido Comunista con la hoz y el martillo, para logos de la Jota o para símbolos populares que hasta hace poco los militantes como Jara exhibían orgullosos en poleras, como el “Perro Matapacos”.

Y es que al poco tiempo de iniciar la carrera presidencial, la exministra del Trabajo que milita desde los 14 años en el PC comenzó a distanciarse públicamente del relato de su partido, lo que molestó al ala más dura de la tienda, principalmente a su timonel, Lautaro Carmona.

De hecho, en los últimos días de la campaña, el líder del partido emitió opiniones discordantes con Jara en temas sensibles, como la defensa del régimen de Cuba y el impulso de un eventual tercer proceso para hacer una nueva Constitución, ambas temáticas que complicaban a la candidata y en las que intentó mantener una posición moderada.

Tras el triunfo de este domingo, el proceso de “descomunistización” de Jara se ha agudizado. De hecho, anoche Daniel Jadue adelantó que ella congelaría su militancia en las próximas horas. Pero para distintos analistas esto sólo corresponde a una estrategia, pues la candidata ha estado en las filas del partido desde su adolescencia y comparte los principios doctrinarios que inspiran al PC.

En entrevista con Tolerancia Cero, al senador comunista Daniel Núñez se le preguntó si Jara era marxista. “Sí, claro”, respondió.

Y al revisar las resoluciones del XXVII Congreso Nacional del Partido Comunista, realizado el 10, 11 y 12 de enero de este año, y al que asistió Jeannette Jara, se evidencia que el partido no ha renunciado a su ideario histórico. Por ejemplo, en el documento se sostiene que “la democracia en un instrumento formal y burocrático” y que “reafirmamos nuestro proyecto político, económico, social y cultural con el objetivo final de construir el socialismo en Chile”.

“Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía”. Con esa cita a una frase de Lenin pronunciada en junio de 1919 se dio inicio al documento de 26 páginas que incluye las conclusiones del XXVII Congreso Nacional del Partido Comunista, instancia utilizada por la tienda para echar un vistazo a su ideario político y delinear el camino para el futuro.


Jeannette Jara participando del XXVII Congreso del PC en enero

En el capítulo “La contradicción Neoliberalismo y Democracia”, el partido de Jeannette Jara indica que “el modelo neoliberal ha erosionado los valores democráticos, transformando a la democracia en un instrumento formal y burocrático que no responde a las demandas populares”.

“La democracia representativa heredada de la dictadura ha fracasado en cumplir los anhelos populares, generando apatía y desconfianza en la ciudadanía (…). El congreso subraya la necesidad de redefinir la democracia como un instrumento de liberación del puebloFrente a la tecnocracia y elitismo de la democracia neoliberal, se propone una democracia que sea participativa, inclusiva, vinculante y enraizada en las comunidades. Este modelo debe ser capaz de avanzar hacia la justicia social, promoviendo una organización basada en la solidaridad y la cooperación para avanzar hacia el socialismo”, agregan.

Más adelante, en los desafíos políticos, el PC sostiene que “reafirmamos nuestro proyecto político, económico, social y cultural con el objetivo final de construir el socialismo en Chile”.

El modelo de democracia impulsado por el Partido Comunista en el documento incluye “garantizar la participación efectiva de las masas en las decisiones políticas”.

La democracia debe ser entendida como un proceso continuo que trascienda los mecanismos electorales tradicionales, avanzando hacia una revolución democrática. Esto implica construir un sistema inclusivo y participativo donde la ciudadanía tenga un rol activo en la toma de decisiones y en la creación de un modelo social que responda a sus demandas, superando las limitaciones del enfoque meramente representativo”, añaden.

Sobre ser un “sujeto de los cambios”, el documento dice que “el Partido debe penetrar en todos los espacios de sociabilidad habitual, utilizando su estructura celular para articular un trabajo efectivo en los frentes de masas”.

También proponen fortalecer el PC “en base a nuestros principios como el centralismo democrático, la unidad en la acción, la vigilancia revolucionaria, la disciplina consciente, el marxismo, el leninismo y el feminismo”.

Alianzas y “el socialismo como la más alta expresión de la democracia”

Desde el mismo domingo en que ganó la primaria presidencial, Jara ha realizado diversos gestos al Socialismo Democrático para que se sumen a su campaña y aporten ideas en materia programática. Respecto de esta convergencia que tiene que haber de cara a la primera vuelta, el documento de enero del PC ya esbozaba algunas ideas: “Enfrentar la contradicción neoliberalismo/democracia exige una estrategia política clara que priorice alianzas con fuerzas comprometidas con transformaciones democráticas, sin diluir el proyecto político del Partido”.

“Hay que articular a todas las fuerzas transformadoras, pero esa condición se debe expresar programáticamente de modo que esa alianza logre proyectarse más allá del éxito o derrota electoral y que el programa sea el parámetro de resolución de las disputas propias de cualquier alianza. La amplitud no debe diluir el carácter de izquierda de nuestra propuesta transformadora. Para lo cual es fundamental buscar una construcción política hacia los sectores de izquierda que están fuera del oficialismo y también con los movimientos y organizaciones sociales, especialmente en determinados territorios”, agrega.

La democracia, entendida como un camino hacia el socialismo, y el socialismo como la más alta expresión de la democracia, debe consolidarse como herramienta para enfrentar al neoliberalismo, entendido como la fase actual de capitalismo, y responder de manera efectiva a las demandas del pueblo”, sostiene el PC.

Hacia una nueva etapa de lucha y programa de gobierno“qué es la vía chilena al socialismo hoy”

En el capítulo «Hacia una nueva etapa de lucha», el PC señala que “la movilización social es la principal herramienta para generar cambios estructurales, y para ello el Partido debe volcarse completamente hacia los organismos de masas. Esto requiere una estrategia y táctica claras que fortalezcan las organizaciones sociales, transformándolas en espacios de acción colectiva y movilización transformadora”.

“El plan de lucha del Partido debe ser político-estratégico, con prioridades claras y basadas en la identificación del sujeto clave del cambio: trabajadoras, trabajadores y sectores populares. Además de ganar el próximo gobierno, el Partido debe desarrollar un programa estratégico de izquierda que trascienda las elecciones (…). Es imprescindible implementar un plan de lucha en todos los niveles, con objetivos definidos y mecanismos de seguimiento”.

En la tarea de actualizar su programa de gobierno, se proponen medidas de corto plazo y otras con “un horizonte de transformaciones que nos permita superar el neoliberalismo, articular las luchas sociales y servir como brújula para la elaboración de programas electorales en sus distintas escalas. Dicha discusión debería contribuir a la definición de qué es lo que significa la vía chilena al socialismo hoy”.

Ayudar a Cuba, romper relaciones con Israel y defensa a la libre circulación en materia migratoria

En el capítulo “Antiimperialismo y lucha por la paz”, el PC sostiene que “el internacionalismo proletario, como principio, es una de las columnas ideológicas del partido que debe fortalecerse para seguir siendo alternativa de cambio. Nuestros principios y vocación antiimperialista e internacionalista, deben contribuir decididamente a enfrentar las embestidas realizadas en contra de países que impulsan proyectos transformadores, como es el caso de Cuba (…). Debemos buscar cómo fortalecer la solidaridad con Cuba, generando más ayuda en este momento tan difícil”.

Asimismo, se plantea como “fundamental defender en todos los espacios la ruptura de relaciones diplomáticas entre Chile e Israel”.

También se sugiere que Chile debe ser parte del grupo BRICS+, que componen países como Rusia e Irán y en el que participan como socios Cuba y Bolivia: “La entrada de Chile al BRICS+ debe considerar una perspectiva soberanista y latinoamericanista, a fin de mantener la autonomía de nuestro país frente a las grandes potencias. El bloque BRICS+ permite el desarrollo de un mundo multipolar, de relaciones más justas y de cooperación que hoy están constreñidas por la influencia norteamericana y europea”.

Sobre Venezuela “se manifiestan críticas al proceso que se vive actualmente en el país hermano, distinguiendo valoraciones entre la defensa del proceso bolivariano y el liderazgo de Nicolás Maduro”, pero se defiende “el derecho del propio pueblo venezolano a definir su destino, asegurando condiciones para ejercer ello y el rechazo de cualquier tipo de injerencia sobre los asuntos internos de dicho país”.

En referencia a la crisis migratoria que atraviesa nuestro país, el documento del PC señala que “debemos desarrollar una política migratoria, respetando el derecho a la libre circulación de todo ser humano”.

Finalmente, en este capítulo se propone “organizar eventos y actividades que muestren apoyo a los procesos revolucionarios en América Latina”.

Críticas a la salida institucional del 18-O y lucha por una nueva Constitución

El documento del PC redactado en enero de 2025 también aborda el estallido de octubre de 2019. En el texto hacen un mea culpa por no haber estado “a la altura de los requerimientos” que el momento exigía y cuestionan la salida institucional que hubo el 15 de noviembre de ese año con la firma del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución que ellos no suscribieron.

“Faltó capacidad de anticipación y una lectura adecuada del contexto que permitiera liderar el proceso. En su lugar, se optó por una salida institucional que favoreció la preservación del status quo, limitando el desarrollo de políticas públicas que respondieran a las demandas populares. La desconexión del Partido con las masas y la debilidad de su organización social han sido elementos estructurales que limitaron su capacidad de acción. Un partido pequeño, con bajo poder de organización y escasa inserción en los sectores populares, no logró canalizar el potencial transformador de la revuelta hacia cambios profundos”, señalan.

Asimismo, sostienen que a pesar de los errores que se cometieron en los dos procesos constitucionales cuyos textos fueron rechazados por la ciudadanía, “el cambio constitucional sigue siendo una demanda vigente. Es necesario reflexionar críticamente sobre los procesos anteriores y construir estrategias que prioricen las demandas populares, fomenten la unidad política y movilicen al pueblo en torno a un proyecto transformador que recupere el impulso por una nueva Constitución”.

El objetivo de una nueva Constitución sigue vigente. Debemos considerar estrategias progresivas, como reformas constitucionales e institucionales, sin perder de vista las demandas que originaron el estallido social, que permanecen latentes y podrían desencadenar un nuevo proceso constituyente”, agrega el PC.

Respecto al rol que han jugado en el gobierno del Presidente Gabriel Boric, el PC dice que “debemos reconocer autocríticamente nuestra responsabilidad por no haber tensionado a las fuerzas populares en favor del avance del programa que nace también con nuestras propuestas y que sólo ha ido desarrollándose a nivel parlamentario y de gobierno, sin que la movilización juegue un rol determinante”. (El Líbero)