La desaceleración cayó con fuerza sobre toda la región, basta con ver las perspectivas del FMI para notar el bajo rendimiento de América Latina durante 2015 y 2016. Pero, en este marco, hay un indicador que ha cedido especialmente en nuestro país: la confianza.
Empresarios y consumidores no ven con buen ojos la situación del país y, en efecto, mucho de esto tiene que ver con el sentimiento que inunda a la región en su totalidad por los riesgos internacionales, particularmente China, que con una ralentización bajo control sigue generando preocupaciones. Pero el alicaído ánimo de los chilenos va más allá de eso.
Para Sergio Lehmann, economista jefe de Bci Estudios, entre los detonantes de la caída de la confianza a nivel nacional, además de los factores externos, se cuenta la incertidumbre a nivel local. Así, apunta al “diseño de políticas que le han restado impulso a la actividad e introducido incertidumbre”, destacando tres aspectos: “la reforma tributaria, más allá del juicio compartido de que se requería aumentar la recaudación para enfrentar desafíos sociales claves de nuestro país, por su diseño ha generado efectos negativos en la inversión. En materia laboral, la reforma llevará a una judicialización de las relaciones entre empleadores y trabajadores, elevando los costos. Y en lo que a educación se refiere, el foco de la reforma ha estado en el financiamiento y no en la calidad”.
Una opinión similar tiene Alfredo Coutiño, economista jefe para América Latina de Moody’s, quien indicó que la manera en como las autoridades manejaron las reformas, “dejando de lado en cierta medida al sector privado”, derivó en “un descontento entre la clase empresarial y el Gobierno, lo cual ha ocasionado una reticencia de la inversión privada”.
Al otro extremo de nuestro país destaca el optimismo mexicano. “Su comportamiento defensivo se debe a que el PIB observado ha sido resistente, excluyendo el petróleo (7% del total), el resto de la economía ha ido con buen tono y, en particular, el consumidor ha visto apoyo en una inflación históricamente baja (2,5% interanual a junio); las continuas remesas desde EEUU a un ritmo aproximado de US$24.000 millones para este año, haciendo éste el ingreso más relevante en cuenta corriente en la Balanza de Pagos, por arriba del turismo y exportaciones petroleras y sólo debajo de los ingresos por las exportaciones del resto de mercancías”, explicó , Diego Figueroa, director Macro de Santander Asset Management Chile.
GOLPE ANÍMICO
Pero la confianza de México podría comenzar a replicarse en el resto de América Latina a partir de 2017, el año de la recuperación en la región de acuerdo a las perspectivas del FMI.
“Se empieza a configurar en la región un escenario de recuperación en la confianza, tanto de consumidores como empresarial”, afirma Figueroa, agregando que “muy probablemente los indicadores de confianza en Chile, que lucen rezagados respecto de la recuperación en la región, también empiecen pronto a mostrar un leve cambio de tendencia. No parece justificarse un deterioro adicional si es que las condiciones externas siguen mejorando en el margen”. (Pulso)


