Ayer comenzó la famosa franja electoral, prácticamente con las mismas reglas de la del Plebiscito del ’88, hace 40 años. Tal como lo lee: a pesar de la emergencia del TV cable, internet, las redes sociales y las plataformas de streaming, la vieja franja sigue con vestida las mismas ropas de la época del Jappening con Ja.
Por supuesto, este sistema llora una manito de gato, o más bien una cirugía mayor. Porque, además de su senectud, la franja tiene hoy grandes problemas: por un lado, es una expropiación de tiempo a los canales de TV abierta, y en horario prime. Por otro, con tanta competencia, hoy no logra su propósito original, cual era, informar a los electores; de hecho, la franja es mayormente vista los dos o tres primeros días, y luego cae su rating estrepitosamente. Y si su candidato no salió en ese tiempo “privilegiado”, es posible que muy poca gente sepa de él.
Esta forma de entregar propaganda debe cambiar. ¿Pero hacia dónde? Veamos.
Primero, hay que distinguir: la ley contempla franja electoral para las elecciones presidenciales y parlamentarias, y es evidente que ambas tienen naturalezas muy distintas.
Para las presidenciales, la propuesta es simple: generar uno o dos hitos durante la campaña, donde todos los candidatos presenten sus mejores piezas televisivas. Emular, en cierta forma, el modelo de debates, que concentran atención, instalan temas en la agenda y ayudan a discernir votos.
Luego, si concentramos la franja en un par de hitos en horario prime, podríamos generar verdaderos “momentos país”, en los que la ciudadanía pueda conocer, comparar y decidir con más y mejor información. Pero no más de uno o dos; no queremos que la nueva franja sature (como también pueden saturar los debates, si son demasiados).
Para las elecciones parlamentarias, en cambio, ahí la cosa es un poco más compleja. Como la franja es nacional, el televidente de Punta Arenas puede toparse con información sobre candidatos de Copiapó o Chillán, pero no de su ciudad. Es decir, los partidos tienden a armar un “festival de candidatos” que pocas veces logra llegar a sus propios electores. ¿Se puede revertir esto? No es tan fácil: salvo TVN, ningún canal cuenta con señales regionales, como para emitir una franja diferenciada.
Por eso, aquí propongo dos cosas: primero, generar el mismo par de hitos nacionales con piezas institucionales (no enfocadas en candidatos, sino en la propuesta de cada partido) que ya mencioné a propósito de las campañas presidenciales. Y segundo, el Servel debería habilitar un sitio web y cuentas oficiales en redes sociales para difundir los spots de los candidatos. Así, cada persona podría acceder a la oferta de su distrito, y no a una ensalada nacional.
Todo esto es especialmente relevante para los llamados “electores monitores”, como los describe Gianpietro Mazzoleni: personas que no siguen el día a día de la política, pero que tampoco son completamente indiferentes. Para ellos, los hitos -como debates o estas nuevas franjas concentradas- son claves.
Como último punto, creo que esta apertura a los cambios también podría servir para discutir la ley mordaza que impide contratar propaganda política en televisión. Esa norma tenía sentido en los 80, cuando la TV abierta tenía el monopolio de la entretención y existía el riesgo de asediar al electorado. Pero hoy, con límites estrictos de gasto y con una oferta televisiva cada vez más marginal, ese fantasma parece superado. De hecho, países como Alemania, Japón, Canadá, Italia, Australia, Estados Unidos y casi toda Centroamérica permiten contratar avisos políticos en TV.
Y ojo que esto eso no es incompatible con tener también espacios gratuitos y mantener una franja, ojalá concentrada en hitos. Hungría, Colombia, India y Países Bajos, por ejemplo, combinan ambas fórmulas.
Actualizar la forma cómo las campañas pueden entregar su mensaje por televisión no es un capricho. Es asumir que el mundo cambió, y que los paradigmas sobre los que se construyó un modelo pueden haber cambiado. Y esto, lejos de provocar una crisis, puede ser una gran oportunidad. (El Líbero)
Roberto Munita



