Antes de la expectativa y los análisis sobre el perfil de cada uno de los nuevos 3 ministros del gabinete residencial, el cientista político Raúl Elgueta cree que es más importante poner atención al anuncio que la mandataria hizo a través de Twitter y la lectura entre líneas de lo que, en rigor, es más un ajuste que un cambio radical.
Cree que la llegada de Alejandra Krauss a Trabajo, Pablo Squella a deportes y Paula Narváez a la vocería de gobierno, más que una contratación de peso es una apuesta o riesgo controlado necesario en momentos en que los partidos que conforman el gobierno comienzan a desordenarse como efecto de los magros resultados de las elecciones municipales pasadas.
«Lo primero es que hay que notar que la presidenta anunció un cambio de gabinete y a través de Twitter. Es algo que ella hizo, no es algo que le solicitaron. En el mismo escenario, ya hubo renuncias por pedido popular y esto sería una demostración de poder en el que la Presidenta Bachelet sigue demostrando que puede cambiar a cualquier integrante de su equipo en cualquier momento», dice Elgueta sobre el recado a la Nueva Mayoría.
«Con estos nombramientos, les dice a los partidos que aún le queda mucho tiempo de gobierno y que puede realizar el tipo de reemplazo o nombramientos que le acomode. Es una señal muy importante de parte de Bachelet de que se basta a sí misma para este tipo de gestiones. Los partidos políticos se han desalineado mucho de la presidenta después de las elecciones y la demostración de cómo saca persona importantes dentro del PS y la DC para reemplazarlas por personas leales es algo que dice mucho», agrega el académico Usach.
Sobre la expectativa del asunto, para el analista el ajuste de gabinete es algo técnico, equivalente a generar reemplazos ya que no se trata de viejos nombres tradicionales dentro de la política. «No son gente muy conocida, de peso o que venga a robustecer un gabinete. Es gente con cierta trayectoria que se va a esforzar para ver si da la talla para ir ascendiendo o emerger en un futuro», asegura Elgueta.
Tras la reflexión, el profesor repasa brevemente la influencia de cada nombramiento. Reconoce que un nuevo nombre en la vocería de gobierno y Trabajo no es poca cosa, no obstante incluir el cambio en Deportes habla de «cierta indefinición», en general. «No es éste un ministerio que tenga peso político, ni de mayor impacto, ni algo sustancial. Quizás haya que considerar sus intenciones personales de tipo electoral, pero tampoco hay una señal clara ahí», cree.
En el caso de la saliente Ximena Rincón, quien es reemplazada por Alejandra Krauss, el analista cree que también podría haber una consecuencia tácita de la forma en que se condujo el reajuste del sector público y el Paro de la Anef, «Pero hay que recordar que Rincón llegó al gabinete dejando su cargo de Senadora. Arriesgó mucho, así que tampoco podría hablarse aquí de una sanción. No uno deliberado. Probablemente aparezca un nuevo dato o elemento de tipo personal», explica. (La Nación)
