Recientemente, el Instituto para la Paz y la Economía publicó la versión 2024 del índice global de terrorismo, conocido en inglés como “global terrorism index”. Este informe se publica en forma anual desde hace 11 años, por lo cual ya tiene historia en la materia, y es complementado por otros que el IEP publica sobre paz y amenazas ecológicas.
Chile, acostumbrado a salir bien en los rankings, sacó el lugar 17 del mundo y mejoró una posición, ya que en la versión anterior había quedado en el puesto 16. Sin embargo, salir en los primeros lugares de este ranking no es una buena noticia. La medición considera 163 países, por lo que nosotros literalmente somos un top 10 inverso.
El índice de terrorismo se basa en cuatro factores a medir, los que son el número de incidentes terroristas por año, muertes, daños y secuestros, por lo que es más completo que si solo se basara en la medición de personas muertas por año, y es la razón por la cual un país como Chile está tan arriba en el ranking.
Chile, como se indicó anteriormente, aparece en el lugar 17, justo después de Colombia. Está en la categoría de impacto medio del terrorismo, pero muy cercano a pasar a la categoría superior, en la que se encuentra ese país.
Antes de analizar el caso de Chile, vale la pena indicar que el ranking lo encabezan países “obvios”, como son el caso de Burkina Faso, en África; Israel, que subió 24 posiciones producto de las acciones sufridas en octubre de 2023; y todos los nombres que uno espera encontrar en un reporte de este tipo. La sorpresa para uno está en ver a Colombia y Chile arriba en el ranking. Países como Perú están en el lugar 47, Argentina en el 61 y Bolivia en el 89, por lo que se podría decir que Chile forma parte de los “malos del barrio” y no los otros países, como tendemos a mirar las cosas.
Chile, un país en que solo recientemente el Gobierno se atrevió a hablar de terrorismo, entra arriba en este ranking principalmente por la situación en la Macrozona Sur y respecto de lo que allí ocurre indica:
- La situación desde el 2012 en adelante se ha ido deteriorando, siendo el 2022 el peor registro del que se dispone.
- El 2023 es el primer año en que no se registran muertes por acciones terroristas.
- Chile es el peor país en el índice que no está abiertamente en un conflicto armado, situación que ocurre en el 98% de los casos en que hay altos niveles de terrorismo.
- Y, lo más importante, sobre un 78% de los ataques terroristas fueron realizados por integrantes de grupos de origen mapuche.
Lo anterior es concordante con la realidad que se observa en la Macrozona Sur. Efectivamente en el 2023 se observó una mejora, pero no duró mucho, ya que este enero 2024 partió bastante violento. También hay consenso en que las acciones violentas principalmente son realizadas por grupos de origen mapuche, por lo que debemos aceptar que este ranking refleja adecuadamente la realidad chilena.
Algunas precisiones respecto de lo que ocurre en la Macrozona Sur y respecto del terrorismo como actividad:
- En la Macrozona Sur lo que tenemos principalmente es insurgencia, ya que lo que buscan los grupos insurgentes es reemplazar al Estado de Chile y convertirse en los soberanos, amos y señores en los territorios que buscan controlar, por lo que se concluye que, a no ser que las acciones del Gobierno sean efectivas en eliminar o neutralizar la insurgencia, la situación de esa zona del país no va a cambiar significativamente, como es el mantener un Estado de Excepción Constitucional de Emergencia, el que no está dirigido a la causa u origen, sino más bien solo a bajar la temperatura o los efectos de las acciones subversivas.
- Esa insurgencia a veces se viste de delincuencia, de violencia rural o bien de terrorismo, que son formas que adopta, pero que no cambia la naturaleza de su propósito u objetivo.
- El terrorismo mata menos gente que los conflictos armados o los asesinatos. Su potencial está en el impacto psicológico y social que genera, más aun cuando es sorpresivo e inesperado, como fue el ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023.
- El informe confirma la interacción entre crimen organizado y terrorismo. Indica que pueden coexistir, cooperar o bien converger. También menciona que es habitual que los grupos terroristas se involucren directamente en acciones ilícitas como son el narcotráfico, explotación maderera ilegal, y extorsión a la población y comunidades locales, más que establecer mecanismos de cooperación o de coexistencia.
- Lo anterior, que se observaba en Colombia, es algo que ya se da en la Macrozona Sur y existe en sus tres formas. Esto es lógico, ya que los grupos insurgentes necesitan financiarse para desarrollar sus actividades.
Para más detalles se recomienda leer el informe, el cual no viene más que a confirmar la realidad que tenemos en la Macrozona Sur, la que producto de la acción del crimen organizado y delincuencia que observamos en las principales ciudades de Chile ha quedado un tanto olvidada por el Gobierno y su Ministerio del Interior y Seguridad Pública. (El Mostrador)
Richard Kouyoumdjian