Boric y los dirigentes del Frente Amplio tienen buenos motivos para estar satisfechos por el resonante triunfo obtenido. Se demoraron apenas diez años en pasar de dirigentes de las federaciones universitarias a nuevos conductores del Estado: una trayectoria fulgurante, sin duda, pero con los riesgos del caso. Otros líderes y otras fuerzas políticas se demoraron mucho más, y pasaron antes por no pocas frustraciones. Esta generación de dirigentes tuvo el camino pavimentado y llegó rápido a la cima. Es cierto que, en la etapa final, tuvieron que asociarse con la vieja izquierda y, más recientemente, ponerle buena cara a la denostada Concertación, pero eso mismo revela habilidad en los trajines de la política, incluso astucia. Ya aprendieron que el poder bien vale una misa.
Es posible que a Boric le haya servido la reunión con el Presidente Piñera para sopesar mejor la envergadura de la tarea que le espera. Quizás, el mandatario le transmitió ciertas indicaciones, derivadas de su experiencia, acerca de cuán complejo es gobernar, y cuántas sorpresas pueden surgir en el camino. Será muy útil que el traspaso de funciones favorezca la continuidad de los asuntos de Estado, entre ellos los relativos a la seguridad interior, la Defensa Nacional y las Relaciones Exteriores.
Haber obtenido el 55,9% de los votos puede embriagar a cualquiera, por lo que será mejor que los triunfadores mantengan la cabeza fría, con plena conciencia de que las mareas electorales van y vienen, que los votos, al igual que la aprobación en las encuestas, llegan con la misma facilidad con la que se van. En los hechos, el gobernante y sus colaboradores rinden examen todos los días.
Lo único que puede servirle al Presidente electo es el realismo. Las celebraciones han quedado atrás. Muchos miran con preocupación su juventud, y con abierto recelo las proclamas de algunos de sus cercanos, por lo que le conviene demostrar que desea medir bien sus pasos, recibir los consejos de los que tienen experiencia y mantener abiertos los canales de diálogo con muy amplios sectores. Necesitará, por supuesto, que sus opositores no sigan el manual que siguieron los opositores de Piñera a partir de octubre de 2019.
El diario del PC francés, L’Humanité, puso una foto de Boric en su portada del martes 21 con este título: “La victoire des enfants d’Allende”. En rigor, vendrían a ser más bien los nietos o bisnietos. Pero Boric y el FA son en realidad hijos de la democracia recuperada y del país pujante que les entregó amplias posibilidades. En todo caso, la portada del diario se explica por las frecuentes alusiones de Boric a Allende como inspirador, y en las que se nota la idealización de una época traumática. Por su propio bien, es preferible que Boric tenga claro que el gobierno de Allende es un compendio de todo lo que no debe hacer.
Son muy altas las expectativas de quienes votaron por Boric, pero los milagros no existen. Solo vale la artesanía política, que obliga a tener sentido de las proporciones y paciencia, mucha paciencia, para definir las prioridades y atenderlas con rigor. La economía necesita estímulos, no señales confusas que agraven la desconfianza. Se trata de mejorar las cosas y construir sobre lo que existe. Y todos los objetivos se alcanzan, forzosamente, “en la medida de lo posible”.
¿Cuál será el mayor reto de Boric? Convencerse de que no puede vacilar en la defensa del Estado de Derecho. Sus posibilidades de éxito o fracaso dependen de que entienda que el orden y la ley son necesidades absolutas. Cualquier ambivalencia al respecto será muy costosa. Héctor Llaitul, jefe de la Coordinadora Arauco Malleco, ya descalificó al próximo gobierno como “seudoprogresista” y anunció que sus guerreros seguirán adelante para destruir el Estado capitalista. Boric puede tener dudas sobre diversas materias, pero no sobre esta: si el Estado es desafiado en el terreno de la fuerza, como ocurre en La Araucanía, simplemente no puede retroceder.
Algunos dicen que el nuevo mandatario deberá preocuparse de cuidar el proceso constituyente. No es claro qué quieren decir, pero la responsabilidad del Presidente de la República es cuidar la democracia, no otra cosa, y la democracia podría incluso verse afectada si los controladores de la Convención, empeñados en la refundación del país, provocan una crisis institucional. No puede haber confusiones respecto del orden que nos rige. Hay una sola legalidad en Chile.
Hay una expresión coloquial mexicana que es aplicable a la situación del mandatario electo: “Te sacaste la rifa del tigre”. El sentido es claro: alguien puede haber conseguido un gran logro, pero que esconde al mismo tiempo serios peligros. El tigre puede verse encantador, pero es salvaje e impredecible. En este caso, el tigre es el poder, que puede generar embeleso, sensación de autoimportancia y deseo de “hacer historia”. Hay que estar muy bien plantado para resistirlo. (El Mercurio)
Sergio Muñoz Riveros



