Tras su regreso a Chile desde Nueva York este domingo, la expresidenta Michelle Bachelet se prepara para retomar su agenda internacional con un viaje a México, previsto para la próxima semana. La visita, organizada antes del anuncio oficial del Presidente Gabriel Boric, será la primera que realice como candidata a suceder a António Guterres en la Secretaría General de Naciones Unidas.
México se perfila como un país clave en la estrategia de Bachelet, no solo por su peso regional, sino también por los vínculos políticos que ha cultivado. En su reciente participación en la Conferencia Regional de la Mujer en Ciudad de México, fue destacada por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien la invitó a subir al escenario principal. En ese mismo país, la ministra de Medio Ambiente, Alicia Bárcena, ha sido mencionada como posible contendora para el cargo en la ONU, aunque según una conversación entre ambas el pasado 26 de agosto, Bárcena habría expresado que no competiría si Bachelet oficializaba su postulación.
El respaldo latinoamericano es fundamental para la candidatura de la exmandataria chilena. Mientras el apoyo del gobierno brasileño de Lula da Silva parece encaminado, el de la administración mexicana aún se mantiene en suspenso. Tras su paso por México, Bachelet tiene previsto viajar a Uruguay, donde se reunirá con autoridades del gobierno liderado por Yamandú Orsi, otro referente de la izquierda regional.
Aunque las actividades en ambos países no están directamente vinculadas a su candidatura, en el entorno de Bachelet reconocen que cada encuentro puede abrir espacios de diálogo y apoyo. Así ocurrió durante la 80ª Asamblea General de la ONU, donde fue vista conversando con líderes como Pedro Sánchez y representantes de Brasil, a quienes manifestó su entusiasmo por el desafío que enfrenta.
En paralelo, Bachelet evalúa una posible visita a Washington, en su rol como copresidenta del Consejo Asesor de Alto Nivel sobre Empleo del Banco Mundial, junto al presidente de Singapur, Sharman Shanmugaratnam. Aunque la cita aún no está confirmada, se considera parte de su despliegue internacional.
Desde la Cancillería chilena, se ha comenzado a estructurar una campaña de largo aliento para respaldar la candidatura, concebida como una política de Estado. El canciller Alberto van Klaveren lidera la coordinación junto a los embajadores Frank Tressler y Paula Nárvaez, además de la diplomática Carmen Nishihara, quien fue reasignada desde París para reforzar el equipo encargado de la postulación.
Con estos movimientos, Chile busca consolidar una estrategia diplomática que permita asegurar apoyos clave antes del inicio del próximo gobierno en marzo de 2026, en una carrera que promete ser intensa y altamente competitiva. (NP-Copilot-La Tercera)



