Bachelet: esperanza socialdemócrata; fracaso de la renovación del FA

Bachelet: esperanza socialdemócrata; fracaso de la renovación del FA

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La expresidenta Michelle Bachelet ha estado al centro del debate público en los últimos días. Y es que este año se llevarán a cabo las elecciones presidenciales y, mientras la oposición ya ha levantado candidatos para llegar a La Moneda (como, por ejemplo, Evelyn Matthei por RN y la UDI, y José Antonio Kast por el Partido Republicano), el oficialismo aún no ha presentado una carta que logre alinear a todos los partidos del sector.

Lo cierto, es que en ocasiones anteriores la exjefa de Estado ha dicho que no tiene intención de concretar una tercera candidatura. Sin embargo, mientras ahora ha guardado silencio, fuentes del PS han relatado a El Mercurio que ella «está madurando la idea de ser candidata en proceso de confirmar si le interesa o no».

A lo anterior, se suma que fue vista diciéndole a uno de sus más antiguos colaboradores en las pasadas candidaturas que «tenemos que hablar», y que entregaría su decisión final al partido en marzo, lo que recordó a la frase «hablamos en marzo» de 2012, antes de que aceptara participar en los comicios por segunda vez.

También, que es la mejor posicionada en las encuestas en el sector. En el oficialismo, si bien es cierto, hay aspirantes al Palacio como el diputado Vlado Mirosevic (PL) y su par Jaime Mulet (FRVS), Bachelet «podría ser un factor de unidad», como lo menciona Marco Moreno, director del Centro Democracia y Opinión Pública de la Universidad Central, algo en lo que también coinciden otros expertos.

«La figura de la expresidenta podría ser un factor de unidad en el oficialismo», dice y agrega que «probablemente una de las condiciones que ella pondría, en la eventualidad de que fuera nuevamente candidata, es una unidad amplia desde el punto de vista político, electoral y programático, tal como ocurrió en el 2013 cuando planteó la idea de una Nueva Mayoría que iba desde la DC hasta el PC».

«Ese factor de unidad podría ser también un factor para potenciar esa candidatura, de tal manera de pasar a la segunda vuelta, dada la dispersión que hay hoy día en la oposición con varios candidatos compitiendo por ese electorado, especialmente en la extrema derecha donde (Johannes) Kaiser y Kast se están disputando los votos y, de alguna manera también le quitan votos a Evelyn Matthei», puntualiza.

Una apreciación similar tiene Tomás Duval, académico de la Universidad Autónoma, quien considera que si Bachelet acepta, sería «una candidatura competitiva en el escenario presidencial, lo cual produce efectos de realineamiento en los partidos y, probablemente, un amplio apoyo de las fuerzas políticas a pesar de los costos de su candidatura para el futuro -más allá de los que supone una tercera candidatura-«.

Además, cree que «podría tener un efecto relevante a nivel parlamentario, que es donde también hay ciertas debilidades y dificultades en la configuración de futuras listas».

Para Mario Herrera Muñoz, académico del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, en un escenario de múltiples candidaturas, sin que ninguna tenga mayor intención de voto en las encuestas, «Bachelet representa la esperanza para el oficialismo, particularmente para el Socialismo Democrático (SD)». En ese sentido, expone que «si decide participar, su popularidad crearía unidad en el sector que, en este momento, tiene hasta 10 posibles candidatos presidenciales».

Ahora bien, Herrera piensa que Bachelet representa un problema para el Frente Amplio, por un lado, porque demostraría el «fracaso» en la renovación de la política, recurriendo a una carta de los partidos tradicionales y dejando de lado potenciales candidatos de ministerios o de gobierno, y por otro lado, porque pondría «en una posición incómoda» a quienes en el pasado criticaron sus gobiernos.

Incluso, dice, «si Bachelet decide ser candidata, pero no logra obtener la presidencia, esto sería una derrota moral y electoral para el Frente Amplio».

¿AFECTA A OTROS CANDIDATOS O JUEGA A SU FAVOR?

Tal como se mencionaba anteriormente, el tiempo pasa y mientras la oposición va aclarando sus movimientos, el oficialismo aún está en la espera. En ese sentido, los analistas consideran que la indefinición de Bachelet podría afectar a otros potenciales candidatos.

Javiera Delgadillo, jefa de carrera de Administración Pública de la Universidad de O’Higgins (UOH), asegura que «para los partidos es importante tener pronta claridad y de esa forma tomar decisiones de cara a las elecciones». También cree que la importancia de conocer su decisión no es solo para los partidos, sino para la ciudadanía en general, sobre todo, «en momentos donde emergen diversas figuras que buscan disputar el poder».

Herrera, es más directo y manifiesta que «la indefinición afecta a otros potenciales candidatos» y «el elector de centro-izquierda en este momento está confundido», pues «tiene un abanico amplio de oferta, pero no sabe si la principal figura del sector irá como candidata. Eso termina teniendo un efecto contraproducente para el resto de los candidatos del sector. Ninguno puede despegar mientras no exista la definición presidencial. La sobreoferta de candidatos puede ser buena cuando representan distintas visiones de sociedad en una coalición, pero también perjudica, dado que divide a los potenciales votantes y dificulta identificar quien es el principal liderazgo del sector».

El riesgo acá, añade, «es que si finalmente decide no ser candidata, los tiempos electorales sean demasiado apretados para empujar otros liderazgos del sector y que, por ende, lleguen tarde a la carrera presidencial».

En relación a lo último se alineó Duval, pues cree que «más que la indefinición, lo que puede afectar al oficialismo es la probabilidad de una negativa a asumir una candidatura presidencial». Ahí, «las coaliciones oficialistas deberán aplicar una suerte de escenario alternativo en el cual no hay una figura relevante y capaz de suscitar apoyos políticos más allá de sus propios partidos, es decir, aparecerán múltiples candidaturas y dificultades para configuración de las listas parlamentarias en un plazo temporal breve y con un Gobierno sin potencia política».

Moreno también se sumó a las opiniones anteriores, en el sentido de que la indefinición perjudica a otros posibles candidatos, pero también considera que «juega a favor» de Bachelet.

«Ella ha hecho suyas las palabras del Partido Socialista de esperar hasta el 16 de marzo, fecha en que se realizarán las elecciones, la renovación de la directiva del PS, y donde el PS tomará decisiones en relación al tema presidencial, a pesar del mandato que tiene el Comité Central de tener un candidato o candidata a las primarias, pero evidentemente de aquí a un mes pueden irse produciendo algunos elementos que ayuden o que sean tomados en cuenta por la expresidenta para tomar una decisión», acota.

Por lo tanto, continúa, «es muy probable que ella no tome ninguna decisión si no hasta finales del mes de marzo, tal como ocurrió paradojalmente el año 2013. (En esa ocasión) durante el mes de marzo, finalmente ella decidió aceptar la candidatura presidencial que terminó llevándola a la Presidencia de la República».

En la misma línea, dice que «si bien es cierto que esa indefinición ayuda a Bachelet, a otros candidatos posibles como Carolina Tohá, evidentemente los perjudica, porque retarda su propia decisión. De alguna manera, la decisión de Tohá está muy fuertemente anclada, muy fuertemente dependiente de lo que resuelva la expresidenta y, especialmente, el Partido Socialista».

¿EN QUÉ POSICIÓN DEJA AL PC SU EVEBTUAL CANDIDATURA?

Un amplio respaldo es lo que implicaría que Bachelet acepte entrar a la carrera presidencial. Eso es desde el SD al PC, según han dicho los mismos expertos, pero ellos también han mencionado que el Partido Comunista tiene sus propios abanderados. Entonces, ¿cómo impactaría la definición de la expresidenta en la tienda liderada por Lautaro Carmona?

Moreno dice que «el PC, institucionalmente probablemente, si ella tomara la decisión, va a terminar acompañándola». «Recordemos que hay varios miembros del Partido Comunista que están de acuerdo con una eventual tercera postulación de la expresidenta, tanto en el Comité Central, como en los parlamentarios. Y el tema de los parlamentarios es clave, porque evidentemente ellos están pensando en su reelección y para eso requieren una candidata presidencial fuerte que pueda apalancar, que pueda darle tracción a sus propias candidaturas», expone.

«De allí que el PC, pragmáticamente, probablemente, decida estar institucionalmente como partido detrás de una candidatura de Michelle Bachelet«, sostiene y agrega que «una cosa distinta es lo que pretenda el ‘jaduismo’ dentro del Partido Comunista, es decir, a quienes apoyan al exalcalde (Daniel Jadue) y quienes están, de alguna manera, presionando para que este sea candidato en las próximas presidenciales, más allá de su situación judicial compleja que hoy día enfrenta, técnicamente podría hacerlo».

Herrera, indica por su parte que el PC en este momento tiene, al menos, dos candidaturas que podrían emerger: la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, «con un perfil muy parecido al de Bachelet y con logros legislativos importantes», y Jadue, «que representa al sector más díscolo del Gobierno«.

«Esto afecta particularmente a la ministra Jara, dado que la indefinición de Bachelet le impide emerger como carta presidencial. Además, incomoda al PC en el entendido que desde su incorporación a la Nueva Mayoría, es uno de los pocos partidos tradicionales del oficialismo que no ha tenido cartas presidenciales», enfatiza.

Por último, Delgadillo manifiesta que «la base ideológica del Partido Comunista implica ‘unidad en la acción’, lo cual los lleva a ser profundamente disciplinados cuando han formado parte de gobiernos».

En ese entendido, afirma que «el PC formó parte del último gobierno de Bachelet y varios de sus cuadros políticos han manifestado su respeto hacia la figura de la expresidenta, por lo que -sin perjuicio de que el PC posee cartas presidenciables- no creo que genere incomodidad». (Emol)