Avances de la ciencia chilena en pandemia

Avances de la ciencia chilena en pandemia

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Cinco meses de pandemia, más de 500 ventiladores disponibles de todos los adquiridos, ocho hospitales terminados hasta julio, 34 en ejecución y ocho en licitación. Esas son parte de las cifras que ha dado el Gobierno, y que permitirían, en parte, albergar la cantidad de nuevos recursos en materia de infraestructuras con los que Chile queda debido al covid-19.

Paris dice que insumos adquiridos en pandemia serán «muy útiles» en «cuarta ola» de pacientes pendientes. Sin embargo, existe otra arista sustancial, que va más allá de atender la emergencia como tal: los avances científicos y tecnológicos que nos ha dejado la experiencia pandemia.

En otras palabras: ¿Qué se ha conseguido hasta ahora?, y más importante aún: ¿cómo vamos a conservar lo aprendido?

Expertos de distintas universidades del país plantean sus observaciones al respecto, haciendo especial énfasis en la necesidad de continuar avanzando en materia de investigación en Chile, en reforzar el trabajo multidisciplinario, y en dejar de depender de productos de afuera que acá sí se pueden producir.

En definitiva, factores que permitan dar soluciones propias a problemáticas actuales y venideras en materia sanitaria. Ventiladores y otros insumos tecnológicos hechos en Chile Los ventiladores han sido uno de los elementos clínicos esenciales en el combate a la pandemia, debido a las características del desarrollo del virus en los pacientes.

Por eso, no sólo hay un «hito» en la compra al exterior por parte del Gobierno, sino que también porque manos chilenas empezaron a trabajar en ellos.

«Nos dimos cuenta para producir ventiladores mecánicos, y que estábamos comprando quizá a un costo más alto, incluso a menor costo, que se pueden refinar y afinar a futuro», dice Rodrigo Cruz, epidemiólogo de la Universidad de Valparaíso, quien enfatiza: «No podemos depender 100% en algunos productos».

Ante las dudas que se han instalado sobre la capacidad humana para operar estos aparatos, Cruz destaca que en efecto, «se sumó gente que tenia la capacidad, muchos de ellos va a volver a sus trabajos habituales, aun no, pero por supuesto tenemos capacidad de formar muchos más».

Pedro Bouchon, Vicerrector de Investigación de la Universidad Católica, complementa con otros avances tecnológicos en el país, como «el desarrollo dispositivos de cuidado del personal médico, de apoyo respiratorio o de desinfección de superficies de alta efectividad».

Además, el trabajo multidisciplinario ha tomado un rol preponderante: «Desde las ciencias sociales y humanidades hemos apoyado con estudios específicos las estrategias educacionales, sociales y económicas del país en este proceso, y también modelando el comportamiento del virus en términos epidemiológicos», destaca.

RED DE LABORATORIOS INTERUNIVERSITARIOS

Otro de los avances que hoy se sitúan como un capital para la investigación científica es la red de laboratorios interuniversitarios a lo largo del país, que propendió el Gobierno a través del Ministerio de Ciencias, Tenología e Innovación.

Entre otras cosas, éstos ayudaron fuertemente al procesamiento de los test PCR, que de paso, colabora con la tarea de detección y trazabilidad de los casos. «Los laboratorios ya tenían las condiciones de recursos humanos técnicos, pero faltaba un apoyo gubernamental», destaca Cruz.

Y lo importante, señala, es que «en este momento va a quedar una red de laboratorios, no sólo para apoyar en la pandemia de aquí a un año, sino que a futuro, pensando también en aumentar la producción científica para apoyar a sus regiones en el diagnóstico habitual de enfermedades, y en el desarrollo de biología molecular».

Estas últimas herramientas también permitirían, por ejemplo, hacer cultivos del SARS-CoV-2 en más recintos de los que actualmente se hace, y así conocer mejor su evolución. «Si esta red se mantiene, ese es el desafío, es un tremendo salto para Chile en general», destaca Cruz.

PRODUCCIÓN E INVESTIGACIÓN DE VACUNAS

Actualmente, Chile trabaja en el desarrollo centro de producción y distribución de vacunas, con una base que se pretende instalar en la región de Antofagasta, proyecto que tiene un costo estimado de US$21 millones, y que ha sido mirado con buenos ojos por el Ministerio de Salud.

«Considero muy positivo este impulso del sector público a un proyecto que hemos desarrollado desde hace varios años, justamente con el objetivo de abordar la problemática nacional de depender de empresas extranjeras para obtener vacunas para nuestra población, que hoy en día se evidencia claramente frente a la pandemia de covid-19″, indica Bouchon.

En este punto, reconoce un mérito para el país, donde «la investigación científica en Chile sobre vacunas se ha posicionado a nivel nacional e internacional». Sin embargo, siguen desafíos pendientes: «lo que faltaría es que nuestro país invierta en generar capacidades para la manufactura y producción a gran escala de vacunas en Chile, dado que las que son para uso humano son adquiridas de laboratorios extranjeros que poseen alta capacidad de producción y distribución».

En materia de vacunas, Chile también ha hecho su aporte, los que, precisamente, se han incubado en estos laboratorios. Sólo como ejemplo, se postularon más de mil proyectos al Concurso para la Asignación Rápida de Recursos para Proyectos de Investigación sobre el Coronavirus (covid-19) año 2020 a nivel de universidades, muchos de ellos vinculados a estudios de inmunidad, los que permiten avanzar en esta materia.

«Cambio de consciencia, presupuesto y descentralización» Para que estos avances en materia científica se mantengan en el país, y puedan dar respuesta ante otras situaciones sanitarias, es importante reflexionar sobre lo recorrido hasta ahora, acelerado por la crisis sanitaria. Hay aprendizaje, pero también hay desafíos.

«Nosotros como país ni siquiera teníamos la capacidad para producir una mascarilla de papel, y no es porque no tengamos la capacidad técnica y profesional (…) Se requiere voluntad política, un cambio de consciencia y descentralizar», dice Cruz.

«La pandemia ha implicado una necesidad de profundizar nuestros espacios de colaboración. Chile se ha visto obligado a enfrentar un proceso de transformación sistémico sin precedentes, como ha ocurrido globalmente, que ha evidenciado la necesidad crítica de la colaboración y la asociatividad», reflexiona Pedro Bouchon.

Marcos Salazar

Otro punto al que hace referencia Salazar, es abordar las falencias en materia presupuestaria para ciencia e investigación en Chile. Por un lado, aclara, está la inyección de recursos que se generó por la emergencia, y los proyectos covid-19 convocados, pero eso es coyuntural.

«En los últimos 10 años, no se ha alterado la estructura presupuestaria del ministerio de Ciencias y Tecnología (…) Las voces que uno ha escuchado, tiene que ver como va a haber una reducción general de los presupuestos nacionales por el decrecimiento de la economía, y el presupuesto de ciencia se vería afectado. Ese es un error estratégico, se requiere mantenerlo, además, no tiene un impacto tan grande, pues es sólo el 0,38% del presupuesto nacional», indica.

Todos coinciden en que esta no es la primera y última pandemia que atravesará el país y el mundo, y acá apelan a un cambio de consciencia: «las pandemias son una amenaza real (…) hay que meter ciencia y conocimiento. Yo creo que la ciudadanía tiene esa percepción hoy día, de que los científicos para algo sirven, y están solamente en sus torres de marfil», sintetiza Salazar. (Emol)

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