Ya lo dije antes y lo repetiré aunque suene a insistencia o majadería. La elección presidencial y los comicios parlamentarios tienen el 100% de la atención de la prensa, en general, sin excepción y hablo de diarios, radioemisoras, canales de TV y medios digitales. Y, claro, es noticia importante. Se va a conocer el nombre de quien será el Presidente de la República y de los nuevos congresistas que ingresarán al Parlamento, aunque algunos ya se sienten con derecho a repetirse el plato. Pero, bueno, ese es otro asunto.
Y es precisamente lo importante de estas noticias que han opacado otras que son inmensamente importantes. Me refiero a los embates que está experimentando la libertad de prensa en Chile y con ello la libertad de expresión, libertad para expresarse libremente cualquiera sea el signo político, social o religioso que cada uno tenga.
Sí, aunque no se crea a primera vista, la libertad de prensa ha estado o está en entredicho; recordaré algunos episodios al respecto
Intento A: A principios del año 2022, en enero para ser más exacto, el Partido Comunista a través de convencionales lanzó la idea de crear un Consejo Nacional de Medios de Comunicación. Fue un claro y descarado intento de institucionalizar la libertad de prensa y muy similar a la idea del entonces candidato presidencial del PC, Daniel Jadue, en que proponía “evaluar la implementación de experiencias del ministerio de Información o Comunicaciones” y que sería encargado de “velar por el correcto funcionamiento de todos los medios de comunicación social”. Además, se establece la «obligación de difundir información veraz».
Intento B: En abril de este año 2025, congresistas oficialistas y de oposición en una postura transversal presentaron un proyecto que busca sancionar a quienes filtren informaciones que sean calificadas como privadas o secretas y castiga a quienes filtren datos con penas de cárcel y a los periodistas que las divulguen con multas.
No se ha hablado más del tema, pero el proyecto está en el Congreso.
Intento C: Lo más reciente. En torno al llamado” Caso Audios” en agosto recién pasado, la Fiscalía Metropolitana Occidente planteó la interceptación de las comunicaciones de un total de once reporteros, pero la solicitud fue rechazada por el tribunal. La diligencia en cuestión solicitada por el Ministerio Público no tuvo éxito, pero igual originó una condena absoluta del periodismo. La propia Asociación Nacional de la Prensa ha planteado que ello afecta el derecho del secreto profesional de los reporteros en relación a su fuente. Más de 40 periodistas, entre ellos premios nacionales, académicos y directores de carrera, dijeron en una carta abierta que la solicitud no fue un error administrativo ni una simple desproporción procesal, sino un acto que desconoció garantías fundamentales básicas, entre ellas la libertad de expresión, el secreto profesional periodístico.
Los periodistas debemos estar alertas en forma constante ante cualquier idea que se torne en una ofensa en contra de la libertad de expresión.
La censura nunca jamás será presentada como tal. Siempre llegará envuelta en papeles de regalo con una bonita cinta y voceada como, paradojalmente, una “protección” al periodismo. Pero no hay tal…no hay que engañarse. Toda iniciativa como las que he mencionado en este artículo se orienta a restringir la labor periodística.
Si prospera en el Parlamento la iniciativa políticamente transversal, de encarcelar a quienes proporcionen datos de un caso digno de ser indagado por los reporteros, se estará poniendo una lápida al periodismo de investigación. Este periodismo que ha destapado temas como el “Caso Audios” o el de las «Fundaciones» que sacudieron al país, está amenazado.
A los autores de esas ideas ¿a qué le temen?
La libertad de prensa forma parte de la ciudadanía. Cada persona tiene el derecho intransable de conocer lo que sucede en su país ya sea esto lo bueno, lo malo o lo feo. (Red NP)
-La primera condición del progreso es la eliminación de la censura. (George Bernard Shaw)
Marcos Borcoski



