Lo que comenzó como una presión económica y naval ha derivado en una intervención militar directa. Fuentes de inteligencia confirmaron a la cadena CNN que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ejecutó un ataque con drones contra un muelle estratégico en la costa venezolana, convirtiéndose en la primera incursión armada conocida de Estados Unidos dentro del territorio de ese país.
Según los reportes, el objetivo de la ofensiva fue una instalación remota que, de acuerdo con la Casa Blanca, era utilizada por la organización criminal Tren de Aragua para el almacenamiento y despacho de narcóticos.
Bajas: No se reportaron víctimas fatales, ya que la zona se encontraba vacía al momento del impacto.
Resultado: La infraestructura y las embarcaciones presentes fueron totalmente destruidas.
El propio presidente Donald Trump ratificó la acción en declaraciones recientes: «Atacamos la zona del muelle donde cargan los barcos con drogas. Esa área de implementación ya no existe», sentenció el mandatario, quien ha endurecido su retórica calificando al régimen de Nicolás Maduro como una «organización terrorista extranjera».
DESPLIEGUE DE FUERZAS
El ataque terrestre se suma a un despliegue militar masivo en las cercanías de Venezuela, que incluye:
El USS Gerald R. Ford: El portaaviones más poderoso del mundo.
Submarino nuclear y buques de guerra: Posicionados para interceptar naves en el Caribe y el Pacífico.
Bloqueo total: Washington ordenó la interdicción de cualquier buque petrolero vinculado a la administración de Maduro.
REACCIÓN EN CARACAS
Desde el Palacio de Miraflores, Nicolás Maduro denunció el acto como «piratería naval» y una agresión directa que podría desencadenar una «lucha armada». Paralelamente, ha ordenado el despliegue de milicias y entrenamiento militar para civiles en todo el país.
En Estados Unidos, la operación no ha estado exenta de polémica. Algunos legisladores han cuestionado la legalidad de los ataques a embarcaciones en aguas internacionales, sugiriendo que las muertes de tripulantes —calificados como «terroristas» por el Pentágono— podrían constituir ejecuciones extrajudiciales.
Aunque analistas sugieren que el ataque al puerto tuvo un carácter «simbólico» por la magnitud de las redes portuarias venezolanas, el mensaje de Washington es claro: la era de las sanciones económicas ha dado paso a la fase de intervención cinética. (NP-Gemini-La Tercera)



