La historia de ninguneos de Apruebo Dignidad al Socialismo Democrático no sólo se repite, también rima.
Terminaba el año 2022 cuando la ministra del Interior costosamente intentaba poner la seguridad en el centro de las preocupaciones y la gestión gubernamental. Para ello tenía lista una mesa de seguridad consensuada con la oposición en la que buscaría alcanzar acuerdos para impulsar proyectos de ley en medio de una crisis de criminalidad. Como si el esfuerzo de la ministra importara maní, el presidente y su equipo más cercano decidieron que por esos mismos días, y a espaldas de Tohá, indultarían a un grupo de presos del estallido social.
Con el anuncio, que dañaría irremediablemente la credibilidad del presidente en temas de seguridad, la oposición completa decidió quitarle el piso a Tohá restándose de la mesa parida pocos días antes. ¿Cuándo renuncia Tohá?, fue pregunta ineludible ese diciembre, pero ella, herida en el ala, mantuvo su compromiso con el gobierno de Boric.
La historia se repite y rima. Ahora se la hicieron a Mario Marcel. Mientras el incansable ministro de hacienda intentaba mejorar el alicaído ánimo económico y recomponer confianzas con el empresariado, el mundo de Apruebo Dignidad decidió que, llegado el tiempo electoral, había que salir a pegarle a los empresarios. Partió la ministra Jara que, “así como que no quiere la cosa”, aprovechó un foro con empresarios para pegar el primer combo: “paguen más”, les dijo encabronando el ánimo.
Pero la fiesta había que aguársela por completo a ese jodido ministro que funge de adulto a cargo y les comprime la billetera fiscal, les corcovea con la condonación del CAE y que, como si fuera poco, no los deja empujar nuevos retiros previsionales. Había que “mojarle el asado” justo en los días en que se aprestaba a entregar puras buenas noticias en materia económica. Marcel no intuía, sabía lo que hoy todos sabemos: que la producción industrial había crecido en febrero registrando la mayor alza en casi 6 años.
Los tres sectores que componen el indicador, -manufactura, minería y electricidad, gas y agua, tuvieron alzas-, mostraron alzas según señaló el jueves reciente el INE. Una gran noticia.
También el alicaído retail muestra signos de recuperación por el avance de dos de las tres divisiones que la componen. Excluida la industria automotriz, crecieron el comercio al por menor y al por mayor. También las ventas en supermercados.
Sólo buenas noticias en materia económica que se sumaban al escuálido pero positivo crecimiento del año anterior y que alentaban un cóctel comunicacional muy atractivo para el gobierno post Semana Santa.
Pero no. Ni la economía, ni menos Marcel, eran buenas razones para pausar la arremetida con que Apruebo Dignidad pretendía pintarse de guerra para ir contra la élite empresarial en año de elecciones.
El “paguen más” no sólo no se detuvo, se profundizó en voz de la propia ministra y otros voceros que tomaron la posta. El libreto continuó con una arenga del propio mandatario a los empresarios instándolos a “abandonar la soberbia paternalista y los juicios denigratorios”. Al presidente lo siguieron el PC y el Frente Amplio amenazando con convocar a la población a movilizarse en defensa de las reformas del gobierno, amenazadas por la codicia empresarial.
Una puesta en escena que recuerda la época en que eran oposición y que se desentiende por completo de la agenda que tanto le ha costado instalar a un Mario Marcel que, al igual que Tohá, entiende que su pega no es contentar únicamente a la base electoral de Apruebo Dignidad.
Por eso que lo del presidente en la minera Los Pelambres al intentar poner una cuña en la familia Luksic no fue sólo un exabrupto ni menos un acertijo. El “más Narbona, menos Craig” fue una desubicación inquietante y una descortesía mayor con los dueños de casa y también con Marcel. Pero por sobre eso, fue la confirmación de que, para el grupo original del gobierno, antes que la economía y la seguridad del conjunto de los chilenos, cuidar su 30% es lo que realmente importa.(Ex Ante)
Cristián Valdivieso