Por estos días como ministerio trabajamos en las etapas finales de la actualización de la Política de Defensa. En ella se recogen los cambios globales y regionales y su impacto en la Defensa.
El texto reemplazará la Política de Defensa 2020 y pone especial énfasis en definir orientaciones para el cumplimiento de las tareas asignadas, fortaleciendo el trabajo colaborativo y coordinado entre las instituciones del sector.
Defensa Nacional 2.0
Con todo, es en nuestras Fuerzas Armadas donde la idea de una Defensa Nacional 2.0 ya se está haciendo realidad, con iniciativas estratégicas que conjugan saltos cualitativos en lo tecnológico, el fortalecimiento de autonomía y capacidades de las ramas, y un impacto relevante en el desarrollo del país, a partir del impulso a encadenamientos productivos y la formación de profesionales y técnicos necesarios en estas áreas.
Estos proyectos tienen, además, otra importante característica común: una estrecha colaboración entre el mundo civil -universidades, privados- y el mundo militar.
En la Armada, en los astilleros de Asmar en Talcahuano, comenzó este mes la construcción de un segundo buque multipropósito. No es algo al azar: en enero el Presidente de la República, Gabriel Boric, presentó la Política Nacional de Construcción Naval, que busca que la totalidad de la escuadra nacional sea construida en astilleros chilenos.
Y la semana pasada el Consejo Corfo dio un paso clave al crear el Comité de Construcción Naval, que impulsará el desarrollo tecnológico y encadenamientos productivos necesarios para ejecutar la Política, que -a su vez- tendrá un Consejo Asesor Estratégico, integrado por Asmar, Armasur, Asimet, Sonapesca, Asociación Nacional de Armadores, astilleros privados, los Sindicatos Unidos Asmar y representantes de la academia.
En cuanto a la Fuerza Aérea, las obras de construcción del que será el primer Centro Espacial Nacional (CEN) tienen ya un 85% de avance y será inaugurado en diciembre. El recinto de 5.800 m2, en la comuna de Cerrillos, tendrá una Sala Limpia en la que se proyecta la fabricación de al menos ocho satélites.
El CEN sin duda será clave para las capacidades de la FACH y la data que ahí se procese permitirá enfrentar mejor una multiplicidad de desafíos del Estado, desde la seguridad hasta el cambio climático. Pero, al mismo tiempo, hemos trabajado en conjunto con el Ministerio de Ciencia la gobernanza del CEN, de modo de garantizar que convivan armónicamente los objetivos y proyectos de la Defensa con los de la comunidad científica nacional y las universidades.
Queremos, además, que el Centro sea un espacio abierto a la ciudadanía en general, un agente que eduque e incentive a los jóvenes en torno a las ciencias del espacio.
El Ejército, por su parte, celebró en julio el primer año del Laboratorio de Ciberdefensa para la Protección de Infraestructuras Críticas (Ciberlab), iniciativa conjunta con el Centro de Innovación de la Pontificia Universidad Católica. Tiene como foco la protección de áreas esenciales como el sector eléctrico, la logística, transporte marítimo, terrestre y aéreo, salud, banca, minería y proveedores estratégicos del Estado, que podrían ser vulnerados por ataques cibernéticos.
Actualmente, Ciberlab trabaja en la simulación de ataques de ciberseguridad, el análisis de inteligencia de amenazas y en la creación de un tipo de “Chat GPT” para el Ejército. Y está prevista la próxima realización de un nuevo Ejercicio Nacional de Gestión de Crisis Cibernética, cuya primera versión tuvo más de 150 participantes.
Vocación de soberanía
Las tres iniciativas nos hablan de vocación de soberanía, de Fuerzas Armadas más fuertes, modernas y autónomas en cuanto a sus capacidades. Son, al mismo tiempo, nítidas oportunidades de crecimiento económico, de desarrollo tecnológico e innovación, de encadenamiento productivo, de un trabajo más estrecho entre civiles y militares. Son, en resumen, aportes relevantes en tiempos de paz de una Defensa Nacional que contribuye al desarrollo de nuestro país. (Bio Bio)
Adriana Delpiano
