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Amarillos por Chile: mañana es el día D para su transformación en partido

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Aunque aún son herméticos al respecto, admiten que tienen un objetivo claro: convertirse en partido político. La tarde de mañana, los Amarillos x Chile, agrupación formada en el contexto de la discusión constitucional, darán el primer paso para lograrlo: la escritura, firmada por 100 ciudadanos, de su constitución como colectividad. Pero Amarillos ha ido un paso más allá. Aunque se trata de un borrador, ya redactaron su declaración de principios, uno de los requerimientos que exige el Servicio Electoral (Servel). ¿La particularidad? En ella participó el sociólogo Ernesto Ottone, exasesor del Segundo Piso en el gobierno del expresidente Ricardo Lagos.

El sello de Ottone, según fuentes de Amarillos, estuvo puesto en plasmar el legado laguista en la declaración del colectivo. De hecho, en el listado de principios, al cual tuvo acceso La Tercera PM, se detalla que no son “un partido sin historia”, en consideración de que se consideran continuadores “frente a los nuevos desafíos históricos de lo realizado por la Concertación de Partidos por la Democracia, que condujo de forma exitosa la salida de la dictadura y dirigió al país durante los 20 años de mayor avance económico y social de la historia de Chile”.

Del texto también se desprenden algunas frases que han sido utilizadas en repetidas ocasiones por Ottone, como que “la democracia supone que quienes ganan no lo ganan todo y los que pierden no lo hacen para siempre”. En este sentido, entre distintos adherentes al movimiento explicitan que lo que caracteriza a los Amarillos son las ganas de reivindicar el centro político, alejado de los extremos a los que, a criterio de ellos, ha caído parte de la centroizquierda chilena. Ottone es precisamente uno de los personeros que desde hace mucho tiempo ha advertido de forma crítica sobre la radicalización de la izquierda chilena.

En todo caso, cercanos a Ottone señalan que él no va a militar en Amarillos. Según ha comentado él a su entorno, su única militancia ha sido en el Partido Comunista, colectividad a la que renunció en 1983, y no tiene planeado sumarse a otra. Además, ha enfatizado que solo está prestando ayuda a “amigos cercanos”.

Lo cierto es que el sello laguista no solo se queda en palabras, pues Amarillos ha reclutado a personeros como Sergio Solís, el exjefe de gabinete de Ricardo LagosMatías de la Fuentes y Eduardo Jara, quien fue jefe de avanzada de Lagos. De hecho, Solís, así como también el exministro Jorge Burgos y el vocero Cristián Warnken, son nombres que suenan al interior del colectivo para integrar la directiva. Desde el colectivo también detallan que el expresidente de la Cámara de Diputados Gutenberg Martínez es quien se hace cargo del desarrollo de los estatutos y la declaración de principios, junto a Ottone.

Pese a que ha sido uno de los rostros más destacados del movimiento, fuentes del partido aseguran que, hasta el momento, Mario Waissbluth no está considerado para ser parte de la directiva de la nueva colectividad. De todas formas, dicen las mismas fuentes, sí será un militante. Este también es el caso del arquitecto Iván Produje y de la exministra Mariana Aylwin, según comentan al interior de la agrupación.

En cuanto a la declaración en sí, el primero de sus puntos establece que son un partido “democrático y reformador” que aspira a contribuir a que Chile sea una sociedad democrática con altos niveles de igualdad, donde se respeten irrestrictamente los derechos humanos y las libertades individuales (…)”. El segundo plantea que “la democracia moderna es la democracia representativa que supone un Estado democrático y social de derecho (…)”.

Luego, la agrupación sugiere que la reforma es el camino para “lograr avanzar de manera persistente hacia una sociedad más justa, libre e igualitaria y una democracia más exigente”. “En el mundo moderno los países que han logrado los mayores éxitos (…) son aquellos que se han desarrollado a través de reformas graduales y no a través de procesos revolucionarios”, mencionan.

En esta línea, enfatizan una postura en contra de la violencia: “El rechazo de la visión reformadora a la violencia, en todas sus expresiones, es radical. Nada justifica la violencia en una democracia, no se debe practicar, ni tampoco proteger buscando razones para ello en las muchas imperfecciones y abusos que existan en la sociedad.

“Si bien el capitalismo es un factor de gran dinamismo para el desarrollo económico, provoca estructuralmente desigualdades. Por ello, para lograr un desarrollo equilibrado, es necesario conjugar el rol del Estado, del mercado y de la sociedad civil (…). El mercado no se autorregula (…)”, agregan en el mismo punto.

En su cuarto punto, el colectivo explicita que Amarillos surgió “producto de un movimiento ciudadano que se opuso a una propuesta constitucional que carecía de las características necesarias para unir a los chilenos”. En esta línea, agregan que “nuestro partido se ubicará en ese espacio sin abandonar sus rasgos amplios, movimientistas, de horizontalidad que le permitan evitar posiciones cerradas y su vocación de apertura permanente a las sensibilidades ciudadanas”.

En este sentido, más adelante agregan que “es necesario volver a la realidad, generar sin atolondramientos una nueva Constitución que deje de lado excesos y fragmentación y que logre concitar un gran acuerdo en torno a un texto social sensato, avanzado y plenamente democrático”.

Además, explicitan que buscan hacerse cargo de una nueva agenda de los derechos humanos que tiene tres grandes componentes: el respeto por el medioambiente y la naturaleza, la equidad de género y “el reconocimiento de los pueblos originarios con todo su bagaje histórico-cultural, respondiendo a sus verdaderas aspiraciones y no a las exacerbaciones identitarias que plantean aquellos que en verdad no los representan”.

Por último, manifiestan que “este nuevo partido no promete el paraíso, no pretende tener un modelo perfecto de felicidad (…), sino que invita a la ciudadanía a construir gradualmente y con esperanza un Chile más próspero, más igualitario, más libre y más justo, donde el bien común sea nuestro norte orientador”. También agregan que “la cultura de la cancelación es uno de los peligros más preocupantes para el desarrollo y fortalecimiento de la democracia y el pensamiento libre”. (La Tercera)