Allende o Pinochet

Allende o Pinochet

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Aunque los nombres en la papeleta de la elección presidencial serán los de Jeannette Jara y José Antonio Kast, una forma de entender la decisión que deberán tomar los chilenos el domingo 14 de diciembre es imaginando que esta será una elección entre el modelo de sociedad que promovían el socialista Salvador Allende y el dictador Augusto Pinochet. Si las encuestas están en lo correcto, los chilenos votarán mayoritariamente en la elección presidencial, por primera vez desde el retorno de la democracia, por un candidato que se abiertamente prefiere identificarse con lo que representa Augusto Pinochet que con lo que simboliza la imagen de Salvador Allende.

Aunque José Antonio Kast siempre se asegura de condenar las violaciones a los derechos humanos cada vez que habla sobre el legado de la dictadura militar, es evidente que el candidato que lidera por un amplio margen en las encuestas de intención de voto se siente mucho más cercano al legado del gobierno militar de Pinochet que lo que se sintieron cualquiera de los candidatos presidenciales de la derecha en las últimas dos décadas. En sus tres candidaturas presidenciales entre 2005 y 2017, Sebastián Piñera se esmeró en dejar en claro que él votó contra Pinochet en el plebiscito de 1988—y mostró profusamente evidencia que confirmaba su oposición a la idea de que Pinochet siguiera en el poder después de 1990. A su vez, aunque en su momento fue un asiduo defensor de la dictadura, Joaquín Lavín también buscó marcar distancia del legado autoritario en sus aventuras presidenciales de 1999 y 2005. En 2013, y también en 2025, Evelyn Matthei nunca logró explicar bien la evolución de su pensamiento y posición política respecto a la dictadura militar que ella en su momento apoyó y del legado autoritario del que terminó, como tantos otros, alejándose.

En ese sentido, la candidatura de José Antonio Kast se diferencia profundamente de lo que fueron las candidaturas tradicionales de la derecha. En sus tres campañas presidenciales, Kast ha dejado en claro que, aunque el tiene credenciales democráticas impecables, su postura respecto a la dictadura militar y al legado autoritario es bastante más amigable que la que en su momento tuvieron Piñera, Lavín y Matthei. Kast ha hablado de forma mucho más positiva del complejo legado de la dictadura de Pinochet. A diferencia de Piñera, Kast abiertamente reconoce que tiene planes de buscar una salida humanitaria para que muchos violadores a los derechos humanos que padecen enfermedades terminales puedan morir en sus casas.

Además, al defender posturas nativistas en cuestiones migratorias y un discurso de tolerancia cero contra la delincuencia, Kast emula la imagen de mano dura que privilegió también Pinochet. El discurso que revindica el rol de las Fuerzas Armadas y de orden en la vida nacional inevitable rima con el papel central que tuvieron los militares en la vida nacional durante la dictadura de Pinochet.

Es innegable entonces que, por primera vez desde el retorno de la democracia, el candidato mejor posicionado para llegar a La Moneda es un hombre que se siente cómodo asociándose al legado de la dictadura militar.

Por su parte, Jeannette Jara es la candidata más izquierdista que ha llegado a la segunda vuelta. Militante del Partido Comunista, Jara entiende que su militancia partidista es un pasivo tan alto que la candidata repetidamente insiste en destacar que su candidatura representa a una coalición mas amplia de centro izquierda. Tácitamente reconociendo que militar en el PC la arrincona en un lugar muy incómodo y la imposibilita de atraer a una mayoría del electorado, Jara ha buscado vestirse con ropajes socialdemócratas y moderados que contrastan decididamente con lo que ha sido su trayectoria política y su historia de vida.

De todos los candidatos de izquierda que han llegado a la segunda vuelta, Jara es la que más se acerca en su sueno de país a la vía chilena al socialismo que quiso construir Allende. Es cierto que Boric también se identificaba mucho con Allende, y buscaba imitar al primer Presidente socialista de Chile en sus discursos. Pero precisamente porque Boric era tan diferente a Allende, nadie sospechaba que Boric sería su reencarnación. Con Jara, en cambio, las sospechas abundan sobre qué tanto comparte ella los principios comunistas que se basan en la lucha de clases y la abolición de la propiedad privada.

En la elección del 14 de diciembre, los chilenos deberán escoger entre Kast y Jara. Pero de alguna forma, los legados y sueños de país de Pinochet y Allende también estarán en la papeleta. Irónicamente, después de 4 años de un gobierno que se inició con referencias nostálgicas a la imagen de Allende, en la segunda vuelta presidencial, el país parece encaminado a escoger una opción que se parece mucho más al ideal de país que buscó construir Pinochet que a la via chilena al socialismo que quiso construir Allende. (El Líbero)

Patricio Navia