Hoy es en Perú, donde se oponen a que el exmandatario explote el aeropuerto del Cusco, que se construirá con platas del fisco peruano y donde las ganancias se las lleva su holding, cobrando de paso millonarios intereses.
Los nuevos negocios en el extranjero del ex presidente Sebastián Piñera le siguen dando ganancias, pero también fuertes dolores de cabeza. Entre las muchas inversiones que ha efectuado en Perú -aparte de la ya conocida pesquera, Exalmar-, ha efectuado otros en distintas áreas, pero todos o casi todos relacionados con concesiones entregadas por el gobierno del Presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Recién esta semana le dio el vamos en el Cusco al retrasado proyecto del aeropuerto, luego de reunirse con Piñera.
PIÑERA-KUSZYNSKI
Kuczynski, actual mandatario de Perú, fue director hasta noviembre de 2015 de Exalmar, la compañía que controla Sebastián Piñera, a través de Andino Investment, uno de los conglomerados de inversiones más exitosos de los últimos años en Perú, y que es propietario del 50% del consorcio Kuntur Wasi, que fue la compañía que se adjudicó la concesión del aeropuerto Chinchero en el Cusco, por 40 años y que cuenta con un Endeudamiento Garantizado Permitido (EGP), o sea, tiene garantía estatal para cubrir los costos financieros de su construcción.
Lo ganancioso para Piñera es que esa garantía estatal jamás fue parte de las bases de licitación. Tampoco dejan de llamar la atención las reuniones sostenidas entre Piñera y Kuczynski, que se han dado justo en momentos en que se han decidido las concesiones, las garantías estatales e, incluso, se han levantado sanciones por incumplimiento de inicio de obras a la empresa donde tiene sus inversiones Piñera.
Uno de estos encuentros se dio en el marco de la última Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) celebrada en la localidad de Paracas a comienzos de noviembre pasado. Allí se encontraron el Presidente Kuczynski (PPK) con el expresidente Piñera. La prensa los retrató cenando juntos, ambos se hospedaron en el hotel La Hacienda.
En ese contexto, el 3 de diciembre el Mandatario peruano invitó al chileno a un tentempié a media mañana, nada menos que en el buque escuela Unión. Medios del país nortino dan cuenta que «a más de un marino le molestó ver a un ex presidente chileno en el buque escuela peruano cuyo nombre recuerda a la corbeta Unión (1865-1881) que destacó en la Guerra con Chile (1879-1884), al capturar -en conjunto con el Huáscar- al transporte chileno Rímac y al romper el bloque de Arica (17/03/1880)».
UNA MANO LAVA LA OTRA…
Tras este encuentro el gobierno peruano asumió dar un reimpulso al proyecto del Aeropuerto Internacional de Chinchero, proponiendo un anexo al contrato público original de concesión mantenido con Kuntur Wasi, cuyos socios son Andino Investment Holding -donde el family office de Sebastián Piñera, Bancard International Investment Inc. es controladora-, y la argentina Corporación América.
Esto vino a salvar a Kuntur Wasi, que no había cumplido con su parte en el contrato por falta de liquidez debido a la crisis financiera de Andino Investment Holding, lo que vino a constituir en un verdadero salvavidas a los intereses de Piñera, ya que el contrato dejó de ser una Asociación Pública Privada (APP) y pasó a ser ahora una obra pública, en que el Estado otorga garantías y el privado se lleva 40 años de la concesión.
El family office de Piñera es uno de los principales accionistas y controlador de Andino Investment Holding, por lo menos desde marzo de 2014, cuando aparecen los primeros indicios que demuestran que Mediterráneo Fondo de Inversión Privada, empresa controlado por Bancard, poseía un importante porcentaje de acciones de Andino.
Piñera ya participa en la sociedad que controla los Aeropuertos Andinos del Perú, donde tiene la concesión de los terminales de Arequipa, Ayacucho, Juliaca, Puerto Maldonado y Tacna y la concesión del puerto de Paita.
PIÑERA ¡GO HOME!
Diversas han sido las manifestaciones de sectores nacionalistas y pescadores en contra de las inversiones de Piñera en Perú. Algunas gráficas dan cuenta en algunas de ellas de congresistas, como el legislador Jorge Rimarachín. ¡Piñera fuera del Perú! ¡La patria no se vende! y otros carteles que dan cuenta del rechazo que despierta en ese país, que junto con Chile, recién toma conocimiento de las inversiones que realizó siendo Presidente.
Rimarachín ha dicho que «estoy contra la chilenización del Perú (…) Existe un plan para chilenizar el Perú. Hay una ocupación silenciosa de Chile en el Perú. Chile domina el 30% de la economía nacional a través de los supermercados, de la exportación de palta peruana y uva peruana con nombre chileno, se ha apropiado del nombre del pisco, manejan el cielo y el mar peruano, y sin embargo lo invitan (a Piñera)».
Dos son los reclamos de los peruanos. El primero, porque Kuntur Wasi no es una constructora y, por lo mismo, para ejecutar la obra debe contratar a una externa y solo cobrará como administrador. Entonces la pregunta es: ¿qué sentido tiene entregarle a Piñera el negocio, por qué mejor no contratar a alguien que construya y luego licitar la administración?
El segundo consiste en los altísimos intereses que le cobra al Estado peruano. El negocio partió cuando la empresa controlada por Piñera se adjudicó la obra e invertiría unos 500 millones de dólares que el Estado le pagaría en quince años. ¿El detalle? la tasa de interés que estipuló Kuntur Wasi en el contrato, que elevaba el costo real de construcción a US$ 1.120 millones.
Kuczynski acordó rebajar esa cifra que debe pagar el Estado peruano a US$ 529.5 millones, pero el acuerdo incluye que Perú asume todos los riesgos en calidad de garante y debe entregar a la empresa de Piñera un adelanto para que empiece a construir la obra.
Sin embargo, la recientemente renunciada presidenta del Organismo Regulador de la Infraestructura de Transporte de uso Público del Perú, Patricia Benavente, desmintió -números en mano- que el ahorro fuera el dado a conocer por Kuczynski, pues en realidad no sería -en el tiempo- mayor de US$15 millones. (Cambio 21)


