En entrevista en Chilevisión con Fernando Paulsen, la diputada Karla Rubilar, con sinceridad y altura de miras, justificó su voto contra el informe del Sename de una manera que nada tenía que ver con la presión que el Gobierno ejerció sobre otros parlamentarios.
Pero lo más importante de dicha entrevista fue la justificación que la diputada dio para no repostularse a la Cámara de Diputados, una justificación que en el último tiempo hemos escuchado también de parte de a lo menos otros dos jóvenes diputados: «Tengo fuertes dudas -afirmó ella- de que en la Cámara de Diputados se esté trabajando por el bien común». Lo dijo en un tono tranquilamente desencantado, sin agresividad, y sin acusar a nadie en particular.
Es probable que esa declaración pase ahora inadvertida y quede postergada por las tantísimas cuñas altisonantes y oportunistas que solemos oír a diario de parte de la mayoría de nuestros parlamentarios.
Cuando un parlamento o un gobierno no trabajan por el bien común, o cuando hay dudas fundadas acerca de que lo hagan, lo que está en riesgo es la república, ni más ni menos que la república, en el entendido de que hay esta solo cuando el bien general o común se antepone a los intereses personales de grupos e individuos.
Cuando hablamos de república, haríamos bien en pensar en eso, y no en el protocolo que acompaña al mensaje presidencial de mayo, la Parada Militar de septiembre o el funeral de Estado que se hace a un ex Presidente. (Cartas El Mercurio)
Agustín Squella


