Menos de una semana después de asumir el gobierno de Argentina, el nuevo Ejecutivo que encabeza Mauricio Macri puso fin a cuatro años de restricciones a la compra de dólares y unificó el mercado cambiario. Termina así una de las medidas más controvertidas del pasado gobierno kirchnerista que se instauró para frenar la fuga de divisas.
“Estamos muy contentos de poder anunciar el fin del cepo cambiario”, dijo el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, en una rueda de prensa. Sostuvo que “están dadas las condiciones” para tomar una medida así, una de las promesas de la campaña electoral macrista, y que era esperada con ansias por el sector industrial, el campo y los mercados.
El ministro no quiso lanzar una cifra de cuál será el valor del dólar a partir de hoy, pero señaló el precio aproximado del cambio conocido en el mercado local como “contado con liquidación” que ayer figuraba a 14,25 contra 9,84 del oficial. Así, Prat Gay destacó que “el tipo de cambio fluctuará dentro de un sistema que los economistas llamamos flotación sucia”.
Eso significa que el Banco Central de Argentina podría intervenir comprando o vendiendo dólares para evitar variaciones bruscas. Para eso, explicó, el gobierno está buscando armarse de un “colchón” de reservas en el Banco Central que provendrá de exportadores, especialmente agrícolas, y bancos extranjeros.
De hecho, el anuncio del lunes del fin de las retenciones y esta devaluación tácita impulsaría a los productores agrícolas a liquidar divisas por la venta de granos no vendidos, una suma que llegaría cerca de los US$ 6.000 millones. Con el mismo objetivo se negoció en los últimos días un préstamo con bancos internacionales por un total de US$ 8.000 millones que serán usados como respaldo en caso de que se dispare el tipo de cambio libre. La tercera vía de financiamiento es la conversión a dólares del swap (un tipo de préstamo) con China, con lo que se contaría con US$ 11.000 millones.
Prat Gay enfatizó en que se van a eliminar “las trabas y el que quiera importar lo hará y el que quiera exportar lo hará libremente”.
Si a partir de hoy el dólar cotiza “libremente” en alrededor de 14 pesos, se habrá producido una devaluación del peso argentino de cercana al 50%. Sin embargo, el ministro de Hacienda desestimó que esa eventual devaluación se traslade a los precios de la canasta alimentaria y mencionó acuerdos de precios con empresas productoras y comercializadoras de alimentos.
Así, sostuvo que hubo una inflación en las últimas semanas que le adjudicó “a la herencia del gobierno anterior que decía que controlaba los precios y al final los descontroló”. “No vamos con la extorsión (del gobierno anterior) ni tampoco vamos con la ley de la selva. Tenemos los elementos para controlar el mercado”, reforzó Prat Gay.
El cepo cambiario comenzó a ser aplicado por la Presidenta Cristina Fernández (2007-2015) en octubre de 2011 para frenar una constante fuga de divisas y para contener las reservas del Banco Central, objetivos que el plan cumplió a medias y a costa de una parálisis en distintos sectores de la economía. De hecho, la imposibilidad de girar divisas al exterior llevó a muchas compañías de capital extranjero a frenar sus inversiones en el país, mientras el mercado inmobiliario se desplomó.
Las restricciones también generaron un mercado negro -el dólar “blue”- que para los economistas refleja su verdadero valor. Ese circuito ilegal era reconocido por el propio gobierno ya que el Banco Central intervenía cada cierto tiempo para que el precio del dólar no se disparara.
“Un sistema que durante cuatro años ahogó la economía lo estamos levantando en menos de una semana”, destacó el ministro argentino, recordando que Macri asumió el 10 de diciembre. “El cepo logró matar a la gallina de los huevos de oro que son los sectores que generan las divisas”, sostuvo.
