A solo quince días de las elecciones presidenciales y parlamentarias, la contienda muestra variaciones con Jeannette Jara (PC) y José Antonio Kast (REP) a la cabeza, y el candidato Johannes Kaiser (PNL) consolidándose en tercer lugar en algunos sondeos, superando a Evelyn Matthei (Chile Vamos). Sin embargo, la atención se centra en el fenómeno del «voto cruzado», donde los electores eligen un candidato presidencial de un pacto y un parlamentario de otro, un ejercicio que, según los expertos, será «muy probable y frecuente» en esta elección concurrente.
Académicos coinciden en que la ciudadanía chilena distingue claramente entre ambas elecciones, y votar cruzado no se vive como una incoherencia. Según Aldo Cassinelli de la U. Autónoma, la votación parlamentaria se rige más por la cercanía y el conocimiento del candidato en el distrito, mientras que la presidencial se enfoca en el liderazgo. Esta dinámica podría llevar, por ejemplo, a un votante republicano a elegir a un parlamentario de Chile Vamos. Por su parte, Eolo Díaz-Tendero de la U. O’Higgins subraya que la ciudadanía se orienta cada vez menos por el eje izquierda-derecha y más por los liderazgos que ofrecen soluciones a sus problemas, lo que facilita que un votante pueda estar entre Jara o Kaiser sin ver contradicción.
Jaquelin Morillo de la U. San Sebastián añade que en la elección presidencial se priorizan liderazgos personales y la capacidad de competir en segunda vuelta, mientras que en la parlamentaria pesan la cercanía territorial, la identidad partidaria y la búsqueda de un equilibrio de poder en el Congreso. El voto cruzado, en este sentido, es un «cálculo racional» donde los votantes buscan diversificar su apoyo para maximizar su influencia y balancear los poderes, interpretándose como una manifestación de la sofisticación del electorado.
Respecto a quién beneficiaría este comportamiento, los expertos descartan un «trasvasije mecánico» y señalan que el cruce dependerá de la identificación que el ciudadano realice de candidatos que resuelvan sus problemas, siendo esto transversal a la adscripción ideológica. Morillo proyecta que, en la arena presidencial, el fenómeno podría favorecer a candidaturas más polarizantes como la de Kaiser, atrayendo a votantes por su nitidez ideológica. En paralelo, en la dimensión parlamentaria, el voto cruzado tendería a beneficiar a coaliciones con presencia territorial consolidada y estructuras más robustas, como Chile Vamos, ya que un segmento del electorado, aun votando por opciones presidenciales disruptivas, preferiría entregar representación legislativa a partidos con mayor capacidad de institucionalizar el poder y garantizar gobernabilidad. (NP-Gemini-Emol)
