Comandos presidenciales focalizan estrategia en el «voto esquivo»

Comandos presidenciales focalizan estrategia en el «voto esquivo»

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A escasas tres semanas de la primera vuelta presidencial del 16 de noviembre, los comandos de las principales candidaturas han intensificado su estrategia, enfocando sus recursos en los segmentos de electores que, hasta ahora, les han sido esquivos. La meta es clara: cosechar apoyo en grupos etarios, socioeconómicos o zonas geográficas donde su consolidación aún es débil.

Para la candidata oficialista, Jeannette Jara, el principal foco de resistencia se concentra en el hombre adulto, especialmente el tramo entre 40 y 50 años, un sector que, según sus mediciones internas, incluso alcanza a hombres de centroizquierda. Asimismo, la exministra no ha logrado afianzar respaldo en la zona norte del país, afectada por problemas fronterizos y tradicionalmente favorable a la derecha. En contraste, sus fortalezas radican en el voto joven, femenino y las grandes urbes. Conscientes de que el voto obligatorio movilizará a sectores populares, el comando ha diseñado propuestas centradas en el bolsillo, como la disminución de cuentas de la luz y el ingreso vital, buscando conquistar los grupos D y E.

Por su parte, el líder republicano José Antonio Kast, si bien muestra una candidatura transversal, tiene debilidades evidentes en las regiones Metropolitana y de Valparaíso, donde su votación promedio es menor que en el resto del país, especialmente en el sur, su principal bastión. En estas zonas, la contienda se mantiene mano a mano con Chile Vamos, dispersando el voto de derecha. Otra debilidad identificada es el electorado de mayor rango etario, la tercera edad, siendo los jóvenes (18-30 años) su mayor fuerte. Para contrarrestar, el comando ha reforzado la campaña de la PGU y lanzado el «Plan Generación Dorada».

La candidata de Chile Vamos, Evelyn Matthei, intenta capitalizar el denominado “voto silencioso” y de sectores moderados, pero reconoce tener flancos abiertos en el voto joven y el voto popular (grupos D y E), donde Jara y Kast han logrado posicionarse mejor. Un desafío adicional es la fuga de hombres de 45 a 55 años—votantes tradicionales de la UDI— seducidos por discursos más duros, lo que obliga a Matthei a ampliar su base más allá del votante urbano y de clase media alta, manteniendo un relato más liberal mientras despliega su estrategia de terreno.

El libertario Johannes Kaiser, en tanto, enfrenta su mayor debilidad con el electorado femenino, una distancia que podría alcanzar hasta 10 puntos respecto al voto masculino, situación que se atribuye a declaraciones pasadas y al discurso más moderado de Kast. El candidato también lucha por imponerse entre los votantes más jóvenes (18-30 años), que han sido capturados por Jara y Kast. Su fuerza reside en los grupos de mayor edad (sobre 50 años) y en los sectores socioeconómicos D y E, con sus principales bastiones en el sur del país.

En el caso de Franco Parisi, su fortaleza se concentra en el norte y el votante masculino despolitizado, siendo su principal desafío superar la irrupción de Kaiser para reeditar el tercer lugar de 2021. Los candidatos Harold Mayne-Nicholls, Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés, con bajos porcentajes de apoyo, aún tienen espacio para crecer, enfrentando el reto de convencer a un público transversal que se ha mostrado reacio a respaldar sus aspiraciones presidenciales. (NP-Gemini-La Tercera)