Rodrigo Contreras, alcalde de Paine y presidente de la Asociación de Municipios Rurales (AMUR), encendió las alarmas por el avance del crimen organizado en las zonas rurales del país, asegurando que el campo se ha convertido en un «terreno fértil» para las bandas delictuales que se han desplazado desde la Región Metropolitana.
El jefe comunal señaló que las bandas organizadas han encontrado en la dispersión geográfica y la falta de vigilancia estatal un espacio propicio para operar, donde «existen menos ojos y menos posibilidad de perseguir el delito».
Contreras sostuvo que este desplazamiento delictual, al que atribuye un “efecto globo” generado por el Plan Calle Sin Violencia de la capital, ha transformado por completo la vida rural. «El delincuente necesitaba buscar un lugar donde estar más tranquilo», explicó.
El alcalde relató que la circulación de dinero en efectivo en el mundo agrícola ha permitido la proliferación de actividades ilícitas como «prostíbulos, casas con tragamonedas, clandestinos vendiendo alcohol y droga en las plazas».
Contreras advirtió que el avance del crimen organizado viene de la mano de un profundo cambio cultural, que incluye la presencia de la «narcocultura» y prácticas ajenas a la tradición chilena, como los «coleos venezolanos», que en su comuna terminaron develando una «estructura delictual completa» con personas secuestradas. A su juicio, «ese Chile profundo de tradiciones y cultura está desapareciendo».
Finalmente, el presidente de AMUR hizo un llamado urgente a fortalecer la presencia estatal en estos territorios. «Entre Buin y Paine hay más de 250 mil habitantes y solo tenemos un cuartel de la PDI y una fiscalía unipersonal. Es sistémico: la ruralidad está sola», advirtió, concluyendo que sin una acción decidida del Estado, el campo seguirá siendo un caldo de cultivo para la criminalidad. (NP-Gemini-Pauta)



