La última encuesta de la Cosa Nostra, a la que conviene prestar la mayor atención, indaga sobre los atributos de los ocho candidatos a la Presidencia de la República, relacionados con la capacidad de gobernar en el caso de resultar elegido en la próxima elección presidencial, entendida como la posibilidad -cada vez más esquiva- de “ejercer un gobierno estable y eficaz”. Pues bien, en dicha materia la candidata Evelyn Matthei alcanza la nota más alta de todos los candidatos y candidatas.
Por otro lado, la encuesta indaga sobre los candidatos más riesgosos, cuyos liderazgos se podrían considerar “peligrosos para el país”. También en esta categoría Evelyn Matthei obtiene el mejor resultado, siendo apreciada la suya como la menos riesgosa de las ocho candidaturas en competencia. Adicionalmente, la exalcaldesa de Providencia es la que ostenta el menor rechazo -el antivoto de la pregunta “¿por quién no votaría jamás”-, compartiendo esa positiva apreciación con el candidato Harold Mayne-Nichols. Ambos indicadores le otorgan una ventaja en el espacio volátil del voto útil, que se asocia a los electores que sufragan más contra lo que temen que a favor de lo que quieren -un volumen de votos que en esta ocasión podría ser considerable.
Sobre la base de esos resultados, esto es, aporte al país, riesgo y antivoto, la empresa encuestadora construye un interesante indicador al que denomina “índice de viabilidad política”. En este índice compuesto Evelyn Matthei alcanza la primera posición y con distancia de quienes le siguen.
A todo esto, cabría sumar el atributo de transversalidad que ofrece su candidatura, es decir, la capacidad de capturar votos en “todas partes” (Alberto Mayol dixit) del espectro político, quizá su mayor cualidad de cara a un mandato que requerirá de amplios apoyos transversales para enfrentar los exigentes desafíos que asoman en el presente y en el horizonte cercano del país.
¿Qué se puede concluir de estos datos? Que la candidata de la alianza política que han constituido Chile Vamos con Amarillos y Demócratas tiene un amplio espacio para crecer si es que los electores hicieran pesar en la urna los atributos que la encuesta le atribuye con largueza. Sería sorprendente que una evaluación tan favorable no se expresara en la votación de la primera vuelta. Bastaría que en lo que resta de la campaña electoral la candidata Matthei mantuviera incólumes esos atributos, los más valiosos de los que puede gozar un candidato presidencial, para competir en buena lid por una plaza en el balotaje.
Y si alcanzara una de las dos mayorías que disputarán la elección de la segunda vuelta en diciembre, independientemente de quién resultara ser su rival en esa contienda Evelyn Matthei se convertiría casi con certeza en la segunda mujer en gobernar nuestro país, después que Michelle Bachelet lo hiciera en dos oportunidades. Sería de la mano de unos atributos que ya se quisieran sus contendores. (El Líbero)
Claudio Hohmann
