Las parlamentarias a ojo de buen cubero

Las parlamentarias a ojo de buen cubero

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En octubre entregaré mi habitual apuesta a los resultados parlamentarios de noviembre próximo, luego de un análisis detallado del perfil y trayectoria de las más de mil candidaturas a la Cámara y al Senado y la arquitectura de las listas que compiten en cada una de las 7 regiones y 28 distritos donde se realiza la elección el próximo 16 de noviembre.

En 2021 hubo dos listas del actual oficialismo y ambas obtuvieron 37 escaños en la Cámara de Diputados, a pesar de que la lista de los partidos que conformaron previamente la Concertación sumó 17,17% y la que congregaba al Frente Amplio y el Partido Comunista la superaba con 20,97%.

Su ventaja electoral no se tradujo en escaños porque su fortaleza se concentraba en las grandes zonas urbanas, sobre representadas en el sistema actual. Al comenzar la legislatura 2022-2026, el oficialismo tenía mayoría de 80 diputados al sumar 2 escaños conseguidos por el Partido Ecologista Verde, 3 que eligió el Partido Humanista con los votos de Pamela Jiles en el distrito 12 y el senador Bianchi que se eligió como diputado independiente fuera de todo pacto.

La derecha, por su parte, también estuvo estructurada en dos listas en 2021, la de Chile Vamos, que con 25,44% de los votos eligió 53 diputados, y la que agrupó a Republicanos y Socialcristianos, que eligieron 15 diputados con 11,18% de los votos.

Como es sabido, el PDG eligió 6 escaños con 8,43% de los votos y el Centro Unido del Dr. File logró elegir un diputado en Talca. Esta bancada de 7 diputados terminó completamente disuelta, y hoy todos se presentan a la reelección desde plataformas políticas distintas, ninguno en las filas del Partido de la Gente.

La estructuración de la izquierda en dos listas de tamaño equivalente frente a la derecha organizada en dos listas muy asimétricas en su tamaño, permitieron que con 38,4% de los votos, las listas de  Apruebo Dignidad y el Nuevo Pacto Social sumaran 47,7% de los representantes en la Cámara de Diputados. Las candidaturas alineadas con la izquierda -Boric, Provoste, ME-O y Artés- habían sumado en primera vuelta 46,48% de los votos.

La situación hoy día es exactamente la inversa a la de 2021. Las candidaturas presidenciales de la derecha -Kast, Matthei y Kaiser- superan ampliamente en todos los sondeos a las de izquierda -Jara, ME-O y Artés-, en la elección de concejales de 2021 las listas opositoras sumaron 50% de los votos, en la de consejeros regionales de la misma fecha obtuvieron 49,55%, y en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022 la contienda por la nueva constitución se dirimió en contra de la izquierda por 62% contra 38% de los sufragios.

Agréguese a lo anterior que ahora es la izquierda la que gobierna y la derecha la que se opone, y que el presidente Boric mantiene relativamente inalterado un apoyo de un tercio contra el rechazo de dos tercios de la población. Por último, quizás esto sea lo más relevante, si la elección de 2021 se hizo cuando humeaban aún las cenizas del estallido y la demanda de cambio dominaba la escena social y política de manera incontrarrestable, mientras que ahora la escena está dominada incontestablemente por la demanda de orden.

Todo lo anterior pudo ser alterado por la arquitectura de las listas electorales en la elección parlamentaria. Suele decirse sin demasiado fundamento que la presentación de un sector político en una sola lista es siempre y en todo lugar mucho más productivo que su presentación en varias listas electorales. Esta afirmación general debe ser matizada, pues en determinadas circunstancias y territorios electorales la presentación de dos listas puede ser más conveniente que una sola para la representación de un sector político, dependiendo por supuesto de la manera en que se organiza el campo adversario.

A la espera de mi análisis y proyección del mes de octubre, una mirada panorámica a la elección de diputados sirve para ilustrar lo que digo. El principal problema del oficialismo es que se presentó a esta elección con dos listas muy asimétricas frente a una oposición que presenta dos listas que compiten mano a mano en prácticamente todos los distritos.

En los distritos que eligen tres escaños, donde en 2021 la oposición de entonces ganó dos a uno, como Arica y Tarapacá, es muy probable que la situación se invierta, porque resulta muy improbable que la lista grande del oficialismo -erosionada, además, por la votación de la segunda lista- obtenga el doble de votos que la lista republicana o la de Chile Vamos, repartiéndose un escaño para cada una de las listas que arriben en los tres primeros lugares.

Al revisar el panorama electoral, cuesta encontrar distritos o circunscripciones donde la izquierda avance respecto del resultado obtenido en 2021, cuando estaba en la oposición, se presentaba con dos listas de tamaño similar contra una derecha estructurada en dos listas asimétricas (Republicanos recién se conformaba y no tenía incumbentes a la reelección ni figuras conocidas). Sus candidaturas presidenciales sumaban cerca de 50% y el discurso de cambios estructurales encontraba fuerte acogida en la sociedad.

Resulta fácil, en cambio, mostrar circunscripciones y distritos donde el oficialismo tiene altas probabilidades de retroceder. En la Araucanía, por ejemplo, podría perfectamente perder un escaño senatorial de los dos elegidos en 2017, porque la única manera de evitarlo es sacando más votos que una de las dos listas de derecha, ello desde el 33% del Apruebo en 2020 y con las candidaturas de Aucan Huilcaman y Rosa Catrileo que pueden captar de 5% a 8% de los votos de ese mundo. O en el Maule, donde la lista alternativa presenta al diputado Naranjo, que a menos de que su lista supere el 14%, dejará a la izquierda con un solo representante de esa región en el Senado.

O en Valparaíso, donde la izquierda tiene tres de los cinco porque el Frente Amplio tuvo votos suficientes en 2017 (14,5%) para no ser triplicado por Chile Vamos, que se quedó con dos, al igual que la Nueva Mayoría. Ahora Republicanos tiene un escaño garantizado y es muy difícil que la lista del oficialismo, con la merma que representa la lista regionalista, impida que una de las dos listas de derecha elija dos. Tendría que superar ampliamente a ambas listas.

Un resultado de 36% para Unidad por Chile, 6% para Verdes, Regionalistas y Humanistas, un 19% para la lista Republicana y un 24,5% para la lista de Chile Vamos, por ejemplo, dejaría con tres senadores a la derecha en la región de Valparaíso.

Cuando hacemos el mismo ejercicio en los distritos, salvo escasas excepciones donde puede mantenerse la correlación actual, en la gran mayoría el cuadro se modifica favorablemente para la oposición, que logró estructurar dos listas que seguro estarán entre las tres primeras en casi todo el territorio nacional.

Con un resultado nacional más favorable incluso del previsto, con 33 a 35% para la lista de gobierno, 6 a 9% para la de Regionalistas y Humanistas, 3% para las listas de izquierda extragubernamental, y dos listas de derecha en torno a 20-23% cada una, el gobierno debe estar preparado para que la derecha el 16 de noviembre aparezca obteniendo mayoría en ambas cámaras.

Aunque de todas maneras se tratará de una mayoría teórica, inicial y frágil, porque estará conformada de parlamentarios de orientaciones muy diversas, desde Demócratas a Nacional Libertarios, además que, salvo modificaciones relevantes al sistema político, la norma continuará siendo el individualismo rampante que obligará a quienquiera ocupe el sillón presidencial a buscar trabajosamente las mayorías para sus iniciativas a punta de diálogo y concesiones. (Ex Ante)

Pepe Auth