Días después de que la administración de Donald Trump comenzara a movilizar destructores y buques anfibios de la Armada cerca de la costa de Venezuela, el gobierno de Trinidad y Tobago rompió el silencio regional y expresó su respaldo a la misión.
El sábado, mientras los buques se dirigían a la zona, la primera ministra Kamla Persad-Bissessar declaró que su país apoya plenamente el uso de “recursos militares estadounidenses” para combatir a los cárteles de la droga. Añadió que, en caso de que Nicolás Maduro ataque a Guyana y Washington solicite apoyo, Trinidad y Tobago concederá acceso a su territorio sin reservas.
La disputa entre Venezuela y Guyana por la región del Esequibo ha mantenido la tensión en aumento. En respuesta al despliegue militar de EE. UU., Maduro anunció la movilización de 4.5 millones de milicianos para “defender la soberanía nacional”.
Guyana, primer país en pronunciarse, manifestó el viernes su disposición a colaborar con socios internacionales en iniciativas contra redes criminales y para salvaguardar la seguridad regional.
Persad-Bissessar justificó su respaldo a Washington recordando que Trinidad y Tobago enfrenta desde hace dos décadas el impacto del narcotráfico, la trata de personas y el tráfico de armas, que han elevado los homicidios, la violencia de pandillas y los delitos financieros en el Caribe.
Los destructores USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson, junto con un escuadrón anfibio, forman parte del despliegue estadounidense que ha generado expectativa en la región. (Red NP-ChatGPT-Nuevo Herald)



