Resulta difícil de entender la decisión de la candidata comunista Jeannette Jara de anunciar que se ausentará de los próximos debates de candidatos presidenciales para las elecciones del 16 de noviembre. Como Jeannette Jara aparece estancada -e incluso cayendo- en el segundo lugar y en todas las encuestas aparece perdiendo en hipotéticos escenarios de segunda vuelta, este no es un buen momento para que Jara se desaparezca de la arena electoral. A menos que quiera perder, y esté resignada a que será derrotada, Jara tendrá que ponerle más empeño y trabajar más duro en la campaña para revertir la percepción de que su campaña va derecho al fracaso en noviembre y que, independientemente de quién tenga al frente, no podrá ser competitiva en la segunda vuelta electoral en el mes de diciembre.
En campaña, la peor estrategia para el que va en segundo lugar es esconderse. Precisamente porque necesitan acortar la distancia que les lleva la persona que va en primer lugar, los que no van liderando en las encuestas siempre buscan marcar diferencias y resaltar sus propuestas que son más populares o atractivas que las que tienen los que lideran las encuestas. Normalmente, los candidatos que lideran las encuestas son los que más rehúyen los debates. Después de todo, en los debates pueden ocurrir momentos que muevan la aguja de las preferencias electorales. Como el que va liderando quisiera que la elección sea lo más pronto posible, la tentación a evitar enfrentar a los rivales y esconderse por unos días para evitar tropezar es difícil de resistir. El que quiere mantener el status quo siempre quisiera que el tiempo pase más rápido para que la proximidad de la elección haga que sus rivales se pongan nerviosos y cometan más errores en su intento por cerrar la brecha en las encuestas.
En cambio, los candidatos que no lideran quieren tener más oportunidades para polemizar con la persona que aparece como favorita para ganar la elección. La única forma de mover la aguja electoral es demostrando las debilidades de los rivales y resaltando las fortalezas propias. No hay mejor lugar para hacer eso que en un debate. Para el que va en segundo lugar, los debates ideales son los que involucran solo a dos candidatos. De hecho, muchas veces, el que va segundo desafía a quien va primero a un debate directo en que los dos puedan confrontar sus posiciones ante el electorado.
En esta campaña, Jeannette Jara parece querer desafiar la norma. Desde que ganó las primarias a fines de junio, Jara ha tenido problemas para poder transformar su inapelable victoria (en una elección con participación bastante baja) en un empujón que la ponga en el primer lugar en las encuestas. En las últimas semanas, las encuestas muestran sistemáticamente que Jara está estancada o que va cayendo. Su apoyo, cercano al 25%, se parece mucho a la aprobación presidencial que ha tenido el Presidente Boric en sus años de gobierno. El fantasma del 38% que obtuvo la opción Apruebo en el plebiscito constitucional de 2022 aterroriza a la coalición de izquierda.
Si bien un 38% pudiera ser suficiente para asegurar una buena representación en el poder legislativo -sobre todo ahora que la derecha ha cometido la insensatez de presentarse en dos listas de candidatos- esa votación no alcanza para tener una opción competitiva en segunda vuelta. SI la suma de los votos que obtengan los candidatos presidenciales de derecha supera fácilmente el 50%, entonces Jara tendrá muy pocas probabilidades de dar la pelea en la segunda vuelta. Pasar a la segunda vuelta con una votación demasiado baja equivale a prolongar la agonía de una derrota que, hoy por hoy, parece ser el destino de la abanderada comunista.
Naturalmente, falta que corra mucha agua bajo el puente. Quedan 90 días para la votación de primera vuelta. Jara tiene suficiente tiempo para revertir su estancamiento en las encuestas y para conquistar el apoyo de la mayoría de los que irán a votar en noviembre. Pero para ganarse el apoyo de una mayoría de esos 7 millones votantes que participarán por primera vez en una contienda presidencial -debido a la adopción del voto obligatorio- Jara no puede estar escondida. Tampoco sirve hablarles solo a las bases o recorrer el país para reunirse con gente que está interesada en política o que ya forma parte de los votantes que le dieron su apoyo en las primarias. Jara debe salir a conquistar a esos votantes que todavía no le ponen atención a la elección y que mayoritariamente creen que el país va por mal camino. Para ganar, Jara deberá sumar el apoyo de los chilenos que desaprueban el desempeño del gobierno en el que Jara participó como ministra. Su desafío no es fácil. Pero para poder intentar lograrlo, Jara debe partir por no esconderse de los debates. Si no se anima a salir de su zona de confort, Jara le dejará el campo libre a sus rivales -principalmente de derecha- para que conquisten a ese electorado que cree que el país va por el sendero equivocado y que demandan un cambio. (El Líbero)
Patricio Navia



