A Tarzán le dieron los monos

A Tarzán le dieron los monos

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La disputa entre las derechas ha sido tan fuerte porque está en juego el poder, y la reacción de Evelyn Matthei ha sido tan inadecuada porque ya lo ha perdido.

Para saber lo que está pasando basta con observar las preguntas que los periodistas le han empezado a formular a la exalcaldesa: ¿apoyaría a Kast en segunda vuelta? Esta es una interrogante que se hace al término de la primera vuelta, no cuando se inicia, pero dadas las circunstancias resulta pertinente.

En el espacio de un año, Matthei ha perdido la mitad de su apoyo. Se conocen casos de candidatos que empezaron marcando muy poco y llegaron a ganar, como también se conocen otros que estaban primeros y llegaron terceros. Lo que no se conoce es un postulante que habiendo llegado al tercer puesto remonte de nuevo a la cúspide.

La candidatura está al garete porque es allí donde la ha puesto Matthei. Ha abandonado sus temas de campaña, se ha centrado en acrecentar los efectos de la campaña sucia que, sin duda, está recibiendo y lo que hace es hablar de temas políticos y conflictos que mal le pueden importar a sus electores.

La situación es tan crítica que la candidata ya está ubicada mentalmente en un escenario de derrota, por lo que, cuando la interrogan por su apoyo en la segunda oportunidad ni siquiera rechaza la pregunta. Lo que contesta es que es muy difícil pensar en prestar apoyo a quienes la han maltratado.

La otra señal que entrega la centroderecha, respecto del estado actual de la competencia, es que ya han dejado de hacer el intento de apoyar a su candidata. Sus intervenciones no dejan ningún espacio a que ello se pueda producir. Además, Matthei ha realizado en forma consecutiva más declaraciones de las que ningún comando puede asimilar e interpretar “correctamente”.

Chile Vamos ha quedado sin conducta, al menos en lo que dice relación con su abanderada. El contexto en el que se encuentra es completamente inusual y lo sería en cualquier país democrático. La coalición más importante del país cuenta con una candidata ubicada en el tercer lugar y la tendencia no es a remontar, sino a acercarse peligrosamente a quien ocupa el cuarto lugar.

Dicho de la manera más corta, la situación es insostenible. Cuando el escenario llega a ser crítico las opciones inmediatas son dos: abandonas la candidata o cambias tus prioridades. Lo que está haciendo la centroderecha es centrarse en las elecciones parlamentarias, porque empieza a correr peligro incluso en sus bastiones. El adversario no lo tiene al frente, sino al lado.

Matthei evita decir que apoyará a Kast si se dieran la circunstancias, la UDI señala que entregará su respaldo a quien se imponga en noviembre. Es la despedida.

Hablemos mejor de la campaña parlamentaria

¿Cuántas campañas sucias se están desarrollando en este momento? Solo una y se origina en la derecha dura. ¿Qué sector político tiene una candidata presidencial que pierde la calma? Solo una y es de centroderecha. ¿En qué sector político se ha vuelto imposible llegar a tener una sola lista parlamentaria, porque más les preocupa el predominio de unos sobre otros? Esto solo ocurre entre las derechas.

Salvo que las cosas hayan cambiado tanto hasta hacerse irreconocibles, la cantidad de errores gruesos que se están cometiendo sobrepasan marcas anteriores.

De todos los errores comentados, los cometidos por Matthei se llevan todas las palmas. Sorprendentemente, ha logrado amplificar la campaña sucia de la que es víctima, porque ha gastado mucho de su tiempo en mostrar que está afectada y concentrado el impacto comunicacional en una querella sin destino.

La vez anterior, la derecha se recuperó rápidamente de su derrota presidencial, en parte, porque mostró un buen desempeño político. Se parapetó en el Parlamento, sus partidos tuvieron directivas que mantuvieron el control y supieron remontar. Ahora se los ve en plena confrontación.

La centroderecha sabe que hay vida después de diciembre y que está en muy buenas posibilidades también de imponerse como sector en el Congreso. La que está en crisis es la candidatura presidencial, no la oposición. Y como no hay forma de colaborar con quien no quiere ser ayudado, el foco de atención pasa por completo a las elecciones parlamentarias.

La recuperación de la sensatez en la derecha consiste en lograr un acuerdo parlamentario por omisión, allí donde sea posible. Es lo que está en sus manos conseguir y a lo que se abocarán ahora para no perder cuando están ganando.

Se equivocó la paloma

La realidad suele superar a la imaginación. No hay quién no se dé cuenta que este escenario sería impensado contando con la presencia de Piñera. Se equivocaron con la candidata. Confundieron candidata meritoria con candidata fuerte y no eran sinónimos. Les ha dado una imagen de irresolución constante que es de ella, no de su sector, donde hay diferencias de opinión, pero no tantas dudas cultivadas.

Ahora están avanzando en posición invertida. La coalición política que se ha distinguido por alcanzar notables acuerdos en materia de seguridad y previsional va directamente a entregar su apoyo a un abanderado que no tiene un solo acuerdo importante a su haber y cuyo sector se ha opuesto a los que se lograron.

El conglomerado con mayor experiencia en la gestión del Estado se está subordinando a otros que no tienen ninguna. Personas que tienen discurso, pero nada de práctica. La oposición está cambiando una certeza por una incógnita. Todavía no saben cómo es que llegaron a esta situación.

¿Queda algo por hacer? Claro que sí: recuperar la vocación política más profunda que justifica su existencia. La centroderecha encarna la opción de alcanzar acuerdos nacionales despegando una capacidad de diálogo resuelta y pragmática.

Se puede perder una candidatura, pero no hay para qué perder los propósitos.

En Chile Vamos son muchos los que insisten en pensar que sus socios a todo evento son los mismos que los quieren reemplazar como eje político del país. Que las diferencias son de estilo, nada importante. Como si el estilo no se relacionara con el fondo. Pero no hay nada más diferente que dialogante que un sectario.

Ya va siendo hora de que los sectores dialogantes de ambos lados del espectro entiendan que, en conjunto, son responsables de seguir construyendo acuerdos nacionales, única vía de sacar al país de la tendencia al declive.

Mal que les pese, en el oficialismo los sectores que mirados como más radicales están ofreciendo una candidatura presidencial moderada, mientras que aquí los moderados están ofreciendo una candidatura radical. El que tenga oídos, que oiga. (El Líbero)

Víctor Maldonado