El derrotero de autodestrucción definitiva comenzó el año 2017. En dicha oportunidad, más de 500 jóvenes profesionales y militantes DC nos opusimos al camino propio que impulsaba Carolina Goic. Perdimos, y la DC obtuvo un 5,7%, iniciando una crisis sin precedentes que derivó en miles de renuncias. Posteriormente, en 2022, el entonces presidente Felipe Delpín promovió la opción del “Apruebo” en una segunda Junta Nacional suicida, restringiendo explícitamente la libertad de conciencia. Ese nuevo quiebre derivó en una nueva renuncia masiva de militantes.
Hoy, la DC enfrenta otra encrucijada que ha decidido resolver en una nueva Junta Nacional: apoyar o no una candidatura comunista. Al respecto, cabe recordar las advertencias que hace 70 años realizaba Jaime Castillo Velasco en su libro “El Problema Comunista”. Si bien Castillo no advirtió que se comieran a recién nacidos, tampoco los definió por su nombre. Su llamado era a identificarlos por su negación de la persona humana, su vocación totalitaria, su capacidad de reemplazar el lenguaje marxista por el de transformación estructural, junto a su permanente amenaza a la libertad. Frente a ello, la DC no puede someter por tercera vez a su militancia a una nueva disyuntiva moral y mucho menos de esta envergadura.
A pesar de muchos, la DC sigue representando el centro político y mantiene un deber con el país. Es por eso que la Junta Nacional de hoy debe mostrar conducción y proponer una opción de esperanza a Chile, por más testimonial que pueda ser. Es precisamente por el testimonio de sus fundadores que la DC sigue siendo una fuerza política relevante en Chile. Lo que está en juego no son cupos parlamentarios, es la defensa de la persona, el Estado y la libertad desde nuestra perspectiva humanista y cristiana. (El Mercurio)
Jorge A. Cash Sáez
Expresidente nacional JDC 2010-2012
Ex coordinador nacional Movimiento DC G-35



