La suerte no está echada-Roberto Munita

La suerte no está echada-Roberto Munita

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En los últimos días, se ha buscado instalar una narrativa que conviene mirar con distancia. Desde los dos polos, tanto desde la izquierda como desde la derecha, pero especialmente desde el Partido Republicano (su presidente dijo literalmente que “la suerte está echada”), se está buscando establecer la teoría de que la carrera presidencial ya estaría zanjada como una disputa entre Jeannette Jara y José Antonio Kast. Pero el escenario está lejos de estar cerrado. Hoy ambos candidatos aparecen con fuerza en los sondeos, todavía falta mucho para que podamos hablar de historia en pasado. El panorama sigue abierto, y autogenerarse un convencimiento de que llegamos al “fin de la historia”, acuñando a Fukuyama, puede ser un tremendo error.

Un poco de perspectiva puede ayudar: hace exactamente cuatro años, en julio de 2021, tras las primarias presidenciales, la encuesta Cadem mostraba un virtual empate entre Gabriel Boric y Sebastián Sichel, ambos con 24%. Más atrás figuraba Yasna Provoste con 13%, y muy por debajo, José Antonio Kast con apenas 7%. Incluso a fines de agosto, Kast seguía cuarto. Bien sabemos que en 2021 terminó siendo el candidato que obtuvo más votos en primera vuelta… pero ese bolsón de votos no se generó en los meses de precampaña, sino al final. De hecho, su ascenso comenzó recién después del 18 de septiembre, cuando las campañas tomaron vuelo y el país entró en “modo elección”. Y hoy podemos suponer que se debió, en gran parte, a la saturación que comenzaron a provocar ciertas candidaturas que lideraron antes, y a las equivocaciones de esos mismos contendores.

A eso se suma otro factor de incertidumbre: el voto obligatorio. Este año, millones de personas deberán votar por primera vez en una elección presidencial. Se trata de ciudadanos que no votaban cuando el voto era voluntario, y de hecho ni siquiera estaban en el padrón antes de la inscripción automática, en 2012. ¿Qué sabemos de ellos? No  mucho, pero sí conocemos algunas tendencias. Este “electorado obligado” es menos ideologizado, más emocional y más opositor: tiene una fuerte inclinación a castigar a quien está en el poder. Pero el resto es pura incertidumbre. Y lo será hasta el 16 de noviembre.

Por todo lo anterior, no se puede decir que la suerte esté echada. Las campañas tienen sus propios tiempos y momentos. Aún faltan hitos relevantes que está lejos de producirse: faltan los debates televisivos, la franja electoral, los despliegues territoriales y la entrega formal de las propuestas programáticas. Nada de eso ha ocurrido aún. Y es en esos espacios en donde se construyen los liderazgos, se consolidan los relatos y se capturan los apoyos decisivos. Por supuesto, no se trata de decir que la precampaña no sirve de nada (por supuesto que importa) pero no es lo que define una elección. Los votos se cuentan el día de la elección; no antes.

Hoy, el liderazgo lo tiene Jeannette Jara, en buena parte por el impulso natural de haber ganado una primaria (ha tenido una curva similar a la que tuvieron Boric y Sichel hace cuatro años). Antes fue Matthei quien lideró, y Kast ha irrumpido en las últimas semanas con una sorpresiva curva al alza. Pero todo eso puede cambiar, de un momento a otro. Porque algo incluso más difícil que crecer en las encuestas, es mantenerse arriba. (El Líbero)

Roberto Munita

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