La gran mayoría de los chilenos todavía no pone atención a la campaña presidencial. Este es el momento para que los candidatos presidenciales pongan atención a lo que dicen las personas e identifiquen los principales problemas que preocupan a los chilenos. Aunque algunos candidatos correctamente han identificado un fuerte descontento con las élites políticas y empresariales y otros han detectado una profunda insatisfacción con el rumbo que ha llevado el país bajo el actual gobierno, ningún candidato debiera subestimar la enorme preocupación que tiene la opinión pública con el deplorable estado de la seguridad ciudadana.
En las pasadas semanas, hemos visto cómo la campaña de la candidata comunista Jeannette Jara ha intentado instalar la idea de que la elección presidencial de 2025 será un enfrentamiento entre el pueblo puro y descontento y la élite corrupta y abusadora. Presuntamente representado por Jara, una mujer que abraza el marxismo-leninismo como su forma de entender el mundo, el pueblo chileno aprovechará la elección presidencial para castigar a esa élite que no ha sido capaz de impulsar el crecimiento, la inclusión social y el desarrollo armonioso. Esta narrativa se basa en evidencia concreta del malestar popular y de la decepción por la falta de oportunidades y empleos.
Pero ese relato tiene dos debilidades evidentes. Primero, Jara es la candidata del oficialismo y representa la continuidad del gobierno de Gabriel Boric. Aunque el Presidente se esconda y evite aparecer durante la campaña, y Jara hable de cambio y reformas, cargar con el peso de cuatro años de más fracasos que logros no será fácil. En Chile, desde 2005 que ningún candidato oficialista ha podido ganar una elección presidencial. Segundo, Jara es la candidata del Partido Comunista, una entidad que representa ideas retrógradas y que abraza conceptos como la lucha de clases, la dictadura del proletariado, y la revolución. Es cierto que Jara intentará decir que ella es una comunista que no cree en el comunismo, pero sus asesores insisten en usar conceptos como ‘leninismo’ para explicar la estrategia de la campaña. Los rivales de Jara se encargarán de recordar cotidianamente la militancia política de Jara, que incluye entender a la sociedad como sumida en un conflicto de clases sociales y que promueve el estatismo como la solución a los problemas del país.
Los candidatos de oposición, comprensiblemente, insisten en recordarle a los chilenos lo desastroso que han sido estos cuatro años. Desde el fallido proceso constituyente hasta los indultos a delincuentes con amplio prontuario que hizo orgullosamente Boric, el primer año de este gobierno fue para el olvido. Los discretos logros obtenidos en el cuatrienio no logran compensar los enormes fracasos y derrotas que ha tenido este gobierno.
Uno de esos enormes fracasos ha sido el combate contra la delincuencia. La percepción de inseguridad prevalente y el aumento en los principales indicadores de crimen han aumentado el temor en la población. El rápido crecimiento de la población inmigrante y la percepción de que el gobierno no es capaz de ejercer control sobre la frontera exacerba el miedo. La incapacidad del gobierno para enfrentar la situación, más allá de las frases rimbombantes y promesas incumplibles, contribuye a convertir el combate a la delincuencia en una de las principales prioridades de un electorado hastiado de los errores no forzados y las prioridades equivocadas que ha mostrado el gobierno del Presidente Boric. La evidencia de creciente corrupción en el aparato estatal, incluyendo a las policías, la fiscalía, el sistema judicial y las fuerzas armadas, alimentan las sospechas de que Chile está perdiendo la guerra contra la delincuencia. La evidencia de creciente presencia e influencia del crimen organizado constituye una amenaza que hace perder el sueño a los chilenos que quieren un país en el que impere el estado de derecho. La mezcla de corrupción y patente incapacidad en el oficialismo comprensiblemente preocupan a un electorado atemorizado por el preocupante estado de la situación.
En ese contexto, para muchos electores, el principal tema que impactará en su voto será la delincuencia. Los candidatos que tengan una propuesta más convincente para enfrentar esa amenaza estarán mejor posicionados para ganar la elección. Como la izquierda a menudo cree que los delincuentes son víctimas de una sociedad injusta y desigual y la derecha tiene menos temor de imponer la mano dura para combatir el crimen, resulta difícil creer que Jeannette Jara, que hace pocos años acusaba a Carabineros de violar los derechos humanos y festejaba la ruin imagen del perro matapacos pueda articular un mensaje convincente de combate a la delincuencia.
Por eso, más que pueblo versus élite o gobierno versus oposición, el principal motivador del descontento popular es el conflicto entre los delincuentes y la gente de bien. La candidatura que mejor represente el miedo de la gente por la inseguridad y la demanda por un gobierno que tenga mano dura para combatir a los delincuentes tendrá una poderosa arma para convencer a esa enorme cantidad de personas que recién comenzará a poner atención a la campaña presidencial después de las celebraciones de fiestas patrias del 18 de septiembre. (El Líbero)
Patricio Navia



