¿Qué debe hacer la derecha?-Luis Larraín

¿Qué debe hacer la derecha?-Luis Larraín

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Se ha abierto la temporada de opiniones sobre lo que debe hacer la derecha con miras a las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias. Se percibe la posibilidad de un triunfo en la presidencial, pero varios advierten con razón sobre los peligros del exitismo. En cuanto a las parlamentarias, hay temores fundados porque el partido comunista ya actúa como controlador de la izquierda y su preferencia es una lista única; mientras la derecha y la centroderecha trabajan para levantar dos listas, lo que los pone en desventaja por los beneficios matemáticos que entrega la unidad, especialmente en el Senado.

En este debate participan políticos, expolíticos, columnistas y analistas, empresarios, intelectuales y público en general. Afortunadamente, han quedado atrás los tiempos en que los candidatos de la derecha, en especial los presidenciales, se decidían en la redacción de un diario o en los salones de una agrupación empresarial, porque “al sector” históricamente le ha ido bastante mal con ese método que lo aleja irremediablemente del sentir ciudadano. Con todos los defectos que tiene nuestro sistema político, sobre los cuales hay bastante consenso, es mejor que sean los partidos políticos y la opinión pública las dos bases sobre las cuáles se construyan los liderazgos que nos gobernarán.

Ambos, políticos y opinión pública, pues como he señalado antes, percibo en los partidos de todos los sectores (y en casi toda la élite) una notoria desconexión con las principales preocupaciones de la ciudadanía, de modo que es imprescindible que las directivas partidarias y las candidaturas se alimenten con la información que proviene de las encuestas gracias a la variada oferta de ellas que tenemos. Éstas nos señalan que los votantes tienen mucha desconfianza en los políticos y en las autoridades en general.

Vamos a la derecha. Mi opinión es que un primer requisito para ser exitosos es lo que llamaría Unidad con Realismo. Ello supone que Chile Vamos y la derecha que lidera Republicanos con sus candidatos Evelyn Matthei y José Antonio Kast se reconozcan mutuamente; tomen conciencia de que son fuerzas relativamente equivalentes; que el resultado parlamentario es indispensable para hacer un buen gobierno; que tienen diferencias en varias cuestiones pero coincidencias en las más importantes: combate sin complejos a la criminalidad, control a la migración, impulso al crecimiento económico enfrentando la emergencia laboral, y reparación de los desastres en salud y educación pública. El adversario entonces está al frente y el mejor aliado para vencerlo es convencer que se hará un gobierno radicalmente distinto al de Gabriel Boric.

Junto con ello debe haber un acuerdo básico en la política de alianzas. Se puede reconocer filas en la derecha (no centroderecha) y al mismo tiempo aceptar que alcanzar mayorías como la del 62% del Rechazo requiere el concurso de votantes de centro, y por eso debieran ser bienvenidos los apoyos de Amarillos y Demócratas a Evelyn Matthei por todas las derechas.

Para un acuerdo parlamentario de la derecha hemos conocido propuestas de los UDI históricos Pablo Longueira y Claudio Alvarado, que tienen elementos valiosos. Longueira destaca que en las cuatro circunscripciones senatoriales binominales las derechas están obligadas a llevar un candidato único. El expresidente de la UDI insiste en que debiera lograrse además un acuerdo en la Cámara, pues los partidos no necesitan 366 cupos. Alvarado propone que cada uno de los dos bloques lleve el mismo número de candidatos. Han surgido objeciones de Republicanos y RN. Considero que el mínimo civilizatorio es no entregar a la izquierda mayoría en el Senado y eso requiere acuerdos en las cuatro circunscripciones binominales. Acuerdos de omisión inteligentes en otras circunscripciones y distritos también son bienvenidos, aunque sean puntuales. Gobernarse a sí mismos es lo mínimo que los votantes exigirán a quienes pretenden gobernar el país.

Creo que un espíritu unitario se prueba en los hechos. Ya veremos quienes lo demuestran a la hora de inscribir las listas parlamentarias, ojalá sean los dos bloques de la derecha. Pero hay otra cuestión que yo llamaría la prueba de la blancura. Es personal y no necesariamente trazable. Consiste en ponerse en el caso en que tu candidata o candidato presidencial no pase a segunda vuelta. ¿Vas a votar por la otra derecha, o por la candidata comunista? (El Lìbero)

Luis Larraín