Igualar antes de crecer-Claudio Hohmann

Igualar antes de crecer-Claudio Hohmann

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En el último tiempo el expresidente Eduardo Frei se ha referido al rol que juegan las convicciones de un mandatario en el rumbo de su gobierno y en las decisiones cruciales que debe enfrentar en su ejercicio. La Moneda no es lugar propicio para indefiniciones acerca de modelos de desarrollo o vacilaciones respecto a los principales asuntos de la nación. Tampoco para cambios sobre la marcha respecto de las propuestas políticas a partir de las cuales un político resulta elegido para ocupar el sillón de O´Higgins.

Sobre esta materia, el gobierno del Presidente Gabriel Boric se ha constituido en un singular contraejemplo que difícilmente se repita en el futuro previsible. Eran muy distintas las convicciones políticas del entonces joven diputado que compitió exitosamente en la elección presidencial de 2021 de las que ha debido adoptar en el ejercicio de su mandato, sobre todo después de la sonora derrota del oficialismo en el plebiscito de 2022. Enemigo declarado de la modernización capitalista -ni más ni menos- Boric terminó mutando hacia una administración con tintes socialdemócratas. Pero esa mutación forzada no alcanzó para forjar el tipo de convicciones que se requieren para conducir con mano firme a un país en la dirección del desarrollo pleno -un rumbo de suyo exigente que pone a dura prueba la consistencia de las ideas de un gobernante-.

Pues bien, en la primaria del fin de semana el oficialismo ha elegido a Jeannette Jara, cuyas convicciones políticas no sería razonable poner en duda, tratándose de una militante comunista con una dilatada trayectoria partidista. ¿Resulta creíble que de pronto se manifieste partidaria del crecimiento económico cuando se ha formado en un partido anticapitalista que lo ha desdeñado desde siempre sin ambages? ¿O que su concepción de la democracia sea ahora la liberal, que su partido no ha promovido en ningún lugar del mundo ni tampoco en Chile?

En el caso de Jara no se trata de inexperiencia política ni de rebeldía juvenil -como pudo ser el de Boric cuando asumió la Presidencia de la República a los 35 años-. Sus convicciones han de encontrarse ya muy bien asentadas. Bien lo dijo esta semana Lautaro Carmona para referirse a la posibilidad de “descomunistización” de la candidata: “al fin está tu formación, está en la raíz del origen político”. Es de presumir, por ejemplo, que a la candidata del oficialismo le haga mucho más sentido “igualar antes de crecer” que el “crecimiento con equidad” de Aylwin, que fue la estrategia de desarrollo de todos los gobiernos concertacionistas -cuando el país creció como nunca en su historia-.

Chile requiere volver a encender los motores de la modernización capitalista para salir del estancamiento económico en el que se ha sumido en la última década. Sería muy improbable que una eventual presidencia de Jara -en política nada es imposible- impulse el crecimiento a los niveles que el país requiere con urgencia. Nada en su biografía política sugiere que pudiera liderar un esfuerzo de esa índole y envergadura, no obstante, el carisma y cercanía con una parte del electorado que exhibió en la primaria oficialista. Todo lo contrario: lo más probable sería la continuidad del estancamiento secular que nos agobia ya por demasiado tiempo, clausurando las posibilidades de un futuro mejor para generaciones de chilenos, sobre todo las más jóvenes.

Casi como en ninguna otra, en materia económica “al fin está tu formación”, como dice Carmona. Cuando se ha pasado toda una vida política en el convencimiento de que hay que igualar antes de crecer, la modernización capitalista -que está en la base del crecimiento con equidad- asoma en las antípodas de esa genuina convicción. Viniendo desde ahí para liderar un gobierno pro-crecimiento como el que demanda el país del próximo mandato se vuelve previsiblemente imposible. (El Líbero)

Claudio Hohmann