EE.UU. ha caído en el campo del autoritarismo

EE.UU. ha caído en el campo del autoritarismo

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Aunque no sorprendieron demasiado, las recientes decisiones de Donald Trump sobre Ucrania y Rusia han resultado un golpe duro. Estamos inmersos en un enfrentamiento global entre la democracia liberal occidental y el poder autoritario, y en esta batalla, Estados Unidos acaba de pasarse al campo del autoritarismo.

Las recientes declaraciones del presidente estadounidense sobre Ucrania y Rusia desafían toda lógica. Donald Trump acusó a Ucrania de ser responsable del conflicto por no haber cedido inmediatamente a las demandas territoriales rusas; afirmó que el país no es democrático y criticó a los ucranianos por resistirse a la agresión rusa. Estas ideas probablemente no vienen de él directamente, sino que parecen inspiradas directamente por Vladimir Putin, líder por quien el ocupante de la Casa Blanca siempre ha mostrado gran admiración.

LOS EUROPEOS, ¡EXCUIDOS!

El 18 de febrero, en una reunión en Arabia Saudita, Estados Unidos inició una negociación directa con Moscú, excluyendo tanto a Ucrania como a los europeos. Desde el principio, Washington cedió dos puntos esenciales: el reconocimiento de las ganancias territoriales rusas hasta ahora y el compromiso de no integrar a Ucrania en la OTAN. A cambio, Vladimir Putin no hizo concesión alguna.

Además de ser un golpe político, es una pena personal. Con mis colegas de Stanford y otras instituciones, desde 2013 nos hemos esforzado por apoyar la democracia en Ucrania, creando programas destinados a formar a profesionales ucranianos en liderazgo y valores democráticos. Tuve la oportunidad de visitar Ucrania en múltiples ocasiones y establecer vínculos sólidos con muchos ucranianos inspiradores.

AMBICIONES EXPANSIONISTAS DE MOSCÚ

Aquí está en juego una cuestión moral fundamental. Ucrania, aunque joven, frágil e imperfecta, sigue siendo una democracia liberal. Rusia, en cambio, representa la resurrección de la antigua Unión Soviética, cuya disolución en 1991 Putin lamenta profundamente y que busca reconstruir. Se trata de una dictadura donde un simple comentario mal interpretado en redes sociales puede llevar a años de prisión.

Recuerdo haber caminado hace años por la plaza Maidan en Kiev, sorprendido al constatar que Ucrania era una sociedad verdaderamente libre: se podía criticar al gobierno, desplazarse sin restricciones y votar por candidatos opositores, como ocurrió en 2019 con la elección de Volodymyr Zelensky y su partido, Servidor del Pueblo. Nada semejante existe en Rusia, que ha regresado a una dictadura totalitaria.

Cualquier acuerdo de paz «negociado» por la administración Trump con Rusia en este punto no conducirá a una paz duradera. Podría establecer un alto el fuego temporal, pero los rusos aprovecharán para rearmarse y reanudar la guerra cuando sus fuerzas se recuperen. No tienen ninguna razón para respetar las líneas de alto el fuego existentes y jamás han ocultado su intención de reabsorber toda Ucrania cuando las circunstancias lo permitan.

 

NUEVAS AMENAZAS

La decisión anunciada por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, de reducir el presupuesto de defensa estadounidense en un 8% anual durante los próximos cinco años pasa relativamente desapercibida en medio de la agitación actual.

Sin embargo, esto es exactamente lo contrario de lo que Estados Unidos debería hacer. En el futuro, Rusia planteará nuevas amenazas a todos los países de su periferia: Georgia, Moldavia, los Estados bálticos y Polonia.

Estados Unidos ni siquiera necesita retirarse oficialmente de la OTAN; Donald Trump ya insinuó que no respetaría el compromiso de defensa mutua del artículo 5. Estados Unidos se verá debilitado no solo en su voluntad de actuar, sino también en su capacidad para enfrentar futuras amenazas planteadas por grandes potencias.

CAMBIO DE RUMBO

Que nadie pretenda que esta reducción presupuestaria busca reenfocar esfuerzos hacia amenazas en Extremo Oriente. En este momento, es impensable que Trump involucre al ejército estadounidense en la defensa de Taiwán frente a China. Si Pekín impone un bloqueo o prepara una invasión, el presidente estadounidense abrirá negociaciones con Xi Jinping, como hace con Putin, que culminarán en la entrega de facto de la isla. Y se jactará de haber evitado la guerra.

Desde 1945, Estados Unidos ha liderado un orden mundial liberal basado en principios como la prohibición del uso de la fuerza militar para redefinir fronteras y en alianzas de defensa mutua como la OTAN o tratados de seguridad con Japón y Corea del Sur. Este sistema ha sido fundamental para promover la paz, la prosperidad y la democracia.

Estados Unidos también utilizó su influencia mediante instituciones como la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy), apoyando a defensores de la democracia frente a regímenes autoritarios de China, Rusia, Irán y Corea del Norte.

RUSIA, CHINA Y EE.UU. A LA OFENSIVA

Estados Unidos bajo Trump no se repliega hacia un aislacionismo clásico; activamente se alinea con el campo autoritario, apoyando a líderes autocráticos como Vladimir Putin, Viktor Orban (Hungría), Nayib Bukele (El Salvador) y Narendra Modi (India). La Fundación Nacional para la Democracia podría convertirse en la Fundación Nacional para la Dictadura.

¿Cómo exigir a Rusia y China renunciar a sus ambiciones expansionistas mientras Washington mismo maneja proyectos como la absorción de Panamá y Groenlandia? Esta dirección de política exterior coincide plenamente con la ofensiva interna de Trump contra el estado de derecho en EE.UU.: fortaleciendo el ejecutivo, debilitando contrapesos y cuestionando principios democráticos fundamentales.

No me digan que los estadounidenses votaron deliberadamente por este mundo o este país en noviembre pasado. Fueron distraídos. Pero harían bien en prepararse, porque tanto su país como el orden mundial conocido están a punto de volverse irreconocibles. (Le Point)

Francis Fukuyama

Politólogo estadounidense, exasesor de la administración Reagan, profesor en la Universidad de Stanford.

(Traducción: Peggy Sastre) Este artículo apareció en «Persuasion», sitio dirigido por el politólogo Yascha Mounk.