Este compromiso que adoptamos empresas relacionadas con la industria minera mundial considera proteger y conservar las zonas vírgenes del entorno natural, lo que implica no realizar actividades mineras ni de exploración en lugares declarados Patrimonio de la Humanidad y respetar todas las zonas naturales protegidas legalmente.
Además, nos planteamos como meta lograr que no haya pérdida neta de biodiversidad en todas las explotaciones mineras al momento de su cierre, con respecto a una base de referencia de 2020. Esto incluye desarrollar iniciativas y asociaciones que detengan e inviertan la pérdida de naturaleza a lo largo de las cadenas de suministro de la minería.
Naturaleza positiva es un tema relativamente nuevo no solo para la minería, sino para la mayor parte de las industrias, y del cual se discute muy poco en Chile. Pero desde mi punto de vista es urgente, ya que estamos en un punto de inflexión a nivel global para detener la velocidad con que avanza el cambio climático y mitigar los efectos sobre el planeta. Con este fin, además de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, debemos asumir consciente y responsablemente que nuestra economía depende de la naturaleza.
La industria minera desempeña un papel fundamental en el cumplimiento de los objetivos mundiales de desarrollo sostenible. Los metales y minerales que produce son claves para el desarrollo de las energías renovables, el transporte sostenible, la construcción y para tecnologías que contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida, descontaminar las grandes ciudades y enfrentar la emergencia climática.
Sin embargo, nuestra búsqueda de progreso sostenible no debe ser a expensas de la naturaleza. Quienes estamos a la cabeza de industrias como la minera tenemos la responsabilidad de lograr un equilibrio que detenga la pérdida de la naturaleza a gran escala.
Hasta ahora, los gobiernos han sido los principales responsables de la conservación de la naturaleza. Por eso es tan importante esta Declaración de Intenciones sobre la Naturaleza que hicimos desde ICMM la semana pasada. Como industria queremos ser parte de los enormes desafíos de investigación y conservación en esta materia, colaborando activamente con otras instituciones privadas y públicas, con la academia y con la sociedad civil.
Más allá de lo que cada uno de nosotros pueda pensar, o de las metas que nuestras compañías definan, las industrias debemos lograr acuerdos con otros actores de la sociedad y con nuestros proveedores en enfoques de producción que sean respetuosos con la naturaleza y, además, permitan mejorar la sostenibilidad de nuestros productos.
En el caso de Antofagasta Minerals, nuestra decisión es realizar un aporte positivo a la conservación de la biodiversidad. Actualmente, Minera Los Pelambres protege cuatro santuarios naturales en la Región de Coquimbo, en un desafío que la compañía asumió hace más de 25 años. Entre estos ecosistemas destaca el cerro Santa Inés, un bosque relicto único en la zona donde está emplazado; y la laguna Conchalí, un humedal declarado sitio de conservación Ramsar. Además, actualmente estamos rehabilitando y preservando cerca de 27.000 hectáreas de ecosistemas de gran valor ecológico y paisajístico, seis veces más que el terreno que ocupan nuestras operaciones.
Si bien ya iniciamos el camino, es importante tener conciencia de que es progresivo y permanente. Oportunidades de dialogar entre distintos actores son muy importantes, ya que nos ayudan a avanzar en la transición que debemos hacer como industria hacia la naturaleza positiva.
Este es uno de los principales objetivos que nos hemos planteado para 2024 en ICMM y en Antofagasta Minerals. (El Mercurio)
Iván Arriagada
CEO de Antofagasta PLC Presidente del ICMM



