Muchos esperamos que el litio podrá ser, para la próxima generación de chilenos, una nueva bendición de la naturaleza —o, mejor, de Dios— que les permitirá llevar al país adelante para bien y prosperidad de todos. Como un día lo fue el salitre y, más tarde, el cobre, bien llamado la viga maestra de nuestra economía nacional.
¿Habrá recordado alguien que el mayor y más rico depósito de litio en Chile se encuentra en el salar de Atacama, cuyo dominio nacional lo debemos al general Baquedano y sus inolvidables soldados bajo su mando?
¿Quedará aún entre los chilenos un tibio sentimiento de gratitud? (El Mercurio Cartas)
Luis Valentín Ferrada V.



