Amenaza para el poder blando británico

Amenaza para el poder blando británico

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Desde que se creó el Departamento para el Desarrollo Internacional de Reino Unido (DFID por su sigla en inglés) hace 22 años, ha sacado a millones de personas de la pobreza, ha enviado a millones de niños a la escuela y ha salvado millones de vidas a través de programas de vacunación y otras iniciativas innovadoras. Más recientemente, ha sido un líder mundial en ofrecer ayuda para el desarrollo a países pobres que enfrentan los estragos del cambio climático.

Sin embargo, según una propuesta que hoy está explorando el equipo de transición de Boris Johnson, el DFID sería absorbido por el Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones (FCO por su sigla en inglés). El nuevo primer ministro estaría resolviendo un problema -el inaceptable abandono del servicio diplomático británico- creando uno aún mayor, que es la pérdida de lo que tal vez sea el mayor activo global de Gran Bretaña hoy: el poder blando que ejerce en todos los continentes gracias a su compromiso innovador para poner fin a la pobreza del mundo.

Como han descubierto otros países, incorporar sus esfuerzos de ayuda internacional a sus oficinas de asuntos exteriores afecta tanto los esfuerzos diplomáticos como los de desarrollo. Nadie sale beneficiado cuando el desarrollo, que prospera en base a la transparencia y al escrutinio externo, está englobado en la diplomacia, que exige confidencialidad y muchas veces se caracteriza por registros de auditoría deficientes.
Por supuesto, el equipo de Johnson piensa que es atractivo para un público que, por motivos por los que yo y otros debemos asumir al menos cierta responsabilidad, no está plenamente al tanto de los datos sobre lo que la ayuda puede alcanzar.

En las siete décadas transcurridas desde la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña muchas veces ha descartado un cuarto círculo que incluye instituciones multilaterales como Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio. El papel de estas instituciones en la gobernanza global está siendo cuestionado por la administración de Donald Trump, justo cuando la cooperación internacional es más necesaria que nunca para solucionar problemas comunes.

Un DFID robusto, institucionalmente independiente y bien financiado hoy es más necesario que nunca. De manera que, si bien Johnson anticipa que un Reino Unido post-Brexit necesitará un FCO mucho más fuerte para mantener la influencia del país en el exterior, relegar al DFID minaría un imperativo post-Brexit aún más importante -mantener nuestro liderazgo global, sobre todo alcanzando los Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados por los estados miembro de las Naciones Unidas.

Gordon Brown/La Tercera

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