La más importante es la restricción de cuatros dígitos para vehículos catalíticos (patentes terminadas en 1, 2, 3 y 4), lo que según la Seremi de Transportes sacará de las calles, de 07:30 a 21:00 horas, a unos 640 mil automóviles. También hay medidas para industrias y escolares.
Esta emergencia es distinta de la del 26 de julio de 1999, la última vez que se la decretó oficialmente. En esa época solo se tomaban medidas para las partículas contaminantes más gruesas (PM10).
El año pasado, la Región Metropolitana fue declarada zona saturada por material particulado fino (PM2,5), el más dañino para la salud. Eso permitió sumarla al plan de alertas sanitarias que ya se aplicaba entre Rancagua y Coyhaique.
Eso explica por qué si bien la capital sufrió dos emergencias en 2014 (14 y 28 de junio), tales episodios no fueron decretados.
Ayer, la estación de monitoreo del aire de Pudahuel marcó niveles de emergencia por PM2,5, algo que Orrego no esperaba, esperanzado en que la menor actividad del fin de semana ayudaría a dispersar el esmog.
Pese al traspié, el ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, defendió el sistema de pronóstico: «Es un buen modelo. Tiene un nivel de acierto por sobre el 80% (…) Obviamente, no se le puede pedir un nivel de certeza del 100%».
Hoy, las condiciones de ventilación seguirán malas por el predominio de altas presiones que dificultan el ingreso de brisa. De martes a miércoles podrían variar a regulares. «Vamos a tener mucha dificultad para ventilar la cuenca durante toda la semana», confirmó el meteorólogo de Chileweather Gianfranco Marcone.
Aunque el invierno comenzó ayer y Chile vive el fenómeno El Niño, las lluvias aún no llegan. «Es un fenómeno El Niño bastante débil por ahora, pero hay probabilidades de que pueda pasar a moderado, ojalá dentro de lo que queda del invierno», añadió Marcone. Como no se esperan lluvias antes del domingo, Orrego advirtió que es posible que este mes termine siendo el junio más seco desde 1968.


