Era tan grande el contraste del resultado electoral del país con el de las tres comunas que conformaban el distrito 23 que lo bauticé como el triángulo de las Bermudas, aludiendo a que allí naufragaba ineluctablemente la izquierda.
De hecho, ya en 1989, mientras Patricio Aylwin era electo con 55,2% de los votos en el país, en las 3 comunas del distrito obtenía apenas 35,3% y votación similar en la elección de diputados, lo que gracias al sistema binominal le permitió elegir uno de los dos diputados, a pesar de que la derecha sumó 61,7% de los votos.
En todas las elecciones de diputados que siguieron, la izquierda y el progresismo se quedaron sin representación en este distrito. En 1993 y 1997 con 31,9% de los votos fue doblada por la derecha, que eligió los dos representantes en la Cámara de Diputados. Primero Bombal y Allamand, luego Dittborn y Pía Guzmán, que se reeligieron en 2001. En la presidencial de 1999 había triunfado Lagos con 51,3% en el país, pero en este distrito conformado por las comunas de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea sólo consiguió 27,6% de los votos.
Esta fotografía electoral en negativo que representaba el distrito 23 continuó en la presidencial de 2005, cuando Bachelet derrotó a Piñera con 53,5% de la votación, mientras allí perdía con apenas 28,7%, lo mismo que en la elección de diputados, donde se reelegía Dittborn y se elegía Cristián Monckeberg. En la presidencial de 2009, aquí ganó Sebastián Piñera con 77,3% de los votos, mientras vencía estrechamente en el país con 51,6%, al tiempo que con tranquilidad se reelegía el diputado Dittborn e ingresaba Cristián Monckeberg.
En 2013, la distancia respecto del país se acrecentaba, porque mientras Bachelet aventajó a Matthei en la segunda vuelta con 62,2% de los votos, en el distrito 23 obtuvo apenas 22,6%. El resultado no fue muy distinto para la Cámara de Diputados, reeligiéndose Monckeberg y entrando el UDI Ernesto Silva.
2017 fue la primera elección después de la reforma que puso fin al sistema binominal, que estableció distritos más grandes y mayor número de escaños a elegir en cada distrito. De la fusión del distrito 23 con el 24, conformado por las comunas de La Reina y Peñalolén, surgió el nuevo distrito 11, que elige 5 escaños.
Peñalolén estaba llamado a amortiguar la distancia que mostraba este territorio respecto del país en materia de resultados electorales, pero los resultados siguieron siendo el negativo de la fotografía electoral del país. En lo presidencial, mientras Piñera era electo con 54,6% de los votos, en el distrito 11 obtuvo 73,3%. En la elección de diputados, Chile Vamos sumó 63,05% de los votos y las fuerzas de izquierda 27,9% -10,9% la Nueva Mayoría y 17% el Frente Amplio, que se quedó con un escaño, mientras Chile Vamos elegía cinco (tres RN, un Evopoli y un UDI).
2021 repitió la constante, porque en la presidencial triunfó Gabriel Boric con 55,8% de los votos, pero en el distrito 11 perdió con apenas 36,8%. Lo mismo en materia de diputados, donde Chile Vamos arribó en primer lugar con 41,1% de los votos seguido por Republicanos con 21,3% y Apruebo Dignidad (FA-PC) con 18,9%. Chile Vamos se quedó con tres escaños, cediendo dos al Partido Republicano, mientras el diputado Hirsch se reelegía en la lista mayoritaria de la izquierda, que relegó a la Nueva mayoría a sólo 6,7% de los votos en este distrito.
La anomalía electoral que ha favorecido sistemáticamente a la derecha en este territorio ha llevado a algunos a entusiasmarse en exceso y proponerse dejar a la izquierda sin representación en este distrito en la próxima elección. Es sólo un sueño húmedo, imposible de conseguir. Y en buena hora, pues el sistema proporcional lo que busca es la representación de todas las corrientes de opinión. La idea de borrar de un territorio a un sector político minoritario pero significativo es profundamente antidemocrática.
¿Por qué es electoralmente imposible un 6-0 a favor de la derecha en el triángulo de las Bermudas, a pesar de la abrumadora mayoría electoral que ha obtenido sistemáticamente desde 1989 hasta hoy día?
La derecha obtiene aquí por lejos sus resultados más favorables. En 2017 Chile Vamos sumó 63,1% en la elección de diputados y Sebastián Piñera recibió en la segunda vuelta presidencial el récor de 73,3% de los votos. En 2021 José Antonio Kast sumó 63,5%, mientras en la elección de diputados Chile Vamos y Republicanos sumaban 62,4% de los votos. Con voto obligatorio, cuando la participación aumentó en 122 mil votos válidos llegando a 600 mil, el Rechazo a la propuesta constitucional de la Convención en el plebiscito de septiembre 2022 ascendió a 70,35%.
Si se repitiera esta correlación de fuerzas electorales, aunque la derecha se hubiera presentado en una sola lista no habría conseguido dejar fuera de toda representación a casi 30% de los electores que vota por la izquierda en el distrito. Si la derecha unida sumara 70% de los votos no podría excluir de representación a la izquierda, que le bastaría acercarse al 12% para elegir un escaño.
Si en esta elección la derecha se presenta en el distrito 11 en dos listas de similar envergadura y una electoralmente marginal (de 4 a 6%), en la izquierda también compiten mano a mano dos listas, una que congrega candidaturas del Frente Amplio, Liberales, DC, PR y PPD, la otra encabezada por el diputado de Acción Humanista Tomás Hirsch con candidaturas de su partido y de la Federación Regionalista Verde Social. Como hay dos pequeñas listas de la Alianza Verde Popular y de la Izquierda Ecologista Popular Animalista que podrían sumar hasta 5% de los votos, las listas principales disputan 25% de la votación.
Si la lista principal del oficialismo empatara con la lista regionalista verde humanista, ambas sumarían 12,5% de los votos. Eso significa que para quedar sin representación ambas listas de derecha deberían sumar 37,5% de los votos, lo que resulta absolutamente imposible. Si ninguna de ambas llegara a esa cifra y las dos estuvieran entre 33 y 37%, el oficialismo elegiría dos escaños en este distrito.
Lo más probable es que el voto pro gobierno se incline mayoritariamente por una de las dos listas, por lo que tendremos presumiblemente una en torno al 15% y otra cercana al 10% de los votos. Lo mismo que en la oposición, seguramente tendremos una lista sobre el 35% de los votos y la otra en torno a 30%, de manera que el resultado de 4 a 2 es poco probable y se puede apostar con escaso riesgo de equivocarnos a que se repetirá en noviembre el resultado de 5 a 1 de 2021.
La incertidumbre en el distrito 11, en realidad, no está en la cantidad de escaños que elijan el gobierno y la oposición, sino más bien en la ruda y cerrada competencia que se da al interior de ambos sectores.
Por un lado, la disputa por el escaño que ganará la izquierda, entre el diputado Tomás Hirsch que intenta su segunda reelección y las candidaturas del FA y Liberales que integran la lista principal del oficialismo. Si la resolución de esta competencia tiene importancia para sus involucrados, la de la derecha por quien obtiene más votos y se queda con tres escaños -ambas listas tienen dos asegurados-, tiene relevancia mucho más allá de los candidatos, porque en este territorio es donde se juega buena parte de la disputa de la hegemonía futura del sector. (Ex Ante)
Pepe Auth



