Estamos a 43 días de la megaelección que elige Presidente de la República, la mitad del Senado y la totalidad de los diputados y diputadas y consejeros regionales. La campaña está desplegada y se notará en las calles, de acuerdo a la ley, a partir del 21 de octubre.
Sin embargo, la experiencia de las campañas de primarias tanto en la izquierda como en la derecha se está reproduciendo en la campaña presidencial, particularmente en las candidaturas de la derecha. Cabe recordar que en las primarias de julio, el resultado final fue distinto a proyecciones iniciales, es así como al comienzo de la campaña de la izquierda el triunfador era Jadue y derrotado era Boric, como también en el inicio de la primaria de la derecha el triunfador era Lavín y el derrotado era Sichel. Las campañas y particularmente los debates televisivos alteraron los pronósticos iniciales.
Destacar también que en una reciente encuesta consultando a los ciudadanos cómo se informaban y conocían a los candidatos y sus propuestas, más del 50% sostuvo que el instrumento que utilizaban eran los debates televisivos; en consecuencia, los debates del lunes 11 de octubre y del 15 de noviembre, cubiertos por todos los canales de televisión, serán esenciales para los candidatos, ya sea para mantener las actuales posiciones o modificarlas.
Me voy a remitir a la última encuesta de hace 48 horas de la agencia Criteria; en la pregunta específica sobre una lista cerrada de los 7 candidatos presidenciales, la manifestación de voto es la siguiente: Gabriel Boric 34%, Sebastián Sichel 24%, José Antonio Kast 22%, Yasna Provoste, mi candidata, 21%; los otros candidatos, Franco Parisi, Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés carecen de porcentaje participativo. Esta encuesta ratifica lo que muchas otras sostienen: que el candidato de la izquierda, Gabriel Boric, pasa a segunda vuelta, pero simultáneamente abre con estos números una interesante competencia por el segundo lugar entre Sichel, Kast y Provoste, con las repercusiones políticas de ese resultado y de esa competencia.
Los desafíos en este escenario son muy distintos para las candidaturas principales. Gabriel Boric tiene que mantener su flanco de izquierda asegurado, pero también abrirse a un voto de la centroizquierda que le asegure una mayor intención de voto en perspectiva de la segunda vuelta; complejo para Boric, considerando la presencia significativa, orgánica y mediática del Partido Comunista y sus contenidos maximalistas.
En el caso de mi candidata, Yasna Provoste, tiene un enorme desafío que es conectar y recuperar para su elección, con la votación de centroizquierda que obtuvo un triunfo significativo en las elecciones territoriales de mayo, donde este bloque obtuvo los siguientes triunfos: eligió más de mil concejales y concejalas y obtuvo el 33% de los votos en esa elección, transformándose en la primera mayoría; obtuvo más de 180 triunfos municipales y logró el triunfo en 11 de las 16 regiones, lo anterior en el despliegue territorial, pero el desafío principal de la senadora Provoste está en los debates televisivos donde debiera proyectar cambios sustantivos en la sociedad chilena, pero garantizar que dichos cambios se producirán respetando la legalidad, en un clima de tranquilidad y estabilidad social y política y fundamentalmente que estos cambios profundos e imprescindibles se harán con gradualidad.
En el caso de la derecha se ha producido y se está produciendo un cambio significativo. El desplazamiento de Sichel por Kast en muchas encuestas, pasando este último al segundo lugar de la campaña general, determina desafíos muy complejos para ambos. José Antonio Kast, en mi opinión, tiene asegurado el voto de la derecha denominada “dura” que le puede permitir triunfar sobre Sichel, pero que es insuficiente en una eventual segunda vuelta de conquistar la mayoría; por otro lado, el otro candidato de la derecha, Sebastián Sichel, apoyado por la derecha tradicional, Renovación Nacional, la UDI, Evópoli y el PRI, vive su peor momento derivado, entre otros elementos, del descuelgue reciente de parlamentarios de la derecha que optan por Kast; de ser apreciado por la opinión pública como el candidato de continuidad de Sebastián Piñera en el peor momento del Presidente de la República, sometido este último a una probable acusación constitucional y a una investigación penal con repercusión nacional y mundial.
Todo lo anterior hace altamente probable, si las condiciones actuales permanecen, que el próximo gobierno sea conducido por la izquierda y la centroizquierda, dado que, para triunfar en la segunda vuelta, ambos bloques y sus candidatos requieren el apoyo mutuo. En mi opinión, dado ese escenario, obliga a estos bloques a que por una parte no defrauden las altas expectativas de la mayoría que quiere transformaciones profundas para una sociedad más justa, pero que simultáneamente esa aspiración la quiere lograr con estabilidad y paz social. Ese es el desafío principal de las candidaturas de Boric y Provoste. (El Mercurio)
Francisco Vidal