En conmemoración de aquel momento y sus impactos, El Líbero y el Instituto Res Publica realizaron el documental “Revolución Rechazada”. Agradezco a ambas instituciones y a todos quienes trabajan en El Líbero por lo hecho y la calidad tanto de las imágenes como de los testimonios. La búsqueda de la verdad sigue pendiente.
Sin golpes bajos, sólo la realidad fotográfica y de videos de lo que ocurrió en Chile esos días junto a valiosos testimonios de Lucy Oporto, Gonzalo Blumel, Sergio Muñoz, Oscar Guillermo Garretón, Sergio Micco, Ximena Rincón, Alejandro San Francisco, Felipe Harboe, la ex convencional Giovanna Grandon “Tía Pikachu”, Max Colodro, Andrés Jouannet y muchos más, ilustraron este dramático momento de Chile, con el objetivo de tratar de buscar la verdad.
Fue sin lugar a dudas un intento de golpe de Estado. Los ciudadanos fueron tratados como un “daño colateral”, dijo Carlos Siri, dueño de la Fuente Alemana. El valioso testimonio de alguien que estuvo en la primera línea del sufrimiento y el horror en la zona cero. Esa línea que recibió el fuego no fue recibida en el Parlamento. Tantos perdieron todo. Sí, miles de negocios, pymes y emprendedores. Carabineros que no sólo fueron denostados y atacados, sino que no daban abasto.
Vivir con miedo a otros ciudadanos es antinatural. En ese momento se perdió la libertad. La tensión que produce el miedo paralizante de ser agredido por otro, un otro que se arrogó el derecho de quitar libertades básicas transforma la sociedad, ya que pierde libertad a cambio de ganar en seguridad.
En analogía a lo que hoy vive Chile, se han cercenado libertades por la violencia y la inseguridad, llegando la gente a encerrarse para no recibir una bala perdida o ser atacada.
Se sustituyó la tranquilidad por el poder que tomó como propio aquella turba. Los violentos se tomaron la calle y la hicieron suya, para destruirla. Los que vivían en la llamada zona cero estaban bajo las reglas de estos miles de sujetos encapuchados escondiendo su cara.
Nunca se recuperaron. Ni psíquicamente ni materialmente. Rodea todo esto, la indiferencia de los responsables. El testimonio de un carabinero al que metieron preso durante 420 días por acusaciones de la fiscal Ximena Chong. Dijo que este carabinero era un peligro para la sociedad. Los valores se trastocaron. Nunca le habían tocado enfrentamientos tan graves y tan desiguales como en ese momento a los carabineros. No es posible olvidar cómo los odiaron y agredieron quienes hoy gobiernan. Las cosas cambiaron: hoy los necesitan y cambiaron la actitud.
La marcha del 25 de octubre fue pacífica y multitudinaria, en donde primaron demandas sociales sobre las que, a pesar de tanto progreso, aún estaba pendiente avanzar con más profundidad. Y siguen pendientes, es más, están peor.
La gente, atrincherada en sus burbujas de protección, fue perdiendo el sentido de la realidad compartida y la capacidad de comunicarse.
Los escolares del Instituto Nacional fueron cooptados. Individuos de overoles blancos incendiando el interior del liceo 3 días antes del 18 de octubre. Tiraban bombas desde el techo.
Quemaron 136 estaciones de metro, 53 iglesias y 500 estaciones policiales, miles de negocios, universidades, centros culturales. Nadie se hizo cargo de estos costos, tampoco hubo responsables. Y los que detuvieron tuvieron pensiones de gracia o fueron indultados por el Presidente Gabriel Boric.
Personeros del actual gobierno -incluyendo al Presidente Boric, Karol Cariola, Camila Vallejos y Giorgio Jackson- gritaban en las calles, pidiendo la renuncia del entonces Presidente Sebastián Piñera. Insultaron a los carabineros. Los amenazaron con refundarlos. Difícil reconstruir confianzas con estos antecedentes.
Jóvenes cuya mayor experiencia fue la de la revuelta estudiantil del 2011 sin experiencia ni de vida ni de gobierno validaron la violencia, la festejaron. Otros fueron cómplices silenciosos que miraron para otro lado.
El día más violento en todo el país fue el 12 de noviembre. Tarde en la noche el Presidente estaba ante la disyuntiva de quienes le pedían que sacara militares a la calle o elegir un camino democrático. Eligió el camino de la vía republicana y democrática, respondiendo al genuino sentir chileno. Convocó a firmar el Acuerdo Por la Paz Social y la Nueva Constitución. La firmaron casi todos los partidos políticos. Se corrieron graves riesgos.
Esta columnista era embajadora de Chile en Uruguay en ese momento. Dolía estar lejos. La pregunta constante era ¿qué pasó con Chile? ¡Era el faro de la región! Difícil explicar lo que estaba ocurriendo. Enrique Iglesias, ex canciller, ex presidente del BID y ex secretario ejecutivo de la CEPAL, decía: ¡Chile volverá a ser ese faro! ¡Que así sea!
Comenzó el trabajo de la Convención el 4 de julio de 2021 que tenía un año para proponer una nueva Constitución. La llamada primera línea que tiraba bombas molotov y destruía fue homenajeada en el Congreso. La recibió además la presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncón.
Quisieron dividir al país en once naciones, importando la plurinacionalidad de Bolivia cuya población indígena es del 50%, siendo útiles a otros objetivos del país vecino.
Quisieron eliminar los símbolos patrios, el himno y la bandera para utilizar las de los pueblos originarios. La superioridad moral, la enorme distancia de la mayoría de los convencionales con las necesidades ciudadanas, ignorando por completo las demandas sociales del 25 de octubre, la falta de diálogo, las mentiras de las que fueron capaces Rojas Vade y otros, caracterizaron a la Convención.
La lucha contra esa Constitución unió a la gente transversalmente. Se trabajó con el entusiasmo de salvar a nuestro país en equipo. Muchos ex Concertación desilusionados, se sumaron en ese momento al movimiento Amarillos por Chile y luego a Demócratas.
Esa Constitución fue apoyada por la ex Presidenta Michelle Bachelet que dijo: “No es perfecta, más se acerca a lo que soñé”; el actual Socialismo Democrático, Claudio Orrego y el Frente Amplio y el Partido Comunista. Destruir todo. Borrar los 30 años. Ir por todo.
Es difícil de entender cómo pudieron estar por el Apruebo de ese texto, a ese costo, renegando de los 30 años. Se puede entender por parte del PC y Frente Amplio. El Socialismo Democrático sorprende, no para bien.
Nunca hicieron la cuenta del costo de implementar la Constitución que fue calculado por un grupo de serios economistas en 45.000 millones de dólares por año. ¿Dónde estaría Chile?
Los ciudadanos rechazaron la violencia y la Constitución. Un gran pueblo tiene Chile. Es un gran país. Los chilenos son sencillos. Con el esfuerzo, la solidaridad y el trabajo salió adelante el país de terremotos de los más grandes de la humanidad. Un pueblo trabajador.
Aspiran a levantarse en la mañana tranquilos, salir a trabajar, tener empleo y que haya trabajo para su familia; que les alcance para llegar a fin de mes, contar con una salud digna sin listas de espera, una educación de calidad y sin violencia en los establecimientos educativos; quieren futuro para sus hijos y nietos; salir a trabajar sin miedo a una balacera, salir a pasear sin temor y no tener que esperar aterrados que algún miembro de la familia regrese sano y salvo cada día; acceder a un crédito para adquirir una vivienda como pudo ser antes de la nefasta política de retiros; recibir pensiones dignas con un sistema que resuelva las verdaderas causas de las bajas pensiones. Dignidad y un entorno seguro. Esta es la forma. Todo esto no ocurre.
El actual gobierno ha sido mediocre y lejano a los problemas y aspiraciones de los ciudadanos. Ya lleva 2 años y 7 meses y no hay logros para mostrar en ninguna materia. Hay un mayor deterioro en los temas de inseguridad, homicidios, narcotráfico; en educación, en salud. Se profundizó el estancamiento económico que comenzó en el segundo gobierno de Bachelet.
Los políticos a que aspiran los chilenos deben ser sencillos, un ejemplo de probidad y transparencia, con vocación de servicio público, sin aspiraciones personales más que las de servir a la patria, honestos y tener los méritos, trayectoria y capacidad suficiente para resolver la inseguridad, retomar la senda hacia el desarrollo y recuperar la gobernabilidad e institucionalidad perdida.
Deben jugarse los empresarios, la academia y los ciudadanos en un proyecto común que recupere a Chile de toda la destrucción recibida, ir a votar y expresarse democráticamente, comprometerse con la patria.
La oportunidad está delante de los ojos. Es ahora. Sólo basta tomar la decisión de ejercer la buena política, unirse mediante objetivos país comunes que le garanticen paz, dignidad, salud, educación y vivienda al pueblo de Chile. Eso no será posible sin el compromiso de todos.
Por cierto, la gran duda: ¿La actual coalición de gobierno volverá a las andadas refundacionales a través de una oposición destructiva como supieron serlo? Luego de ser gobierno que les sirva de aprendizaje para colaborar. Ya no son estudiantes, son adultos y responsables.
Es fundamental conocer la verdad de lo que ocurrió y no dejar a un pueblo entero a ciegas. Algún poeta dijo que cada cual cuenta la guerra desde donde perdió el corazón. Se perdió la seguridad de la patria, se perdió la seguridad del futuro, se perdió el alma de Chile. Se ha ido recuperando, pero requieren de cuidados.
Es necesario realizar una depuración de los malos hábitos de toda la clase política. Esto protegerá a Chile de populismos que empeoren la calidad de vida de la gente. Se lo merecen Chile y los chilenos. (El Líbero)
Iris Boeninger



