101 denuncias de abusos sexuales en establecimientos educacionales

101 denuncias de abusos sexuales en establecimientos educacionales

Compartir
Young Asian preteen teenager boy holding a smartphone and showing a stop sign with his hand, Stop cyber bullying concept, mental health problem

La Superintendencia de Educación recibió el año pasado 101 denuncias por agresiones sexuales, entre las que se incluyen los delitos de violación, abuso sexual, estupro y corrupción de menores.

Así lo dio a conocer la consultora Praesidium Chile, que solicitó las cifras a través de la plataforma de Transparencia. Según los datos obtenidos, la mayor incidencia de estas denuncias se registró en la Región Metropolitana, con un 36,6% de los casos, las siguen las Regiones del Biobío y Coquimbo, con el 13,8% y el 9,9% de las acusaciones, respectivamente.

En relación con el número de denuncias según el tipo de establecimiento, la mayor cantidad de casos se registraron en los colegios particulares subvencionados, que concentraron el 46,5% de los hechos, mientras que en los particulares pagados alcanzó al 19,8%. Los establecimientos municipales, en tanto, registraron un 31,6% del total de casos.

Respecto del nivel de educación en donde más ocurrieron estas denuncias, la enseñanza media encabeza la lista, con un 45,5% de los casos, seguida de la educación básica, con el 33,6%. La educación parvularia registró una incidencia del 4,9%, mientras que en la educación especial se reportaron dos casos de denuncias durante el 2020. Cabe señalar que hubo una acusación de abuso sexual en una sala cuna en ese periodo.

Para la directora ejecutiva de Praesidium Chile, Ximena Schencke, estas cifras comprueban que la pandemia no detuvo la ocurrencia de abusos sexuales en Chile, y el ámbito escolar tampoco fue la excepción. “Todos los establecimientos educacionales deberían tener políticas claras de prevención de abusos sexuales, porque está comprobado que estas agresiones son absolutamente prevenibles”, sostiene, agregando que, en nuestro país, a diferencia de otros lugares como Estados Unidos o Europa, no existe mayor conciencia respecto de la necesidad de construir una cultura de seguridad al interior de los colegios.

“Todo lo que necesita un abusador para llevar a cabo una agresión contra un menor de edad es acceso, privacidad y control y existen herramientas concretas para que las organizaciones puedan mantener a raya los riesgos”, señala Schencke. Al respecto, explica que existen cinco pasos clave que los colegios deben abordar para trabajar el tema de la prevención: Implementar normas; reforzar los procesos de selección para detectar riesgos de abusos; capacitar; supervisar y monitorear e implementar sistemas de respuesta”, indica la experta.

Entre las normas y políticas, que deben ser conocidas por todos los miembros de la organización, Schencke recalca la importancia de la definición de límites entre los adultos y los menores de edad. “Cuando no definimos estas conductas es más difícil que las personas sepan que deben intervenir, y es más probable que las cosas lleguen a algo más grave”, sostiene.

DÓNDE OCURREN LOS ABUSOS

Una información importante que revela la experta es un ranking internacional de lugares dentro de los establecimientos educacionales -o del ámbito escolar- donde más ocurren abusos sexuales.

En primer lugar, se ubican las áreas de recreación como patios, con un 33,3% de incidencias; luego los baños, con un 26,7%, seguido por camarines, con un 20% de abusos reportados. Más abajo aparecen áreas aisladas, con un 6,7% de incidencia, y piscinas y dormitorios o cabañas, con un 3,3% cada una.

Ximena Schencke ahonda, por último, en la importancia que tienen los equipos directivos de los colegios en la gestión de estos riesgos, señalando que, de acuerdo con su experiencia, ellos pueden tomar tres actitudes: “de complacencia, que considera en que ‘esto nunca nos va a pasar; de cumplimiento, conformarse con seguir solo lo que las leyes indiquen; y finalmente de compromiso, que es la categoría a la que queremos llegar y cuyo principio es que la protección es una responsabilidad de todos, donde la capacitación es permanente, y los procesos de selección y evaluación son robustos. Aquí todos los miembros de la organización son parte de la prevención, y tanto estudiantes como otros miembros de la comunidad escolar se mueven dentro de una cultura de seguridad”, concluye. (Praesidium Comunicaciones Red NP)

Dejar una respuesta